McQueen lleva los códigos tradicionales de la sastrería británica a espacios abiertos en su precolección Primavera-Verano 2026. La campaña, filmada en majestuosos entornos al aire libre, muestra cómo la elegancia puede respirar fuera del protocolo (y más allá de la ceremonia) sin perder su esencia.
¿Cómo se lleva la sastrería al campo?
La precisión de Savile Row, adaptada al movimiento y a la libertad del cuerpo. Las chaquetas y pantalones de etiqueta mantienen cortes impecables, controlados, pero sin rigidez. La estructura clásica se suaviza, permitiendo que la formalidad se sienta vivida en lugar de impuesta. Aquí, el traje deja de ser un uniforme ceremonial para convertirse en un gesto de actitud, confianza y estilo personal.
McQueen SS26: ¿Romanticismo o rebeldía?
Flores, tartán y calaveras conviven sin jerarquías. Los vestidos y faldas combinan estampados florales inspirados en la pradera con el icónico tartán ‘MacQueen’ creando un diálogo directo entre delicadeza y fuerza gráfica. La colección reinventa la tradición: lo romántico se moderniza y lo clásico se subierte con detalles inesperados, como bordados en seda negra sobre candelabros destrozados.
¿Los accesorios cuentan otra historia?
El bolso Manta, reinterpretado desde la temporada SS10, emerge en piel negra con geometría flexible y refinada. La joyería vuelve a explorar el motivo de la calavera, pero ahora como firma familiar más que como símbolo provocador. McQueen transforma sus íconos en piezas vivas, listas para coexistir con la informalidad del exterior.
¿Qué sucede con la ropa de noche?
La ropa de noche de McQueen se presenta alejada de su contexto habitual. La elegancia deja de ser un mandato y se convierte en una expresión de presencia, confianza y libertad. Los cortes ceñidos, los dobladillos asimétricos y los estampados de calaveras reinventan la tradición, haciendo que cada prenda cuente una historia distinta a plena luz del día.
¿Es posible ser británica y rebelde al mismo tiempo según McQueen SS26?
Chaquetas de algodón encerado, abrigos de gabardina y cuero esculpido conviven con joyería de cristal y plata, mientras las modelos recorren casas señoriales y campos abiertos —casi como en Saltburn. McQueen demuestra que el romanticismo, el refinamiento y la irreverencia pueden coexistir, proponiendo una visión de la elegancia que respira y se mueve.
La precolección Primavera-Verano 2026 de McQueen respira libertad: la tradición se mantiene, pero la forma de vivirla se reinventa. Entre romanticismo y rebeldía, la formalidad deja de ser rígida y se convierte en actitud. ¿Serán estos los nuevos códigos de la elegancia contemporánea?
