sábado, septiembre 7, 2024
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    Claudia Sheinbaum, la física que se convirtió en presidenta, ¿la transformación será cuántica?: Una columna de Maca Carriedo

    Claudia Sheinbaum, la primera mujer en ocupar la presidencia de México, no solo es una política destacada, sino también una científica. Con un doctorado en física, ¿qué podemos esperar de su administración?

    Imaginen a Claudia en su laboratorio, ajustando experimentos y realizando cálculos complejos. Ahora, trasladen esa imagen al Palacio Nacional, donde cada decisión quizás ahora será como una fórmula matemática precisa; solo que ahora, y en realidad desde hace un rato, en lugar de ecuaciones diferenciales, ahora resuelve problemas sociales y económicos.

    Claudia ha prometido seguir los pasos de su mentor, AMLO, —promesa para algunos, amenaza para otros más—. Sus políticas están respaldadas por datos y análisis, lo que nos asegura que no habrá lugar para el azar en su administración —eso esperamos—. Cada reforma y cada proyecto serán el resultado de un experimento bien diseñado.

    Como buena física, Claudia ha dicho estar decidida a transformar la energía de México. Quizás podremos olvidarnos de las viejas plantas de carbón; con ella, el futuro es verde.

    Su administración priorizará la transición hacia energías renovables, impulsando proyectos de energía solar y eólica. ¿Te imaginas a México como un país líder en energías limpias? Con Sheinbaum, eso no es ciencia ficción… porque ahorita, la verdad, parece una tarea imposible.

    Del laboratorio al Palacio Nacional

    Una de las promesas clave de Claudia es un gobierno sin corrupción. Pero, ¿cómo lograr esto? Piensen en un laboratorio donde todos los procesos son transparentes y cualquier irregularidad es inmediatamente detectada… Quizás la presidenta aplicará este enfoque a su administración, asegurando que cada peso del presupuesto sea utilizado de manera eficiente y transparente… una vez más, eso esperamos.

    No todo será tan sencillo como resolver una ecuación de segundo grado. Enfrentará desafíos significativos, como mejorar la seguridad pública, la salud y combatir la pobreza. En su discurso de victoria, prometió un gobierno para todos los mexicanos, sin distinción. Como en una buena fórmula científica, cada término es esencial para el resultado final.

    Nos ha prometido trabajar para incluir a todos en su visión de un México más justo y equitativo, donde los trabajadores y empresarios tendrán un lugar en su administración, esa es la promesa… Esa es la moneda que está en el aire.

    Claudia Sheinbaum no es solo la primera presidenta de México, es una líder que combina la política con la ciencia. Promete llevar a México a una nueva era de progreso y justicia social.

    Si bien los desafíos son muchos, aquí estamos todos y todas, los que votamos por ella y los que no, con la esperanza de que haya un buen cambio, esperanza que tenemos cada seis años siempre con ese deseo de que le vaya bien a la nueva presidenta, porque si le va bien a ella, nos irá bien a todos… y en este caso a TODAS, esa es la esperanza más grande aún.

    Puede ser que por fin una mujer en el máximo cargo del país haga la diferencia para una población vulnerada, un segmento que vive bajo ataque y con miedo de ser asesinada o desaparecida.

    Que una presidenta prometa cambiar el presente y futuro de nuestro país, ¿será capaz de gobernar para todas las mujeres? Una vez más, la moneda está en el aire, pero la esperanza también, y la idea de que Claudia no ha llegado ahí sola, sino con ayuda de todas nosotras es simplemente inspiradora y conmovedora.

    Hay gobernadoras, muchas en nuestro país, ahora hay una presidenta: es momento de que se sienta el cambio, ¿no lo creen? Yo estoy lista, ustedes también, ¿ella lo estará? Yo pienso y espero que sí ¡Qué ganas de verla y, como en la marcha del 8M, gritar a todo pulmón y con el corazón: «Esta morra sí me representa»!

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