martes, noviembre 18, 2025
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    Jacob Elordi y la metamorfosis de Frankenstein: Horas de maquillaje, entrega y arte

    Más de 10 horas de maquillaje.

    Jacob Elordi ha dejado atrás la imagen de ícono juvenil de Euphoria para adentrarse en un territorio cinematográfico completamente distinto. Su último reto: encarnar a la Criatura de Frankenstein bajo la mirada de Guillermo del Toro. Una transformación que es mucho más que maquillaje; es un acto de dedicación, paciencia y arte.

    ¿Cómo se convierte Jacob Elordi en Frankenstein?

    Para dar vida a la Criatura, Elordi pasó más de 10 horas al día en maquillaje, un proceso que combinó 42 piezas de prótesis y efectos prácticos diseñados para transformar su cuerpo y rostro sin perder la humanidad del personaje.

    Bajo la dirección de Mike Hill, colaborador de Del Toro, cada detalle buscaba reflejar vulnerabilidad y tragedia, evitando clichés digitales o terror gratuitos. La meta no era asustar, sino emocionar.

    El resultado es un monstruo que se siente real, frágil y profundamente humano, un reflejo del dolor y la soledad que Mary Shelley plasmó en su obra original.

    Más allá del maquillaje: la preparación física y espiritual de Jacob Elordi

    Interpretar a Frankenstein no fue solo cuestión de apariencia. Elordi se sumergió en un proceso de transformación total, que incluyó:

    • Clases de danza butoh japonesa, donde cada gesto es expresión pura del cuerpo y del alma.
    • Lectura del Libro de Job, conectando con temas de culpa, sufrimiento y redención que resuenan en la historia del monstruo.

    Elordi describe esta preparación como un ‘ritual liberador’: un desprenderse de sí mismo para abrazar a una criatura compleja, sensible y contradictoria.

    Cada día de rodaje implicó un compromiso físico y emocional extremo, que incluso su compañero de set, Oscar Isaac, reconoció como un nivel de disciplina poco común en Hollywood.

    La visión de Del Toro: humanidad sobre terror

    La nueva versión de Frankenstein, estrenada el 17 de octubre de 2025, no es una historia de miedo, sino de soledad, deseo de pertenencia y humanidad.

    Del Toro y Elordi logran un equilibrio magistral entre la majestuosidad del mito y la intimidad del personaje. Cada detalle, desde el maquillaje hasta la actuación y la dirección, transforma al monstruo en un ser capaz de conmover y fascinar, un recordatorio de que el horror verdadero a veces reside en lo humano.

    Con esta interpretación, Jacob Elordi se consolida como un actor que trasciende las etiquetas, explorando personajes que desafían su cuerpo, mente y emociones. Una metamorfosis que es, a la vez, maquillaje, disciplina y arte.

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