Con los vídeos que ambientaron la atmósfera del desfile de Moschino, Adrian Appiolaza estimulo las emociones en Milan Fashion Week transformando lo ordinario en extraordinario.
Moschino Primavera-Verano 2025
Vimos una casa dibujada con tiza en una pizarra, un collage con el dibujo de una rosa recortada y pegada sobre un cielo azul cerrado por un marco a cuadros, algo de ropa tendida en un almacén con sillas plegables de madera, un escenario muy italiano que mezclaba muchas partes de esta cultura.
La vestimenta a veces crea conexiones, a veces crea barreras. Crea conexiones cuando, como en el caso de las contraculturas, vestirse de la misma manera refleja afinidades electivas o cuando, a través de lo que vistes, te representas a ti mismo con sinceridad.
Se crean barreras cuando, sin hacer tuyo el lenguaje de la ropa, te escondes en la comunidad y no tienes el coraje de hablar realmente de ti mismo.
Una conexión con la poesía
De las sábanas al espíritu punk, de los objetos descontextualizados transformados en complementos y de las prendas «manifiesto» de los valores de la marca, de las prendas con doble personalidad reveladas solo por la espalda y de las ilusiones trompe-l’œil: la Moschino Primavera-Verano 2025.
El desfile de moda es, una vez más, motivo de reflexión. Adrian Appiolaza con la Colección 02, la tercera como director creativo de la marca, ha (re)llevado a la pasarela a Franco Moschino, citando a Shakespeare: el “Ser o No Ser” que formaba parte de la colección Couture Otoño Invierno 1995 1996.
Recuerda que el “Ser o No Ser” es lo que ha hecho la historia de la literatura, pero que en definitiva forma parte de la historia de vida de cada uno de nosotros.
Se trata de la exploración de este dualismo, inevitablemente impulsado por los contrastes que nos animan, lo que define el lenguaje estético de Moschino. Lo que a primera vista, vistos de frente, parecían trajes sastre oscuros de corte clásico, solo mostraban su verdadera personalidad en la espalda.
Por un lado, la formalidad y la racionalidad del negro, por otro, la creatividad y la alegría de los colores y los estampados: en la espalda de estas prendas, de hecho, se cosen vestidos de estilo retro, largos y flotantes o muy cortos y brillantes, y batas de seda.
Más allá de la multiplicidad de facetas que definen cada identidad, nos llevan a reflexionar sobre la diferencia sustancial entre cómo aparecemos y cómo somos, entre cómo los demás (o la sociedad) quisieran que fuéramos y cómo realmente queremos ser.