Maison Margiela siempre ha sido un enigma. Una casa construida sobre la idea de la discreción, del silencio como postura estética, del anonimato como manifiesto. Y, sin embargo, en su campaña Otoño/Invierno 2025, esa narrativa da un giro poético: Miley Cyrus se convierte en la primera celebridad en protagonizar una campaña de la Maison.
El resultado, fotografiado por Paolo Roversi, es un retrato onírico que entrelaza memoria, transformación y una nueva era para Margiela.
¿Por qué Maison Margiela elige a Miley Cyrus?
La pregunta inevitable. ¿Por qué ahora, y por qué ella? Después de casi cuatro décadas de mantener a raya el star system, Margiela abre sus puertas a una artista que encarna contradicciones: luminosa y melancólica, irreverente y reverente, vulnerable y poderosa.
Miley Cyrus se convierte en el espejo perfecto de la Maison: siempre en tensión, siempre en búsqueda.
Miley como símbolo de transformación de la Maison
Si algo define a Cyrus es su capacidad de transitar épocas, estilos y emociones sin perder autenticidad. Pasó de ídolo adolescente a rockstar sin miedo al descontrol, y ahora a una artista madura, introspectiva y poderosa.
En ese sentido, su unión con Margiela es casi inevitable: ambas narrativas celebran el paso del tiempo, la huella de lo vivido y la belleza de lo imperfecto.

¿Qué transmite esta campaña de Maison Margiela?
Las imágenes de Roversi no buscan la perfección, sino el gesto suspendido en el tiempo. Miley aparece cubierta de pintura blanca —un guiño a la técnica bianchetto—, fusionándose con las icónicas botas Tabi como si su cuerpo y la Maison fueran uno.
El resultado no es un retrato clásico de campaña, sino un estudio de la identidad: entre la desnudez y el artificio, entre la materia y la memoria.


¿Cómo se traduce el paso del tiempo en la colección?
La colección Avant-Première Otoño/Invierno 2025 es una oda a lo imperfecto. Abrigos reversibles que parecen heredados, trajes desteñidos por el sol, camisas engrasadas a mano, telas arrugadas con intención.
Todo se siente usado, vivido, cargado de historias. Aquí, la moda no es objeto de consumo rápido, sino archivo emocional. Margiela no viste cuerpos; viste recuerdos.
¿Y los accesorios Margiela, siguen las mismas reglas?
Absolutamente. El icónico bolso 5AC se suaviza en pieles táctiles, mientras que los nuevos totes y hobo Dress-Age se convierten en reinterpretaciones contemporáneas de lo cotidiano.
En el calzado, los derbis vintage y los tacones esculturales conviven con el regreso inesperado de las zapatillas de carreras con clavos, esta vez en colores vibrantes. Es la paradoja Margiela: la historia se reinventa con cada paso.


¿Qué significa este giro en la historia de Maison Margiela?
Lo fascinante es que, incluso con Miley al frente, la campaña no traiciona el ADN de la casa. El rostro de la artista, en ocasiones, apenas se distingue entre sombras o telas, recordándonos que en Margiela lo importante nunca ha sido el individuo, sino la colectividad creativa. La elección de Cyrus no diluye el anonimato; lo reinterpreta.
¿Es Miley Cyrus la chica Margiela definitiva?
Quizás la respuesta estaba escrita desde antes. Miley ya había coqueteado con la Maison en 2023 y 2024, vistiendo piezas clave en momentos icónicos de su carrera.
Esta campaña no inaugura una relación, la consagra. Y en su propia declaración lo resume todo: ‘Solo llevaba pintura corporal y las botas Tabi. En ese momento, Margiela y yo nos convertimos en uno’.

Margiela siempre ha hecho de lo efímero un lenguaje y del tiempo un material de trabajo. Con Miley Cyrus, ese relato se amplifica en clave contemporánea: la rebeldía de una estrella pop abrazando la melancolía de una casa que entiende la moda como archivo vivo. Una campaña que no solo viste el presente, sino que lo marca con huellas indelebles.