La energía terrenal puede ser percibida en nuestro cuerpo y constituir un canal para la meditación.
Este hábito nos enlaza con la energía natural, nos sitúa en proximidad con los elementos de la tierra y nos facilita conectar con nuestro entorno. Conocido desde hace mucho tiempo como «Grounding», esta práctica ha sido llevada a cabo durante generaciones.
¿Qué es Grounding?
Grounding, también conocido como earthing, es una técnica terapéutica que implica caminar descalzo sobre la tierra, pasto o arena para establecer un contacto directo con nuestros pies.
Esta práctica permite conectar con la energía natural de la tierra y ofrece diversos beneficios para la salud. Es crucial destacar que este contacto se realiza con la naturaleza y no con superficies sintéticas.
Beneficios del Grounding
Estudios han explorado los beneficios de caminar descalzo, destacando entre ellos la reducción de la inflamación, el aumento del bienestar y la relajación, la mejora en los problemas para conciliar el sueño.
Además de reducir el dolor y fortalecer la respuesta inmunitaria, esta práctica beneficia el sistema linfático y sanguíneo, estimula los músculos del pie y, en el caso de los niños, mejora el desarrollo cognitivo.
Los especialistas en podología señalan que el pie cuenta con terminaciones nerviosas que pueden liberar la tensión al entrar en contacto con el suelo, lo que también contribuye a mitigar el daño muscular y acelerar la recuperación en deportistas.
La meditación como complemento
El contacto con la naturaleza también ejerce efectos positivos en la mente. La meditación regula los pensamientos y se potencia cuando se practica al aire libre. Diversos estudios y testimonios confirman que pasar tiempo en la naturaleza mejora notablemente el estado de ánimo.
La naturaleza, cuando se experimenta en un entorno seguro, puede prevenir y calmar el estrés, según indican varios estudios.
Cómo practicar el Grounding
Es fácil de llevar a cabo. Antes que nada, es importante asegurarnos de que nuestra piel esté libre de heridas antes de hacer contacto con el suelo. Además, debemos elegir un lugar seguro y limpio, libre de objetos peligrosos que puedan causar lesiones al caminar descalzos.
Camina descalzo al aire libre, sintiendo cada paso y conectándote con la tierra. Puedes practicar diferentes ejercicios de respiración que se adapten a tus necesidades mientras caminas.
Acuéstate en la tierra o siéntate con los pies en el suelo, asegurándote de que tu cuerpo esté en contacto directo con la tierra. No se limita únicamente a la planta de los pies, sino que se extiende a cada extremidad. También puedes sumergirte en el mar o un río.
Presiona tus manos contra el suelo y reflexiona mientras escuchas los sonidos de tu entorno. Puedes acompañar esta práctica con diferentes métodos de meditación, como el yoga, Vipassana, Kundalini o meditación Chakra.
No hay un tiempo mínimo o máximo establecido por los expertos para practicar el Grounding. Según Sebastian Kneipp, un sacerdote alemán del siglo XIX y creador del movimiento naturopático, recomendaba a sus seguidores caminar descalzos tres veces al día.
Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que se pueden experimentar beneficios después de tan solo 30 minutos, comenzando por un cambio en las emociones.
Siempre podemos encontrar lugares para conectarnos con la naturaleza. Lo más importante es que tengamos métodos para conectar con nuestra mente y que seamos capaces de dedicar tiempo a la meditación, ya que la paz mental desempeña un papel fundamental en nuestra calidad de vida.
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