Chanel SS26 despega hacia un universo propio. Bajo la dirección de Matthieu Blazy, la maison parisina se libera del archivo para mirar al cielo, literal y metafóricamente, con una colección que flota entre el tweed, las plumas y los destellos metálicos.
Es la primera gran declaración de Blazy: elegante, contemporánea y profundamente libre, un Chanel que respira y se mueve como nunca antes.
¿Cómo se traduce el lenguaje de Coco en el siglo XXI según Matthieu Blazy?
Blazy no ha revivido el archivo, sino su espíritu. Su punto de partida no es la nostalgia, sino la revolución silenciosa que Coco provocó cuando liberó el cuerpo femenino. Las chaquetas de tweed, los zapatos bicolor y las perlas siguen ahí, pero en esta versión el cuerpo respira distinto. Las cinturas bajan, los drapeados abrazan el movimiento y los flecos —herencia de su etapa en Bottega Veneta— evocan una feminidad que se desliza entre la historia y la irreverencia.
El tweed, emblema eterno de la casa, se aligera hasta parecer aire. Su textura bicolor apenas se distingue, como si el hilo quisiera desaparecer entre los reflejos de la luna. Chanel, por fin, se desencorseta otra vez.

¿Qué tendencias y prendas marcaron Chanel SS26?
Chanel SS26 combina tradición y vanguardia con una naturalidad sorprendente. Las siluetas fluyen entre lo estructurado y lo etéreo: chaquetas de tweed ligero con ribetes contrastados, faldas que flotan y vestidos drapeados que capturan el movimiento del cuerpo. Los trajes oversize, los pantalones de corte relajado y las blusas de gran volumen equilibran elegancia y comodidad, mientras que los flecos aportan dinamismo y un guiño a los años veinte.
Entre los accesorios, los zapatos de charol blanco, los bolsos con cadena metálica y los collares con motivos astrales completan la narrativa cósmica del desfile, demostrando que cada pieza, desde la más práctica hasta la más exuberante, juega un papel en el universo Chanel de Blazy.

¿Qué papel juegan el color y la textura en este nuevo Chanel SS26?
La paleta se expande más allá del blanco y negro. Hay reflejos de plata, oro y azul profundo, pero también irrupciones de naranja, fucsia y rojo encendido. Es el cielo en movimiento: amanecer, ocaso y noche en un mismo desfile. Las combinaciones cromáticas sugieren energía cósmica, mientras que las texturas metálicas capturan el brillo de las estrellas.
Cada tejido —del tweed aireado al satén líquido— parece pensado para atrapar la luz desde un ángulo distinto. Es una exploración sensorial, casi cinematográfica.


¿Hacia dónde se dirige Chanel ahora?
Matthieu Blazy ha hecho algo casi imposible: devolverle el pulso a una maison que parecía atrapada entre su pasado glorioso y la modernidad obligada. Su Chanel no es una ruptura, es una evolución. Es la reinterpretación de una herencia a través del movimiento, la ligereza y la emoción.

En este paisaje lunar, Chanel encuentra su propio renacer. La casa que liberó a las mujeres del corsé vuelve a hacerlo, esta vez del peso del archivo. Lo cósmico se convierte en metáfora de libertad: el cielo, infinito y sin límites, como el nuevo horizonte de la firma.