Por: Nancy Estrada
Antes de que su nombre empezara a brillar en revistas de moda, Akima Maldonado ya estaba destinada a ser más que un rostro bonito. Conocida por su presencia magnética frente a las cámaras, Akima ha encontrado en la actuación y el modelaje no solo un camino profesional, sino un espacio de exploración personal.
Su historia no comienza en las pasarelas, sino en la curiosidad de una mujer que aprendió a mirar más allá de lo evidente y a reconocerse en los matices de la vida.
Hoy, desde la consolidación de su carrera y la atención que despierta en redes sociales, habla con una transparencia poco común en el medio. No rehúye a la vulnerabilidad ni a las preguntas difíciles, y desde esa honestidad comparte lo que la ha formado como artista y como mujer.

La mujer más allá de la imagen
‘Fuera de las cámaras soy una persona que intenta todos los días ser mejor y aprender’, dice Akima con serenidad. Aunque su carrera ha estado marcada por la moda, las pasarelas y los reflectores, la actriz y modelo insiste en que su identidad no se reduce a su trabajo:
‘Intento no basar toda mi esencia en mis logros, sino en las pequeñas cosas: la lectura, mis amistades, una conversación’. En un medio donde la apariencia puede volverse una carga, Akima elige la curiosidad y la empatía como motores:
‘Trato de encontrar lo profundo en lo sencillo, en la cotidianidad y en las relaciones’. Esa mirada íntima y humana le ha permitido construir un equilibrio poco común en la industria del entretenimiento.
Migrar para renacer
Su vida dio un giro radical hace cinco años, cuando decidió dejar Colombia. ‘Migrar ha sido el proceso más transformador de mi vida […]. Es doloroso porque dejas personas que amas, costumbres, comunidad e incluso una identidad. Pero te enfrentas a tus miedos, a la soledad y a la incertidumbre, y eso me convirtió en una mujer mucho más independiente‘, confiesa.
De aquel trayecto lleno de nostalgia y desafíos, Akima aprendió una lección vital: ‘Me di cuenta de que soy capaz y valiente, y que en todos los lugares del mundo voy a encontrar personas buenas y voy a poder ser feliz’.

Soledad, la maestra inesperada
Aunque muchos piensan que la moda es sinónimo de glamour y compañía, Akima sabe que la realidad puede ser distinta: ‘El modelaje es una carrera muy solitaria […]. Desde que me fui de casa he estado en diferentes países, enfrentándome a culturas y situaciones nuevas, pero sobre todo a la soledad’.
Ese silencio obligado se convirtió en un espacio de autoconocimiento: ‘Tuve muchos años de reflexión, de crisis, de superar lecciones, de encontrarme a mí misma. No habría tenido tanta claridad sobre quién soy ni sobre mis sueños si no hubiera pasado por esos momentos difíciles de soledad‘.
La dualidad de las redes
En la era digital, la exposición se convierte en una extensión inevitable de la vida pública. Para Akima, las redes son ‘ventanitas’ que muestran apenas un fragmento de la realidad:
‘Me encanta compartir mi pedacito de realidad, pero siempre desde un lugar en el que me sienta cómoda, congruente con mis valores y mi manera de ver el mundo’.
Ese ejercicio, reconoce, tiene luces y sombras: ‘90% de mi experiencia en redes ha sido positiva, pero es inevitable no ser susceptible a las opiniones externas. Aprendí a no tomarlas tan en serio. Ni lo muy malo ni lo muy bueno son completamente reales’.
Las redes, sin embargo, también le han permitido ampliar sus horizontes: ‘Puedo compartir un pensamiento y alguien me lo debate, me hace cambiar de opinión o me ofrece un consejo útil. Se abre un mundo de conocimiento en el que puedes crecer si estás dispuesta a escuchar‘.

Volver a lo esencial
En medio de la velocidad del trabajo, Akima siempre regresa a su origen: la familia. ‘Cuando estoy desbalanceada, cuando el foco es solo el trabajo, vuelvo a mis relaciones. Estar con mis papás, con mi hermana o mis primas me devuelve a mi esencia. Vuelvo a sentir que tengo doce años y que la vida puede ser sencilla y profunda a la vez’.
Ese refugio afectivo no solo le recuerda quién era antes de la fama, sino que le devuelve la perspectiva sobre lo que realmente importa. ‘Lo demás son simplemente cosas que pasan alrededor’, dice con una sonrisa.
Compartirse sin miedo
Abrirse al público no ha sido un camino sencillo. ‘Al comienzo sentí miedo por compartir de manera tan honesta, hasta que encontré el balance de lo que realmente quería mostrar’, recuerda.
Hoy, esa apertura es fuente de plenitud: ‘Me gusta tener la libertad de compartir quién soy, mi manera de ver el mundo y mis sueños sin preocuparme por lo que piensen los demás. Simplemente dejándome ser‘.
Lo que más la inspira es la creatividad y la posibilidad de conectar con otros: ‘Es maravilloso que en las redes todos podamos expresarnos con facilidad, compartir lo que creamos y generar vínculos auténticos’.

Bolso: Paper Bag, Bimba y Lola.
Los proyectos que vienen
Este año, Akima decidió darle forma a su propio universo creativo.‘Estoy trabajando en mi primer libro’, revela con entusiasmo. A la par, participa en una serie de Amazon que pronto verá la luz, mientras continúa su carrera en el modelaje, principalmente en Nueva York:
‘Espero poder hacer muchas campañas y seguir construyendo mi proyecto personal en redes’. Entre los reflectores y la intimidad de lo cotidiano, Akima se muestra como una mujer consciente de su tiempo y de su esencia.
Una mujer que aprendió a habitar la vulnerabilidad y a transformar la soledad en fortaleza. Una mujer que, más allá de su belleza evidente, ha hecho de la autenticidad su mayor declaración de estilo.

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Créditos:
Fotografía: Carlos Ruizc
Realización: Gerard Angulo
Maquillaje: Carlos Morales
Asistente de moda: Michelle Ortíz
Asistente de fotografía: Daniel Lozada
Producción: Yuliet Delgado