sábado, junio 7, 2025
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    Candace Bushnell (la verdadera Carrie Bradshaw) terminó su historia sin Mr. Big

    Carrie no se quedó con Big. Se eligió a sí misma.

    La historia que transformó a Nueva York en un personaje más, que convirtió los cosmopolitan en un símbolo de emancipación femenina y que instaló la pregunta ¿pueden las mujeres tenerlo todo? en el centro del debate cultural, parece tener un final que muchos pasaron por alto.

    Candace Bushnell, la mente detrás del universo Sex and the City, ha dicho en más de una ocasión que, para ella, la historia terminó cuando Carrie se separó de Mr. Big. Y no porque así lo decidió un guion, sino porque así sucedió en la vida real.

    ¿Quién es Candace Bushnell y por qué deberías saberlo?

    Antes de ser una serie, una película o una frase convertida en mantra I couldn’t help but wonder…, Sex and the City fue una columna de opinión en el New York Observer. La autora: Candace Bushnell. La musa: ella misma.

    Bushnell escribió sobre su vida sentimental en Manhattan con una sinceridad filosa, un toque de humor ácido y una narrativa brillante. Su alter ego, Carrie Bradshaw, fue el resultado de esa crónica semanal sobre la modernidad, el sexo, el amor, el fracaso, la ambición y los zapatos de diseñador.

    ¿Y quién fue el verdadero Mr. Big?

    El hombre que inspiró al enigmático, seductor y emocionalmente indisponible Mr. Big no es una invención hollywoodense. Se llama Ron Galotti, un empresario del mundo editorial con quien Candace Bushnell tuvo una relación intensa y tormentosa en los noventa.

    Ambos se conocieron mientras ella salía con el novelista Bret Easton Ellis, y su vínculo pronto se transformó en una historia de idas y venidas. De esas que arrastran, emocionan, confunden y consumen.

    «Era uno de esos tipos de Nueva York con una gran personalidad. Te das cuenta en cuanto le ves entrar en una habitación», dijo Bushnell sobre Galotti en una entrevista para New York Magazine. Suena familiar, ¿verdad?

    ¿Por qué Candace dice que la historia terminó ahí?

    Porque, para ella, así fue. Cuando la relación con Galotti terminó, también lo hizo la narrativa emocional que había sostenido durante años. La versión real de Carrie no se casó con Big, no tuvo un final romántico y tampoco sintió que lo necesitaba.

    Y es que, aunque la serie –como producto televisivo– llevó la historia por otros caminos (como la boda de Carrie y Big o la serie And Just Like That…), la autora original nunca estuvo de acuerdo con ese final. Para ella, el verdadero acto de liberación fue irse. Elegirse. Cortar el ciclo. Y ese era el verdadero mensaje.

    ¿Entonces la ficción nos mintió?

    No exactamente. La ficción nos dio algo que muchas personas deseaban: una reconciliación y una boda. Pero en ese proceso también se distorsionó el espíritu inicial de la historia: mostrar lo difícil, lo contradictorio y lo no lineal que es el amor cuando no se ajusta a los moldes clásicos.

    Carrie, en la vida real, no se quedó con Mr. Big. Y esa también es una victoria.

    ¿Y si la historia nunca fue de amor, sino de libertad?

    Tal vez eso fue Sex and the City desde el principio: una historia sobre mujeres que buscaban el amor, sí, pero también la libertad. Libertad de elección, de deseo, de cuerpo, de camino. Y si Carrie Bradshaw, tanto la real como la ficticia, nos dejó una lección duradera, es que el final feliz puede tener muchas formas, y que irse también puede ser una de ellas.

    La verdadera historia de Carrie Bradshaw no fue una historia de amor con Mr. Big. Fue una historia de amor consigo misma.

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