Marie Claire platicó con una actriz que ha roto los estigmas que durante años se les habían impuesto a las mujeres en Hollywood
Pocas personas me ponen nerviosa a la hora de hacer una entrevista; no porque yo sea una periodista que domina todo, sino porque realmente es parte del trabajo que amo… hasta que me invitan a platicar con una mujer como Mira Sorvino.
Un referente de éxito de los años 90, que no sólo fue una visionaria al reconocer el talento de Guillermo del Toro al trabajar con él en Mimic de 1997, sino también la protagonista de grandiosas producciones como Poderosa Afrodita, Asesinos Sustitutos y hasta la divertida Romy y Michele.
Esta increíble estrella hacía cinco proyectos al año, ganó un Oscar, paseaba por los lugares más bellos rodeada de paparazzi hasta que un día… se apagó.
La prensa la dejó de mencionar, los directores la dejaron de contratar, el silencio hacia ella de parte de Hollywood fue ensordecedor. La borraron.
Su gran talento no fue suficiente, Harvey Weinstein había estado abusando de su poder y ella se negó a seguirle el juego, su recompensa fue ejemplar: nadie, absolutamente nadie la volvería a contratar, hasta el movimiento Me Too, y la caída de ese depredador que tenían como César, Emperador.
Cuando las grandes activistas poco a poco fueron abriendo los archivos de las productoras, y nombres comenzaron a salir, el de Mira revivió, y su voz al fin fue escuchada, así que estar frente a ella, luego de una lucha tan dura, te roba el aliento, sobre todo cuando la escuchas hablar con tanta pasión de su nuevo proyecto Shining Vale de Starz Play, de su personaje Rosemary, pero sobre todo del empoderamiento femenino.
Rosemary es un personaje muy poderoso, la vemos muy segura de sí misma.
Ella vivió en los 50, entonces está muy influenciada por las viejas películas de Hollywood, el glamour, el lujo, la vida de ensueño que tenía la gente en las pantallas, por ello cuando me presento ante Pat (Courtney Cox), llevo muchísima ropa glamourosa, un peinado espectacular, joyas, pero una vez que finalmente la conocen y descubren cómo era su vida real, cuando estaba viva, se dan cuenta del drama. Ella era una madre y esposa completamente triste, con este controlador y abusivo esposo, que no se sentía para nada comprendida ni completa. Se sentía maltratada, pero con mucho estilo.
¿Es todas las mujeres de esos años en una sola?
Creo que es una metáfora de mujeres que están en ese punto en sus vidas en el que piensan «¿estoy en donde creí que iba a estar, a donde quería ir, estoy diciendo lo que hay dentro de mí?», y la real Rosemary creía que no podía lograr nada de eso, pero la fantasma cree que sí a través de Pat, haciéndola creer que es su musa.
¿Viste películas de ese tiempo para inspirarte?
Sí, vi muchas películas viejas, vi El Cartero Toca Dos Veces, y todo este glamour, también series de ese tiempo, y toda esa vida que obligaban a las mujeres a tener, que su éxito era a cuántas fiestas iban en una semana, o cuántas cenas organizaban, o las recetas que les pasaron a sus amigas, una serie de características absurdas e irreales de cómo debe ser una mujer, que eran externas además, «debes hacer esto y entonces serás una gran mujer», muy alejado de un ser humano que sueña, y llora, sufre, todo era un country club, lejos de la vida real.
¿Cuál es tu mantra todos los días para ser una mujer tan fuerte?
No soy buena empoderándome, me encantaría ser de esas personas que cambian el switch y dicen «sabes qué, hoy me voy a sentir empoderada». Como todos los demás lucho con inseguridades, depresión, pero trato de irme a lugares abiertos, a la naturaleza cuando me siento así, o me voy a correr a la playa, unas tres millas frente al sol, las olas y el cantar de los pájaros y de pronto me siento mejor, algo cambia en mí, en lo que siento, pero no tengo un mantra, aunque sí oro, sobre todo cuando siento la necesidad de una guía o de ayuda, pero no, no tengo ese poder que se activa con solo quererlo.
Nos dices que no eres buena, pero creo que eres muy buena dándonos poder a todas las demás.
Con otras mujeres sí, les doy todo mi apoyo, diciéndoles que estoy ahí para ellas, sobre todo después de haber sido parte del movimiento Me Too, no del original, sino del que llevó a la cárcel a Harvey Weinstein y a otros depredadores. Aprendí que estamos aquí las unas para las otras. A través del mundo miles de mujeres sufren abusos, y no sólo nosotras, hombres, niños, gente de diferentes géneros o preferencias, nadie es inmune a este tipo de abusos sexuales o acoso, así que yo aprendí que no podemos mostrarnos indiferentes, debo escucharte, debo estar para ti, pelearé por ti, porque habrá amor para ti allá afuera, apoyo, no estás sola. Durante muchos años vivimos pensando que estamos solos, y no es así, la vergüenza está en los abusadores, nosotros no estamos solos.