Prada fue la gran protagonista del día de Milano Moda Donna, y una vez más sorprende a todos los presentes en la Fundación Prada. La observación de Miuccia Prada y Raf Simons explora la era de la hiperinformación, dominada por los algoritmos y la lógica, contrastando la imprevisibilidad y la individualidad humana.
El desfile presentando la colección Primavera-Verano 2025 llevó a la pasarela a superhéroes de la moda que reinterpretan los códigos del ADN de la marca. De pronto, eras y estilos se mezclaron en la pasarela.
Prada Primavera-Verano 2025
Entre sombreros con máscara, looks futuristas, casi alienígenas, y trajes de superhéroe, Miuccia Prada y Raf Simons abrieron un nuevo e interesante diálogo sobre la era de la hiperinformación. Se centró en las piezas icónicas de la marca que fueron re-hechas a su semejanza pero viendo el futuro.
El desfile fue un himno a la pluralidad y la centralidad del individuo que celebra una herencia en constante evolución. Un mensaje que aludía al hecho de que podemos vestirlo todo, así como repetir el pasado pero orgánicamente reinventarlo al presente.
El ‘superhéroe’ es expresión de la centralidad del individuo, de su voluntad y del poder transformador de la creatividad. Todo cambia. Y aquí comienza el viaje a través de los códigos del ADN de Prada. Una inmersión en el pasado que perfila el futuro de la moda.
Hay una constante que todos los desfiles de Prada tienen en común: Las colecciones de la Maison resultan alienantes a primera vista. Los estilismos y los primeros looks que abren cada desfile crean una admiración, casi un shock fruto de un elemento ‘wow’ a su inicio.
Poco a poco vas logrando concentrarte, al observar con atención y comienzas a unir los puntos y de repente esos detalles que aparecían desconectados del contexto adquieren todo el sentido en el diálogo de la moda.
La colección fue una copia de (auto-copia) de Prada. Medias gruesas de lana con trabillas para el cinturón, zapatos que se descascarillan en los talones con sus plataformas coloridas. Cada atuendo era más loco que el anterior.
Vimos cómo un vestido de fiesta sin tirantes de color limón con gafas de sol del tamaño de una máscara de gas fue seguido por unos vaqueros negros metidos en unas botas de vaquero blancas sucias.
La señora Prada declaró a la prensa sobre esta colección audaz que había estado ‘muy, muy nerviosa por este desfile, mucho más de lo habitual’. La colección redoblaba la apuesta por el ADN excéntrico de Prada, salpicada de sorpresas en forma de apariciones especiales.
Tal fue el cado del brogue con suela de alpargata que se vio por última vez en la pasarela en septiembre de 2010. ‘Había una intención de mostrar cómo se pueden usar las cosas viejas’.
Siempre vanguardista Prada y Simmons están definiendo códigos sustentables de estilo y a su vez celebrando la grandeza de esta marca que si bien lo ha hecho, se reinventa copiando y mejorando su todo y viendo al futuro mientras lo hace. Esta iniciativa creativa no es fácil de lograr y mucho menos fácil de cautivar a su audiencia como Prada lo hizo hoy.