Hay películas que no solo se estrenan: irrumpen. Fue solo un accidente llega a México este 4 de diciembre con la fuerza de un secreto a punto de revelarse, un thriller moral que dejó a Cannes en silencio y que confirma, una vez más, que Jafar Panahi no filma historias: filma cicatrices.
Lo nuevo de MUBI se mueve entre memoria, culpa y un deseo feroz de justicia, envolviéndonos en una pregunta que late como un susurro incómodo: ¿qué pasa cuando el pasado que intentaste enterrar vuelve a mirarte de frente?
¿De qué va realmente esta historia llamada ‘Fue solo un accidente’?
La premisa parece simple, pero la fuerza está en todo lo que la desborda. Vahid, un mecánico marcado por su paso por prisión, cree reconocer al hombre que pudo haber sido su torturador. Lo secuestra, enfrenta, observa y duda. El único rastro para confirmarlo: el sonido inconfundible de una pierna protésica. La pregunta que recorre la película (casi como ese chirrido metálico) no es solo ‘¿es él?’, sino algo mucho más profundo: ¿qué hacemos con un dolor que nunca encontró justicia?
En torno a él, un grupo de víctimas liberadas comparte miedos, recuerdos y fracturas. Lo que empieza como una búsqueda de certeza se convierte en una radiografía del trauma colectivo.

¿Por qué esta película se siente como un acto de resistencia?
Panahi no filma desde la teoría: filma desde la vida. Desde la experiencia de la detención injusta, la censura, la vigilancia, las prohibiciones, los silencios obligados. Fue solo un accidente vibra con esa energía: es cine que mira al poder directamente a los ojos, sin bajar la cámara.
Con un autoritarismo siempre presente como bruma, el filme desarma la narrativa clásica del ‘bien’ y el ‘mal’ para recordarnos lo que muchas veces preferimos no ver: que la moral es un terreno movedizo. Que la venganza es un espejismo. Y que el pasado nunca desaparece realmente.
¿Quiénes dan vida a ‘Fue solo un accidente’?
El elenco funciona como una coreografía tensa, cargada de verdad.
- Vahid Mobasheri y Ebrahim Azizi llevan la confrontación emocional a un terreno casi físico, donde cada mirada y cada pausa pesan.
- Se suman Mariam Afshari, Hadis Pakbaten, Majid Panahi y Mohamad Ale Elyasmehr, quienes completan el círculo emocional del protagonista, aportando capas de fragilidad, rabia y humanidad.
El resultado: actuaciones que no se exhiben, sino que respiran.

¿Qué significa que represente a Francia en los Óscar 2026?
Más allá del prestigio, esta selección es una declaración. Habla del reconocimiento internacional hacia Panahi, de su capacidad para transformar experiencias personales en relatos universales y de la potencia emocional que la industria ve en esta obra.
Significa que el mundo está mirando. Y que esta cinta, incómoda y hermosa a partes iguales, pide (y merece) ser escuchada.
¿Cuándo verla en cines y por qué no puedes perdértela?
Fue solo un accidente aterriza en salas mexicanas el jueves 4 de diciembre de 2025. Más que un estreno, es una experiencia que pide ser vivida en pantalla grande: el suspenso, las miradas cargadas de historia y cada pausa emocional están diseñados para sentirse en el pecho, no en la palma de la mano.
Verla en cines no es solo ver una película: es atravesar un thriller moral que te obliga a cuestionar la justicia, el trauma y la memoria. Cada escena, cada silencio, cada chirrido de la pierna protésica se disfruta mejor en un espacio donde la tensión y la emoción pueden llenar la sala.
Si buscas un estreno que combine cine político, tensión narrativa y actuaciones que golpean como un susurro, este es el momento y el lugar para experimentarlo.

