Georgina Amorós: ‘Prefiero hacerlo de forma imperfecta a no haberlo hecho’

Por: Elsa Cavazos

Como sociedad, acostumbramos a etiquetar todo lo que nos rodea. Identificamos a las personas por su profesión, relaciones o círculo social, elementos que se convierten en  representantes de su identidad. Sin embargo, encasillarse a una sola definición puede resultar asfixiante. 

Georgina Amorós comprende a la perfección la importancia de reinventarse y adoptar nuevas pieles. Como actriz, ha navegado lo desconocido con naturalidad, considerando que uno de sus mayores placeres es desafiarse constantemente ante nuevos horizontes.

Más allá de las etiquetas 

Pero más allá de los personajes, existe simplemente Georgina. No la actriz, sino la mujer; no la mujer, sino la persona que disfruta del tiempo junto a sus seres queridos, que goza viajar, probar cosas nuevas, escribir y pintar. 

Ella encuentra belleza en lo cotidiano, en la paz que trae el fluir natural y en deleitarse de los placeres mundanos. Desprenderse del adjetivo que te ha definido durante años no es sencillo, pero el camino del autoconocimiento resulta enriquecedor y te transforma en alguien que valora su propia compañía, con o sin etiquetas. 

‘Siento que, habiendo comenzado a trabajar a los cinco años, esto es algo que estoy empezando a descubrir desde hace poco. La actriz ha ocupado siempre tanto espacio que no ha dejado mucho al resto […]’

‘Lo que sí sé es que me niego a que una sola etiqueta me defina; las entiendo, pero creo que pueden llegar a ser límites que nos ponemos a nosotras mismas’, nos comparte.

Como actriz, Georgina ha aprendido a transformarse en personas completamente ajenas a su esencia, descubriendo con sorpresa facetas propias que nunca había visto y que comparten:

‘Inevitablemente, todos los personajes tienen partes de mí, aunque no siempre les atribuyo esas partes siendo del todo consciente de que yo también las tengo. Es bonito descubrir aspectos de mí misma que no conocía a través de ellos’. 

Las lecciones más valiosas de su vida

Una de las lecciones más valiosas que le ha dejado su profesión es aceptar que el público no siempre amará a un personaje y que, frecuentemente, no sabrá separarlo de la persona real.

A sus 27 años, comprende que su valor intrínseco no depende de opiniones ajenas. Ella conoce mejor que nadie quién es Georgina, y eso es suficiente. 

‘Si yo conformara mi identidad según lo volátil y aleatoria que es mi profesión, estaría destruida. He tenido que aprender que las modas, las preferencias y los likes (por decirlo frívolamente) no tienen nada que ver con mi persona. Que la aprobación externa que acompaña a mi trabajo no me hace más o menos válida cómo persona‘, afirma.

Al cuestionarle sobre cuál de sus personajes se asemeja más a ella, confiesa que Irene de Todas las veces que nos enamoramos, ya que le recordó a la Georgina universitaria que se mudó a Madrid con 18 años: 

‘Llena de ilusión y ganas de vivirlo todo. Creo que esa etapa, en la que te independizas con compañeros de piso que se convierten en compañeros de vida, estudiando y haciendo lo que quieres, es muy especial, un tema que nos toca a todas’.

Su observación es acertada. La experiencia universitaria conecta con muchas personas. 

Más allá de los reflectores 

Representa una realidad alcanzable para quien ve la serie, un reflejo de quién es Georgina fuera de pantalla: una joven con sueños y metas aún por cumplir.

Respecto a sus anhelos profesionales, revela que desea interpretar un personaje loco o participar en una buena comedia, así como trabajar en México, cuyo cine admira profundamente. 

Recientemente interpretó a una reina caprichosa y alocada; con ello, Georgina anhela reconocer los límites entre la realidad, lo descabellado y lo absurdo:

‘Me encantaría seguir explorándolo, siento que es un registro en el que la gente no me imagina tanto […], tipo Ruben Östlund, o una película que vi hace poco que se llama September Says de Ariane Labed o el cine nórdico. Pero por encima de todo, sea lo que sea, que me sorprenda’.

A través de su trabajo (que es solo una de sus múltiples facetas) Georgina se permite jugar. ‘Es un momento en el que, despojados de la presión que viene a continuación, la creatividad lo ocupa todo, y me siento como una niña jugando, es muy divertido’, comenta sobre el proceso de crear un personaje y adentrarse en un nuevo universo. 

Asimismo, lo que más disfruta es el proceso de preparación: ensayar, investigar el personaje, conocer al elenco. ‘Querer comprenderlo todo’, señala, contrastando con su siguiente declaración: ‘Pero también el momento en que dicen ‘acción’ y el tiempo se suspende. Creo que soy adicta a esa sensación‘.

Los rituales de Georgina Amorós

Se sabe que las carreras creativas como estas están plagadas de obstáculos, pero Georgina es resiliente. Ha enfrentado momentos donde casi se rinde; sin embargo, persistió.

Está convencida de que superar épocas difíciles la ha moldeado en quién es ahora: ‘Y me gusta bastante esa persona’, confirma. 

También ha conseguido reorganizar sus prioridades, agradecer lo que genuinamente la hace feliz y valorar que su profesión le permite hacer lo que ama: interpretar. ‘Eso es lo que me motivó a seguir, que me lo paso muy bien dando vida a personajes y a historias que me emocionan‘, asegura. 

Su proceso creativo incluye rituales específicos: crea listas de música para cada personaje y, en ocasiones, para escenas particulares. La incorporación del sonido a momentos o personajes que interpretará le permite conectar más profundamente mientras memoriza sus guiones y se prepara para estar presente en escena: 

‘La música siempre es una gran aliada, nos puede transportar a lugares muy lejanos en dos segundos. Además me ayuda mucho a mantener la concentración en el set’. 

El impacto de las mujeres en el entretenimiento

En su trayectoria (que abarca casi toda su vida), Georgina considera que actualmente hay más espacios para mujeres en el cine; aunque queda mucho por conquistar: ‘Sobre todo, para no tener que estar constantemente demostrando que nos merecemos estar ahí’. 

La representación femenina en posiciones de poder permite que niñas y adolescentes recuerden que hubo quienes lucharon para que pudieran verse representadas.

Así es como la actriz catalana percibe estos cambios, que considera sumamente positivos. Mujeres como ella forman parte de este cambio narrativo: ‘Al final, el cine —como la vida— mejora cuando hay variedad en el reparto… y en el equipo técnico también’.

El futuro de Georgina y de sus próximos proyectos permanece incierto, pero así le agrada. Si llegara el momento de dirigir o producir, le gustaría que sucediera orgánicamente, sin prisas: ‘Cuando tenga algo que realmente necesite contar’. 

Visualiza los próximos años repletos de desafíos y sorpresas, manifestando proyectos que la saquen de su zona de confort y potencien su crecimiento, rodeada de equipos creativos inspiradores donde pueda aprender:

‘Y hacer cosas que ni siquiera la Georgina de hoy sería capaz de anticipar. Y, sobre todo, deseo que el miedo no me haya frenado de intentar nada. Prefiero hacerlo de forma imperfecta a no haberlo hecho‘.

Sin miedo a equivocarse, así es Georgina, alguien que abraza los errores porque están impregnados de lecciones y que la han transformado en quien es hoy.

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Créditos:

Director Editorial y realización: Gerard Angulo /@gerardangulo
Fotografía: Carlos Ruizc /@carlos_ruizc
Asistente de moda: Chesus Darás / @chesusdaras
Makeup: Fulvia Telone / @fulviatellone
Hair: Nicoletta Pinna / @nikipinna
Entrevista: Elsa Cavazos / @elsacavazos