Por: Mónica Mendoza
Detrás del brillo y los beats, dos creadoras latinoamericanas están redefiniendo cómo se ve (y se siente) la música en español. Desde Buenos Aires y Miami, Julita Conde y Ana Karina Arrieche (Kanvas) construyen un nuevo lenguaje visual: menos artificio, más verdad.
En una industria que mide el éxito en visualizaciones y filtros, dos mujeres se atreven a mirar más allá del brillo. Una dibuja universos desde la dirección creativa; la otra revela la humanidad del backstage.
¿Quiénes son Julita Conde y Kanvas?
Julita Conde, argentina de 26 años, crea el lenguaje visual de artistas como Shakira, Bizarrap, Emilia y Aitana. Ana Karina Arrieche, venezolana radicada en Miami (conocida como Kanvas), retrata con su lente a Jennifer Lopez, Cardi B, Natti Natasha y Daddy Yankee.
Ambas están transformando el lenguaje visual de una generación que ya no oculta sus grietas. Son el nuevo rostro de la música latina: las mentes creativas detrás del brillo, quienes convierten las ideas en estética y las tendencias en realidad.

Julita Conde: el caos como método
Julita aparece envuelta en una campera en pleno Miami, riéndose del aire acondicionado helado. Es caótica, brillante, curiosa. ‘Si no hubiera sido artista, sería ingeniera’, dice. ‘El pensamiento lógico me salva en los rodajes. Cuando todo falla, pienso en lateral.’
Desde su estudio en Buenos Aires, ha dirigido campañas y videoclips que definen la nueva estética pop urbana: híbridos de animación, live action y técnicas analógicas. ‘No tengo una estética fija. Mi estilo está en evolución. Soy géminis, trígona de aire total: un caos que se nota en mis proyectos.’
Descubrió el cine en la secundaria, filmando cortos escolares. De ahí a liderar equipos de decenas de personas, hubo años de aprendizaje, frustración y búsqueda. ‘En la facultad aprendí técnica; en el trabajo me encontré a mí. Cada proyecto me ayudó a descubrir mi voz.’
En una industria dominada por hombres, se forjó una piel de acero. ‘Adentro del set soy una versión distinta. Todavía aprendo a equilibrar eso. Mi feminismo pasa por resistir y abrir camino. Si otra chica puede dirigir con menos miedo porque me vio hacerlo, entonces valió la pena.’

Kanvas: el alma detrás del lente
Mientras Julita crea mundos, Ana Karina Arrieche los observa desde el silencio. Llegó a Miami hace una década para aprender inglés y seguir a Inglaterra a estudiar cine. Pero Miami la adoptó.
Empezó cargando luces hasta que una cámara cayó en sus manos y no volvió a soltarla. ‘Yo no llegué buscando ser fotógrafa’, dice. ‘La fotografía me adoptó a mí.’
Su nombre, Kanvas, hoy resuena en sets y festivales. Desde su estudio en Wynwood, ha retratado a Jennifer Lopez, Cardi B, Natti Natasha, Daddy Yankee y Kodak Black. ‘Fui música y eso me ayuda a leer a los músicos. Entiendo el silencio antes del golpe, el respiro entre nota y nota. Por eso sé cuándo quedarme y cuándo apartarme.’
Su fotografía es documental, honesta, casi espiritual. ‘No quiero fotos posadas. Quiero capturar lo que pasa cuando se olvidan de mí.’ En sus retratos hay vulnerabilidad, cansancio, risa. ‘Trabajo con artistas que deben ser fuertes todo el tiempo. Yo les doy permiso de no serlo por un rato.’
Kanvas no dispara sin conexión. Espera. Escucha. ‘A veces paso veinte minutos sin sacar la cámara. Solo vibro con ellos.’ Quizás por eso Jennifer Lopez terminó riéndose frente a su lente, o Cardi B confió en ella para un documental.

Dos caminos, una misma mirada
Julita Conde y Kanvas no se conocen, pero comparten una filosofía: el arte es observación, no exhibición. Ambas entienden que lo visual no es adorno, sino verdad.
Mientras que Julita construye el relato estético de los artistas desde la planificación y el diseño, Kanvas lo completa en la intimidad del backstage. Una trabaja con guiones y storyboards; la otra, con respiraciones y silencios.
‘Un buen video no es el que hace brillar al director, sino el que hace brillar la canción’, dice Julita. ‘Una buena foto no es la que impresiona, sino la que respira’, responde Kanvas desde su estudio.
Las dos desafían la idea de que lo latino debe ser estridente, colorido o hipersexualizado. Lo suyo es un nuevo realismo emocional: una mezcla de vulnerabilidad, poder y belleza imperfecta.
Entre la tecnología y el alma
Ambas conviven con la revolución tecnológica sin perder lo humano. Julita mira con cautela la inteligencia artificial: ‘Es una técnica más, pero me sigue emocionando lo analógico.’ Kanvas, en cambio, se ríe de la modernidad: ‘Un día me dijeron que la campaña sería con celular. Ahí entendí que no se trata del aparato, sino del ojo.’
Para las dos, la herramienta es solo el medio. Lo importante es la mirada: esa intuición que capta el segundo antes de que algo pase.

Julita sueña con dirigir su primera película. Kanvas, con documentar la música latina desde sus entrañas. Ambas representan algo más grande que una generación: una nueva sensibilidad femenina que mira desde adentro.
En un mundo que suele contar las historias de los hombres que dominan la industria, ellas construyen (sin hacer ruido) la iconografía del presente. Y entre ambas, la música latina encuentra su reflejo más honesto: uno que vibra, respira y siente, incluso cuando el show termina.

