El tercer día del BRICS+ Fashion Summit en Moscú fue quizá el más inspirador para quienes ven en la moda algo más que ropa: un universo donde se cruzan educación, ciencia y cultura.
El programa reunió a expertos de escuelas de diseño, innovadores textiles y representantes de asociaciones internacionales en un debate que dejó una idea clara: la moda del futuro no se improvisa, se educa y se investiga desde ahora.
Desaprender para crear distinto
Uno de los paneles más comentados fue Anti-Trends in Education, que planteó una provocación: ¿qué conocimientos debemos olvidar para poder innovar?
Profesores de India, Brasil y Sudáfrica coincidieron en que las escuelas de moda no pueden seguir enseñando solo bajo cánones eurocéntricos. Hoy es tan importante aprender a bordar como entender de sostenibilidad, tan relevante saber de costura como manejar software de diseño 3D.




No podemos evitar la comparación con nuestra realidad: ¿cuántos programas académicos se enfocan todavía en técnicas tradicionales sin integrar herramientas digitales o nociones de responsabilidad social? La lección fue clara: necesitamos formar diseñadores capaces de dialogar con el mundo global sin perder conexión con sus raíces locales.
Textiles 2.0: la ciencia entra en la pasarela
La sesión Textiles 2.0 fue uno de los momentos más sorprendentes del Summit. Se mostraron fibras biodegradables que se descomponen en pocos meses, telas creadas en laboratorio y textiles inteligentes capaces de adaptarse a la temperatura corporal. Lo que parecía ciencia ficción ya está en pruebas piloto y promete transformar por completo la forma en que vestimos.
Para los asistentes, la sensación fue de vértigo: ¿qué significa la moda cuando una tela puede cambiar de color o cuidar la piel?
En México, donde conviven la tradición artesanal y la innovación tecnológica, este tipo de avances abre la puerta a un diálogo fascinante. Imaginar un rebozo hecho con fibras inteligentes o un bordado artesanal sobre un textil de laboratorio no es utopía, es una posibilidad que podría posicionar al diseño mexicano en la vanguardia global.
Diplomacia en clave de moda
El cierre del día llegó con la plenaria Cultural Diplomacy. How Fashion Is Changing the Global Agenda. Aquí la moda se presentó como un lenguaje político, una forma de tender puentes en tiempos de tensiones internacionales.
Los desfiles y foros de Moscú demostraron que un vestido o una técnica artesanal pueden ser embajadas simbólicas, capaces de representar a un país tanto como un discurso oficial.



La participación de más de sesenta naciones dejó un mensaje poderoso: la moda es un terreno donde se pueden negociar identidades, mostrar fortalezas y proyectar mensajes de apertura. Para México, esto significa una oportunidad única: usar nuestra diversidad textil y cultural como carta de presentación en escenarios internacionales.
Una inspiración para México
El Summit dejó preguntas que también resuenan en nuestro país:
- ¿Estamos educando a los futuros diseñadores con las herramientas necesarias para competir en un mercado globalizado?
- ¿Estamos invirtiendo en investigación textil que permita innovar más allá de las técnicas tradicionales?
- ¿Estamos entendiendo la moda como diplomacia cultural y no solo como industria creativa?
La respuesta no es sencilla, pero la inspiración está ahí. Si algo demostró Moscú es que la moda del futuro será colaborativa, tecnológica y profundamente cultural. México, con su riqueza de tradiciones y su creatividad joven, tiene todo para ser protagonista.

Sembrar hoy lo que vestiremos mañana
La enseñanza principal del BRICS+ Fashion Summit es que el futuro de la moda no se construye con improvisación. Requiere visión educativa, inversión científica y conciencia cultural.
Para México, la invitación es clara: hay que sembrar hoy el terreno para que mañana la moda nacional no solo vista, sino que también represente, innove y dialogue con el mundo.