domingo, diciembre 21, 2025
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    Messy Beauty: la estética del caos orquestado que conquista las calles (y el algoritmo)

    Imperfección, pero con intención.

    Una camiseta arrugada, el delineador ligeramente corrido y el pelo como si no hubieras dormido en casa (porque tal vez no lo hiciste). Ser una messy girl no es descuido, es decisión.

    La estética del caos vuelve a la escena —más emocional, más oscura y más estilizada que nunca— como una respuesta punk a la tiranía de la pulcritud. Adiós al moño perfecto y al glow saludable: la belleza ahora es desordenada, vulnerable y, aunque no lo parezca, cuidadosamente orquestada. ¿Rebeldía o performance? Bienvenidas al nuevo manual de estilo emocional.

    ¿Qué es realmente la tendencia messy girl?

    No es solo una camiseta arrugada o un smokey eye mal difuminado. La estética messy girl —la anti-heroína del universo clean girl— mezcla actitud, cansancio chic y nostalgia noventera. Inspirada en iconos como Amy Winehouse, Kate Moss o Courtney Love, pero reinterpretada por figuras contemporáneas como Charli XCX, Billie Eilish o Lola Young, esta corriente visual defiende la imperfección como manifiesto. O eso intenta.

    El maquillaje se ve trabajado, pero no pulido. El pelo está suelto, despeinado, como si no hubieras dormido en casa. Y la actitud: más brat que Barbie.

    ¿Por qué ahora todas quieren verse como si hubieran salido de una fiesta a las 6 a.m.?

    En tiempos de hiperproductividad y ‘vidas perfectamente ordenadas’, la estética messy girl funciona como una especie de statement visual: un grito silencioso que dice ‘estoy cansada, y no me importa’. Es el agotamiento emocional convertido en estilo. El caos como respuesta estética al exceso de control.

    Pero cuidado: el ‘me da igual’ también está coreografiado.

    ¿Es esta una nueva forma de empoderamiento… o solo otra ilusión de libertad?

    Aunque se presenta como una estética disruptiva, inclusiva y real, lo cierto es que muchas de sus representantes siguen perteneciendo a un canon de belleza tradicional: blancas, delgadas, cool sin esfuerzo —pero con stylist. Detrás del delineador corrido hay un cálculo milimétrico. Como señala la periodista Claire Roussel, no estamos necesariamente ante una revolución feminista. El desorden se volvió estético, sí, pero también vendible.

    ¿Cómo se recrea el 90s messy makeup?

    El maquillaje de esta tendencia grita grunge, pero con una vuelta editorial. Aquí, un paso a paso para lograrlo sin parecer salida de un videoclip viejo de Nirvana:

    • La base: trabajada, pero sin perfección. Olvida el glow saludable. Aplica una base con cobertura visible. Queremos textura, no efecto piel lavada.
    • Correcciones localizadas: Ojeras marcadas, imperfecciones que se notan. La messy girl no busca disimular: subraya.
    • Contorno marcado con actitud: Usa bronceador en crema para angular el rostro, especialmente los pómulos y la sien. Piensa más en Kate Moss en Glastonbury que en Hailey Bieber en el Pilates.
    • Ojos ahumados y difuminados con los dedos: Lápiz negro en la línea de agua, sombra oscura sin bordes definidos, delineado emborronado. Nada de precisión, todo en clave emocional.
    • Pestañas dramáticas: Varias capas de máscara y, si te animas, pestañas postizas. No por glamour, sino por dramatismo.
    • Iluminador en puntos estratégicos: No se busca glass skin, pero sí algo de luz en nariz y pómulos. Como si tuvieras resaca, pero buena piel.
    • Labios 90s: contorno oscuro, centro más claro. Dibuja con lápiz marrón y aplica un labial nude. No se trata de perfección, sino de impacto visual.

    ¿Puede una estética del desorden ser genuinamente liberadora?

    Aunque hay algo auténtico en vernos reflejadas en lo imperfecto, el messy look también puede convertirse en un nuevo mandato. La diferencia radica en cómo lo adoptas: ¿lo haces por ti, o por estar a la moda?

    La clave está en no romantizar el caos, pero sí permitirnos soltar el control. La messy beauty tiene potencial como resistencia estética, pero solo si no se vuelve otra prisión más.

    El revival indie sleaze, los tops con mensaje tipo ‘J’adore Dior’ y el regreso del delineador corrido tienen su lugar en las pasarelas, pero la verdadera pregunta es: ¿estamos listas para mostrarnos imperfectas sin pedir disculpas?

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