domingo, agosto 10, 2025
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    ¿Qué es el desinfluencing? El fenómeno de las redes sociales

    El desinfluencing es un movimiento que fomenta el consumo consciente, desafiando el consumismo impulsado por las redes sociales, al motivar a la gente a pensar críticamente sobre lo que compra.

    Desinfluencing es un fenómeno en auge en plataformas como TikTok e Instagram que promueve un consumo más consciente y reflexivo.

    A diferencia de los influencers tradicionales, que impulsan la compra compulsiva, esta tendencia invita a los usuarios a cuestionar si realmente necesitan los productos que se les venden.

    Pioneras del movimiento desinfluencing se encuentran las creadoras de contenido Valeria Fride, Meredith Duxbury y Marcela Mistral.

    ¿Qué significa desinfluencing?

    El término desinfluencing se puede traducir como ‘des-influenciar’ o ‘anti-influenciar’. Su significado describe la práctica de los creadores de contenido que, en lugar de promocionar productos, recomiendan a su audiencia qué no comprar o qué artículos no valen la pena.

    Esta tendencia es una respuesta al hiperconsumo generado por las redes sociales, donde las ‘micro-tendencias’ y los ‘hauls’ (videos de compras masivas) se popularizaron, creando un ciclo de compras compulsivas.

    El desinfluencing no busca eliminar el consumo por completo, sino devolverle la perspectiva y poder ‘curar’ todo lo que hay en el internet sobre ciertos temas y ciertos productos otorgando una perspectiva fresca.

    Su objetivo es incentivar a los usuarios a ser más críticos antes de comprar, a valorar la calidad sobre la cantidad y a tomar decisiones basadas en sus necesidades reales, y no en la presión del algoritmo o las recomendaciones de moda.

    En el caso de Valerie Fride, por ejemplo, critica abiertamente productos de maquillaje de baja calidad o que no cumplen sus promesas. Su contenido anima a su audiencia a no comprarlos.

    ¿Qué son los desinfluencers?

    Los desinfluencers son los creadores de contenido que lideran este movimiento. A diferencia de los influencers que basan su trabajo en la publicidad de productos.

    Los desinfluencers utilizan su plataforma para desmitificar artículos virales y exponer las estrategias de marketing que impulsan el consumo excesivo.

    Ellos son honestos y transparentes, y su credibilidad se basa en la sinceridad.

    Su contenido puede variar: algunos critican abiertamente los productos que consideran de baja calidad o ‘basura’, mientras que otros ofrecen consejos sobre cómo consumir de manera más consciente y sostenible.

    Por ejemplo, un desinfluencer de moda puede aconsejar a su audiencia que no caiga en las micro-tendencias de la ropa ‘fast-fashion’, mientras que un dermatólogo puede advertir sobre productos de skincare costosos que no ofrecen beneficios reales.

    En esencia, su trabajo consiste en romper la cadena del ‘TikTok me hizo comprarlo’.

    ¿Cómo surgió el término desinfluencing?

    El término desinfluencing surgió a mediados de 2023, principalmente en TikTok, como una reacción a la cultura del consumo masivo que dominaba la plataforma.

    El fenómeno creció a partir de una creciente apatía entre la generación Z y los millennials hacia el consumismo desenfrenado.

    Esta generación, preocupada por el impacto de la contaminación y el cambio climático, comenzó a cuestionar los modelos de producción y venta de la moda rápida y los productos desechables.

    Fue así como creadores de contenido se atrevieron a desafiar la lógica de lo viral, haciendo videos donde criticaban abiertamente productos que habían sido promocionados por otros influencers.

    El hashtag #desinfluencing ganó una tracción masiva, con millones de reproducciones, y se convirtió en el lema de un movimiento que llama a la reflexión y a la responsabilidad en el consumo.

    ¿Cuál es el objetivo del desinfluencing?

    El objetivo principal del desinfluencing es fomentar un consumo más consciente. No se trata de un llamado a dejar de comprar por completo, sino de promover una pausa crítica antes de tomar una decisión de compra.

    Los desinfluencers buscan que la gente se haga preguntas como: ¿Realmente necesito esto? ¿Este producto es de buena calidad o es parte de una moda pasajera? ¿Cómo se fabricó y cuál es su impacto en el medioambiente?

    Se centra en el ‘consumo lento’ como contraoferta al ‘consumo rápido’, alentando a las personas a apreciar lo que ya tienen y a adquirir nuevas cosas con más atención y significado.

    Por ejemplo, Marcela Mistral, aunque su contenido no se centra en desinfluenciar, ha criticado abiertamente productos de belleza y marcas que no cumplen con los estándares de calidad que prometen.

    ¿Qué impacto tiene el desinfluencing en el consumo?

    El desinfluencing está teniendo un impacto significativo en la industria del consumo y en el comportamiento de los compradores, especialmente entre los jóvenes.

    Un análisis de la Universidad Internacional de Valencia sugiere que esta tendencia está generando un alivio entre los consumidores que se sienten abrumados por la saturación publicitaria.

    Indirectamente, ayuda con el FOMO (miedo a perderse algo) para aquellos que no pueden consumir ciertas cosas.

    Como resultado, algunas marcas han comenzado a adaptarse. Lejos de ignorar el fenómeno, han optado por campañas más transparentes y honestas.

    El público, cada vez más desconfiado de la publicidad tradicional, valora más a las marcas y a los creadores de contenido que hablan con sinceridad sobre las virtudes y defectos de un producto.

    El desinfluencing no es solo una moda; es una señal de que los consumidores de la era digital están demandando una mayor integridad y una relación más auténtica con el consumo.

    En el caso de Meredith Duxbury que a pesar de ser conocida por sus tutoriales de maquillaje, Meredith ha integrado críticas honestas sobre productos virales en su contenido. Su enfoque se centra en la sinceridad, alejándose de la promoción ciega.

    En conclusión, el desinfluencing es un movimiento en auge que promueve el consumo consciente como respuesta al consumismo desenfrenado de las redes sociales.

    Este fenómeno, liderado por los desinfluencers, se basa en la honestidad y la transparencia para recomendar a los usuarios qué productos evitar o cuáles no valen la pena.

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