Con Collezione 1967, Pomellato no lanza simplemente una nueva colección de Alta Joyería: presenta su manifiesto. Una oda brillante a la libertad creativa, al color sin límites y al poder de transformar la tradición en una revolución silenciosa.
Entre cadenas que se sienten como piel, gemas que cuentan historias y formas que desafían el equilibrio, la Maison milanesa reescribe el lenguaje del lujo. Porque ser Pomellato no es solo una cuestión de diseño—es una actitud.

¿Qué es ‘Collezione 1967’ y por qué es un manifiesto?
Mucho más que una colección de Alta Joyería, Collezione 1967 es una declaración de principios. Un regreso al origen, sí, pero también un punto de partida. Con 75 piezas magistrales que destilan el alma de la maison milanesa, Pomellato convierte su herencia en un manifiesto joyero: libre, poco convencional y profundamente sofisticado.
Vincenzo Castaldo, su director creativo, lo define como un regreso a las raíces a través de una mirada renovada. Aquí, el pasado no pesa: impulsa.
¿Cómo se esculpe el alma de Pomellato en oro y gemas?
Cada pieza nace en el corazón de Milán, entre las manos de artesanos que unen tradición centenaria y diseño vanguardista. Los engastes se liberan, las piedras encuentran su voz y los colores se convierten en lenguaje. El resultado: joyas que no solo adornan, sino que cuentan historias.
¿Por qué las cadenas son el nuevo símbolo de libertad?
En los años 70, Pino Rabolini transformó la cadena —ese gesto funcional— en un emblema de estilo. Hoy, Pomellato retoma esa visión con una serie de piezas que celebran la fuerza escultórica del metal y la luz. Desde la hipnótica Blue Chain Cascade, con su zafiro de Ceilán de 22,23 quilates, hasta el collar Aquamarine Dream, donde las aguamarinas se balancean como olas sobre la piel, las cadenas dejan de ser contención para convertirse en danza.
El oro se entrelaza con pavé de diamantes, los cierres desaparecen a la vista y cada joya se funde con el cuerpo. Destaca el collar Yellow Diamond Moon, con un diamante amarillo de 12 quilates que brilla como una luna privada; o el Precious Spring Ring, que se transforma con una elegancia camaleónica de cinturón a pulsera o colgante.

¿Qué tienen que ver los años 80 con una tanzanita de 55 quilates?
La colección viaja a los años 80, donde el volumen se convierte en lenguaje. En este capítulo, Pomellato habla en formas escultóricas y gestos audaces. El collar Asimmetrico Tanzanite, con su piedra central de casi 56 quilates, es una oda al diseño técnico y al movimiento. Cada placa de oro se articula como si flotara, evocando una prenda sobre el cuerpo más que una joya.

¿Cómo se celebra el color como manifiesto?
En los años 90, la Alta Joyería abrazó una nueva libertad. La mezcla entre líneas limpias y una euforia cromática dio lugar a piezas que no temen al exceso ni a la contradicción. En ese escenario, el color se convierte en manifiesto. Pomellato toma piedras extraordinarias y las transforma en gestos emocionales: tonos que dialogan entre sí, combinaciones radicales que evocan estados de ánimo, cortes que esculpen la luz.
El resultado es una sinfonía visual donde cada gema —lejos de ser un adorno pasivo— se convierte en protagonista. Cabujones curvos, contrastes ton-sur-ton, juegos inesperados entre brillos y opacidades. Todo orquestado bajo una estética que no sigue tendencias, sino que las desafía.

¿Por qué esta colección no solo adorna, sino que empodera?
Cada joya de Collezione 1967 es una declaración: de estilo, de individualidad, de coraje. La mujer Pomellato no busca encajar, busca expresarse. Estas piezas no siguen reglas, las reescriben. No se subordinan al tiempo, lo trascienden.
Porque en Pomellato, una joya no solo se lleva—se encarna. Collezione 1967 no busca agradar, sino resonar. No sigue tendencias, las transforma. En cada pieza vibra una declaración: el lujo no está en lo que se espera, sino en lo que se atreve. Y esta colección se atreve a todo.