viernes, mayo 30, 2025
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    Dulces, densos y gourmand: la fragancia como guilty pleasure

    Perfumes adictivos, sensuales y reconfortantes.

    Hay olores que despiertan recuerdos, y otros que despiertan antojos. ¿Y si te dijera que puedes oler a chocolate, algodón de azúcar o a ese café con vainilla que tanto te calma el alma? Bienvenida al mundo gourmand: la perfumería que no quiere que huelas elegante, quiere que te huelan deliciosa.

    No es un perfume, es un postre con pasaporte directo al cuello. Y sí, es adictivo. Huele a placer sin culpa, a infancia, a capricho. Es como si alguien embotellara todos tus placeres y los pusiera directo en tu cuello.

    Así que sí, olvídate por un segundo de los aromas florales, frescos o sofisticadamente aburridos. Esta vez no vinimos a oler como un jardín francés, vinimos a oler como una bakery parisina a punto de cerrar. ¿Y sabes qué? Eso también es lujo.

    Un postre en forma de perfume. Foto cortesía de Fuggazzi.

    Fragancias que parecen antojos

    Las fragancias gourmand irrumpieron en la industria a mediados del siglo XX, cuando los avances en química orgánica permitieron formular nuevos acordes olfativos imposibles de obtener de manera natural. Fue entonces cuando la perfumería se atrevió a mirar a la cocina como fuente de inspiración.

    El resultado: perfumes que se sienten como un postre en la piel. Notas como vainilla, caramelo, miel, frutos secos, chocolate, café o incluso chicle y almendras comenzaron a conquistar por su capacidad de evocar emociones primarias: la nostalgia, el placer, la ternura… y el hambre.

    Características de un perfume goloso

    Las fragancias gourmand no son tímidas. Suelen tener una alta concentración aromática, una gran proyección y una estela envolvente. Son perfumes que no piden permiso: se hacen notar. Por eso, muchas veces se asocian a estaciones frías como el otoño o el invierno, cuando buscamos ese calorcito emocional que también puede venir en forma de aroma.

    Pero eso no quiere decir que sean exclusivas del invierno. Gracias a combinaciones con notas más frescas (cítricos, flores ligeras, verdes), los gourmand también han aprendido a ser veraniegos, versátiles y aptos para cualquier época del año.

    Delicias olfativas que despiertan antojos. Foto cortesía de Pinterest.

    Lo dulce no siempre es empalagoso

    Uno de los mayores prejuicios hacia esta familia olfativa es su supuesta empalagosidad. Y si bien es cierto que muchos de estos perfumes son intensamente dulces, los perfumistas han ido jugando con contrastes: salado con dulce, tostado con cremoso, especiado con frutal. Así, un perfume gourmand puede sentirse tan sofisticado como una copa de vino o tan coqueto como un dulce de cereza.

    Las notas más habituales en este tipo de perfumes son:

    • Dulces: vainilla, caramelo, azúcar, toffee, miel, leche.
    • Chocolatosas: cacao, praliné, avellana.
    • Frutales: cereza, manzana confitada, frambuesa, coco.
    • Especiadas: canela, jengibre, cardamomo, clavo, nuez moscada.
    • Tostadas o saladas: frutos secos, café, pan caliente, palomitas.
    • Licorosas: ron, vino, coñac.

    Estas notas pueden aparecer en distintas fases del perfume —salida, corazón o fondo— dependiendo del efecto buscado. Por ejemplo, los cítricos y las frutas suelen ir en la salida, para dar un primer golpe chispeante; mientras que las notas dulces o alcohólicas tienden a ocupar el fondo, creando una huella persistente y cálida.

    Una fragancia que da ganas de repetir. Foto cortesía de Pinterest.

    ¿Por qué nos gustan tanto?

    Detrás de una fragancia gourmand hay más que química: hay psicología. Según los expertos, estos perfumes tienen un efecto regresivo. Evocan dulces de la infancia, postres compartidos, momentos de consuelo. En una época en la que el estrés, la sobreestimulación digital y la incertidumbre son pan de cada día, un perfume que huele a pastel recién horneado puede convertirse en un pequeño refugio emocional.

    Además, las fragancias gourmand son altamente inclusivas. No entienden de género ni de edad. Aunque muchas veces se asocian a lo juvenil —por aquello de los perfumes de adolescencia con notas de fresa y azúcar—, cada vez más marcas de lujo y nicho están apostando por reinterpretarlas con una mirada adulta, elegante y compleja.

    La tendencia que conquista marcas de lujo

    Hoy, basta con dar un paseo por cualquier perfumería para notar que la tendencia gourmand está en auge. Marcas como Prada, Mugler, Kayali, Maison Margiela o Guerlain han lanzado perfumes irresistiblemente comestibles que se convierten en objetos de deseo. El boom también ha alcanzado a las fragancias nicho, que se atreven con combinaciones atrevidas como mantequilla salada con jazmín, o pan de plátano con oud.

    Y no solo hablamos de perfumes. Esta tendencia ha invadido también las velas, difusores de ambiente, cremas corporales e incluso productos de maquillaje. Oler a galleta casera, a pumpkin spice latte o a algodón de azúcar se ha vuelto una forma de expresión personal tan válida como cualquier accesorio de moda.

    Así que la próxima vez que leas gourmand en las notas de tu perfume favorito, ya sabes: estás a punto de aplicar un capricho invisible, un pedacito de placer que no se ve, pero que se siente. Porque, aunque muchas veces se nos enseña a contener los antojos, en el mundo de la perfumería… el dulce siempre gana.

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