jueves, febrero 13, 2025
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    Sin darte cuenta, podrías estar acosando a alguien

    En nuestra sociedad, sobre todo en los últimos años, hemos abierto la conversación al acoso sexual, de los que hemos sido víctimas, pero, también debemos darnos cuenta que también lo ejercemos nosotras, al convertir a una persona en el objeto de nuestro afecto

    Me gustaría decir que soy una persona estable y equilibrada, que no es capaz de forzar una relación o amistad, pero tanto yo, como muchas de ustedes, sabrán que eso no es del todo cierto. En algún momento de mi vida, perseguí personas que realmente no querían estar conmigo, al grado de enviar mensajes, stalkear en redes sociales y buscar la forma de estar en el mismo lugar que él. ¿Te sientes identificada?

    Con el avance de las redes sociales la definición se «stalker» se hizo tan común y corriente que, en una ocasión, platicando con una chica me dijo «no, yo no lo acoso, sólo lo stalkeo», irónicamente la palabra significa lo mismo. Sólo que una tiene que ver con la completa locura y la otra, con un tema más de obsesión «normal».

    «Debemos entender que muchas veces perdemos la razón, y nos justificamos creyendo que por ser mujeres todo está bien. Que no hay acoso si el que lo recibe es un hombre, incluso podemos llegar a pensar que es romántico», me comparte la psicóloga Juana Miller, especialista en dependencia.

    «El acoso no sólo tiene que ver con los avances sexuales indeseados o solicitudes de favores sexuales, también se refiere a los comentarios que hacemos a las personas que ya nos pusieron un límite. Un ejemplo es escribirle a alguien cuando ya nos pidió que dejemos de hacerlo, o cuando ya no responde», indica.

    El ser una acosadora no sólo te lastima a ti, también a la persona que ha sido tu víctima sin tú saberlo. Pero no te culpo, también hay personas que no son claras, que no nos dicen con palabras lo que quieren, pero es importante que entiendas que ahora ya no podemos violar la línea de privacidad de las personas, mucho menos cuando la lucha femenina pide que los hombres paren de hacer justamente eso.

    «Como mujeres estamos acostumbradas a escuchar que los hombres son los que acosan, pero ahora en las conversaciones ya escuchamos a nuestras amigas decir ‘busqué en sus redes’, y llegar al grado de que hasta van a las oficinas o a casas de las personas que aman para enfrentarlos. Esto nos pone en desventaja, no sólo por reducirnos a acosadoras, también porque ellos tienen menos herramientas emocionales, lo que puede generar cierta violencia hacia nosotras», revela Miller.

    No justificamos a nadie, pero una de las ventajas que tenemos sobre los hombres es justamente las herramientas emocionales que nos dieron al crecer, que en muchos de los casos, no en todos, a ellos simplemente no se las dieron, por lo que el único recurso que conocen es «te dejo de hablar» o «te ignoro», lo que nos obliga a buscar un cierre en la forma en que podamos.

    «Claro que el no tener un cierre nos lleva a buscarlo, sin duda, pero desafortunadamente la respuesta no la encontrarás en el otro, en el que ya te pidió que lo dejes en paz. La encontrarás en terapia, contigo misma, enfrentando tus fantasmas y superando poco a poco una situación en la que no querías estar», dice la especialista.

    Aunque no me gusta mucho aconsejar a quien no me lo pide, me gustaría que reflexionaras sobre qué tanto «es tantito» y por qué te la pasas buscando una respuesta en sus tweets (yo lo he hecho, de verdad te entiendo). Pero sobre todo, que pienses en lo que es mejor para ti.

    Amar a las personas nos lleva a creer que tenemos derecho a todo, a decirles lo que sea, incluso si ya se alejaron de nosotros. Seguir por este patrón de conducta, creer que no hacemos nada malo al ir a tocar a la casa de una persona que no nos invitó es violar su privacidad, no es romántico y, de hecho, es un delito.

    «Los hombres lo entienden así desde hace tiempo, ellos creen que buscar e insistir es romance y nada qué ver, por lo mismo nosotras también tuvimos esta confusión, y ahora tenemos que cambiar la actitud, mejorar nuestra forma de comunicarnos y aclarar las cosas con las otras personas, para que no haya confusión», concluyó Miller.

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