¿Primera cita o terapia? Bienvenida al floodlighting, la razón por la que tus dates no pasan del primer match o primer encuentro. Porque sí, hoy hablar de tu infancia rota, tu última ruptura o ese episodio de ansiedad en el primer café es más común de lo que crees.
Pero, ¿qué pasa cuando esa sinceridad brutal termina asustando más que enamorando? En la era del amor digital y la inmediatez emocional, nos lanzamos a compartirlo todo sin filtro ni pausa, esperando que eso genere magia instantánea. Spoiler alert: no siempre funciona así.
El floodlighting —ese fenómeno que inunda a tu cita con un tsunami de emociones y confesiones— es la nueva tendencia que está dejando a muchos preguntándose por qué nadie vuelve a contestar el mensaje después de la primera salida.
¿Qué es exactamente el floodlighting?
El término floodlighting (iluminación de inundación, en inglés) describe la práctica de compartir detalles profundamente íntimos —piensa en traumas, duelos, ansiedad, ex parejas o tu historial familiar— en las primeras citas. Lo que para algunos puede parecer vulnerabilidad pura, para otros se siente como una avalancha emocional sin previo aviso.
Según algunos terapeutas, esta necesidad de conexión intensa e inmediata suele surgir de heridas mal sanadas. Es una forma de decir mira todo lo que soy, cuando ni siquiera hay una base segura sobre la que construir algo.
¿Por qué se ha vuelto tan común?
La generación que aprendió a compartir su vida en stories de 15 segundos también ha empezado a trasladar esa lógica de inmediatez emocional a sus relaciones. Crecer contando todo en línea crea un nuevo estándar: si no compartes tu herida emocional más reciente, ¿realmente estás siendo genuino?
Y es que en una era donde la transparencia se aplaude, el timing emocional queda en segundo plano. El problema —como señala la terapeuta Sarah Hodges— es que compartir sin contexto puede sentirse más como presión que como conexión. Y ahí es donde todo se desmorona.
¿Cómo se manifiesta el floodlighting?
Estas son algunas red flags que puedes detectar en tiempo real:
- Conversaciones dominadas por temas emocionalmente pesados desde el primer Aperol Spritz.
- Monólogos sobre traumas, sin espacio para una conversación real.
- Necesidad urgente de aprobación o cercanía.
- Incapacidad para disfrutar del presente sin convertirlo en una sesión de terapia encubierta.
Lo más peligroso del floodlighting es que suele disfrazarse de profundidad, cuando en realidad es un atajo emocional —una forma de saltarse los cimientos y querer construir el ático de la relación en la primera cita.
¿En qué se diferencia del love bombing?
Mientras el love bombing se trata de halagos y gestos románticos abrumadores para conquistar al otro, el floodlighting cambia el lenguaje del exceso: aquí, en vez de flores y promesas, hay confesiones crudas y verdades que nadie pidió tan pronto.
Ambos comportamientos comparten una urgencia: la necesidad de generar conexión rápidamente. Pero lo hacen desde lugares distintos. El primero endulza; el segundo desborda.
¿Qué efectos tiene sobre tus relaciones?
- Crea una intimidad falsa: Compartir lo más doloroso de tu historia antes de conocer al otro realmente puede generar una ilusión de cercanía. Pero no es real, ni estable.
- Genera incomodidad o presión emocional: Tu cita puede sentirse emocionalmente responsable de alguien que, en teoría, aún no conoce.
- Funciona como sabotaje inconsciente: Muchos practican el floodlighting como una forma de filtrar rápido: si la otra persona se queda tras conocer lo peor, es señal de que vale la pena. Pero este filtro puede espantar incluso a quien sí tenía interés.
¿Cómo evitar caer en esta tendencia?
- Pausa antes de compartir: Pregúntate ¿estoy contando esto para conectar o para protegerme del rechazo antes de tiempo?
- Busca la reciprocidad: Si estás revelando tus heridas y la otra persona solo habla de su serie favorita, probablemente estás yendo demasiado lejos.
- No todo tiene que ser profundo: Las conversaciones ligeras también construyen vínculos. Ríe. Pregunta. Escucha. Eso también es intimidad.
- Guarda algo para después: El misterio no es falta de autenticidad. Es darle espacio a que el otro te descubra poco a poco.
El amor —el real, el sano, el que construye— no necesita monólogos dramáticos desde el día uno. Necesita miradas, silencios, risas tontas. Necesita tiempo. Así que, la próxima vez que sientas ganas de vaciar tu corazón sobre la mesa en la primera cita, respira. Y recuerda: puedes ser honesto sin ser abrumador. Vulnerable sin exponerte. Humano, sin inundar.