¿Un vibrador por Harry Styles? Sí, leíste bien. El ícono del pop que ha hecho de la fluidez estética su sello personal da un paso más en su universo sensorial con Pleasing Yourself, la nueva y provocadora extensión de su marca Pleasing. ¿El objetivo? Convertir el (auto)placer en una experiencia bella, libre y sin vergüenza.
El resultado: un vibrador tan minimalista como efectivo, un lubricante pensado para el cuerpo y el deseo, y una estética que transforma lo íntimo en arte de culto. Harry no solo lanza un producto, lanza un mensaje: complacerte es un acto de amor propio. Y sí, también puede ser chic.
¿Una estrella del pop lanzando vibradores? Sí, y tenía que ser Harry
Harry Styles lo hizo otra vez. No con un nuevo álbum, ni con una gira sorpresa, sino con algo más íntimo, audaz y, por qué no, poético: una línea de juguetes sexuales. Bajo el nombre Pleasing Yourself, esta nueva extensión de su marca Pleasing pone sobre la mesa algo más que diseño y erotismo: pone una conversación urgente sobre placer, cuerpo, deseo y libertad. Y sí, lo hace en tonos rosa pastel.
¿Qué incluye Pleasing Yourself? Diseño, funcionalidad y sensibilidad
La colección está compuesta por dos productos clave:
- Un vibrador de doble extremo, tan elegante como funcional, creado en colaboración con la educadora sexual Zoë Ligon.
- Un lubricante de silicona, aprobado por la FDA, pensado para acompañar la experiencia con seguridad y suavidad.
El vibrador —minimalista, curvo y con dos extremos controlables de forma independiente— no solo es bello: es inclusivo. Diseñado para ‘un caleidoscopio de cuerpos y deseos’, como explica la marca, está pensado para el juego individual o en pareja, sin etiquetas ni límites.
¿Por qué este lanzamiento tiene tanto sentido?
Aunque parezca inesperado, Pleasure Yourself es una evolución lógica del universo que Harry Styles ha construido: uno en el que no hay género fijo, donde lo sensual es bello, lo bello es arte y el arte puede (y debe) provocar. Lo suyo no es simplemente vender un producto, sino abrir una puerta. Porque Harry no está vendiendo un vibrador. Está vendiendo una idea: que complacerte está bien. Que explorarte no necesita permiso. Que el cuerpo —y lo que hacemos con él— puede ser una celebración.
¿Y qué hay del diseño? Porque sí, importa (mucho)
En un mundo saturado de productos sexuales que suelen rozar lo exagerado o lo funcional, Pleasing Yourself aparece como un objeto de deseo estético. El vibrador podría confundirse fácilmente con una escultura en tu mesa de noche. Sus tonos rosa pastel, su forma intuitiva, su tamaño perfecto para el bolso (sí, bolso)… todo grita cool, soft y safe. Este no es un objeto que escondes. Es uno que expones.
¿Cómo reacciona el fandom (y el internet)?
El teaser promocional fue sutil pero potente: un teléfono rojo, unas manos tatuadas, un papel doblado y una voz que susurra: ‘Please yourself like you mean it’. No hacía falta más. Las redes estallaron. Memes, fanarts, TikToks, hilos de Twitter. Para muchos, el lanzamiento fue como ver su fanfiction favorito cobrar vida. Y eso, en el universo digital, es marketing emocional en su punto más alto.
¿Dónde comprar Pleasing Yourself?
Los dos productos de esta línea —el vibrador y el lubricante— ya están disponibles exclusivamente a través del sitio web oficial de Pleasing. El vibrador tiene un precio de $68.00 USD, mientras que el lubricante cuesta $25.00 USD.
Ambos están destinados exclusivamente a personas mayores de 18 años. Al comprar o utilizar cualquiera de los productos, confirmas que eres mayor de edad. Dos objetos de bienestar sexual, sí, pero también de diseño, que celebran el gusto por el placer propio con elegancia y sin culpa.
¿Placer con causa? También
Más allá del diseño y la narrativa sensual, hay una dimensión ética detrás del proyecto. Según The Cut, Pleasing planea una colaboración con Planned Parenthood Federation of America para lanzar preservativos en un futuro próximo. Una jugada que transforma el placer en conversación, y la conversación en acción social.
Harry Styles ha creado una experiencia, una narrativa y un símbolo. En tiempos donde el discurso sobre la sexualidad aún arrastra tabúes, vergüenza y silencios, él pone el cuerpo (y la voz) al servicio de la libertad. Y lo hace como solo él puede: con arte, ternura, humor y mucha, mucha belleza.
