sábado, mayo 18, 2024
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    ¿Estamos en la era de soledad?

    En una era de híperconectividad, parece que estamos más aislados que nunca. ¿Qué hay detrás de esta epidemia de soledad?

    La premisa de «Friends» cada día se siente un poco más lejana. Un grupo de amigos viviendo juntos en Nueva York suena ya como una fantasía. Ahora realmente ¿quién pude decir que vive con sus amigos al mismo tiempo que mantiene un trabajo demandante y le da tiempo de sentarse con ellos en la cafetería más cercana?. Aunque la promesa del internet y las redes sociales fue conectarnos, parece que más bien nos ha aislado en nuestra jaula personal de contenido. La soledad está a la orden del día y la pandemia solo agudizó el problema.

    Esta es una problemática que no tiene una causa simple, existen múltiples factores que influyen en nuestras dinámicas sociales. Si queremos comenzar con los más pequeños, muchos de los niños ya no juegan en el parque, los dispositivos electrónicos dominan su atención. 

    Atomización y soledad

    Las dinámicas vecinales han cambiado. Desde la introducción de la televisión las familias pueden pasar más tiempo en sus casas. La siguiente generación, las plataformas de streaming ofrecen un flujo constante de contenido. Esto sumado con horarios de trabajo cada vez más demandantes propician la eliminación del tercer espacio. En la sociología, Ray Oldenburg lo definió como un lugar que no sea económicamente restrictivo donde la gente pudiera entablar conversaciones libremente. La vida es más cara y tenemos menos tiempo para dedicar a la espontaneidad. 

    Las redes sociales por accidente ocupan ese tercer lugar, pero no son la alternativa más sana porque presentan distorsiones de cómo realmente se ve la vida. En cualquier momento puedes encontrarte con información falsa, autenticidad fabricada o simplemente escenas terroríficas que, al tratarse de sufrimiento real, impactan de forma negativa nuestra mente.

    Sociedades dispersas

    Cada vez nuestras interacciones son más limitadas. Piensa, ¿Cada cuánto tiempo puedes visitar a tus amigos? ¿Cuántas veces alguien cancela por trabajo, familia o imprevistos?¿Cuándo fue la última vez que hablaste con un desconocido en el supermercado?

    Esto no habla necesariamente de nuestros propios fallos, es fácil entender la falta de interacciones interpersonales cuando vivimos en un estado constante de inseguridad.

    Mantener amistades requiere de mantenimiento, en la niñez y la juventud es más fácil porque están unidos a un mismo contexto, sea la escuela o alguna actividad extracurricular. Pero más adelante surgen necesidades, mudanzas, familias que se vuelven prioridad. 

    @gremlita

    food for thought let me know!!

    ♬ original sound – Mina Le

    Un favor desinteresado

    Algo que también se incrementa en este ambiente de individualización es la mercantilización de los favores. Casi cualquier necesidad que no pueda resolver algún familiar se puede resolver con dinero. Si necesitas comprar algo, te puede llegar al día siguiente. Si necesitas un ride, hay una app para eso. Si no tienes tiempo de hacer el súper puedes pagar para que alguien lo haga por ti. Uno de los favores más lindos que recibí como estudiante foráneo fue que una gran amiga me ayudó a mudarme de mi departamento a otro, con la gran recompensa siendo pasar un momento frente al Monumento a la Patria comiendo helados y papas fritas.

    Fotografía: Max Ravier/Pexels

    Esto es parte de la reciprocidad, hacer un favor por alguien sin esperar algo a cambio. Pero para poder ofrecer ayuda, tienes que estar presente para darte cuenta de que alguien necesita.

    Hacer favores tiene un efecto positivo. Carolyn Schwartz, profesora e investigadora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts encontró que aquellas personas que ayudan o hacen caridad son más felices y menos propensas a desarrollar depresión. Esto también se traduce en comunidades vecinales que confían más unos de otros. Quienes que confían más en sus vecinos suelen hacer más voluntariado, donar a caridad y se involucran en el mejoramiento de su ciudad.

    Para combatir la soledad, es necesario buscar la incertidumbre

    Fotografía: Dimitry Zvolskiy/Pexels

    Nuestros hábitos en este momento nos llevan a sentirnos más aislados y solos. Quizá es momento de retomar tus amistades de forma más intencional y entablar conversaciones con nuevas personas. Para esto es indispensable crear nuevos terceros espacios donde todos se puedan reunir, sin tener que pagar para estar. Hablando se entiende la gente y hoy más que nunca nos urge tener conversaciones entre nosotros. 

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