domingo, junio 15, 2025
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    Tener un papá boomer cuando eres una hija millenial

    Tener un papá boomer cuando eres millennial implica muchos aprendizajes y enseñanzas de ambas partes.

    Por: Elsa Cavazos.

    El otro día alguien me preguntó si odiaba a mi papá. Quizás porque suelo quejarme mucho de él, algo que considero natural en la dinámica padre-hija. Definitivamente no lo odio, al contrario, me aterra imaginar un mundo sin él.

    El amor que siento por él trasciende las palabras que pudieran explicarlo. Sin embargo, muchos olvidan que las relaciones humanas, especialmente las que tenemos con nuestros padres, son complejas.

    No siempre serán idílicas, de color de rosa, ni perfectas. Habrá quien prefiera pretender una vida perfecta; pero, al menos yo, valoro la transparencia. La realidad es que podemos amar profundamente a alguien, respetarlo y aun así necesitar espacio.

    Lo esencial es aprender a navegar esa complejidad y encontrar formas de entendimiento. Cuando se ama, se encuentra la manera. Durante mi infancia, mi padre era mi favorito frente a mi madre.

    Hoy, depende del día quién me cae mejor. Él era quien a todo me decía que sí, me compraba los juguetes y me llevaba donde quisiera.

    Dua Lipa y su papá Dukagjin
    Dua Lipa y su papá Dukagjin han demostrado tener una gran relación. Foto: Instagram @dukagjinlipa

    Mi madre fue más estricta, establecía más límites. Al crecer, descubrí que mi papá no sabía cómo lidiar con nuestros errores como hijas. No aspiro a la perfección ni pretendo alcanzarla.

    Mi madre mostró mayor flexibilidad, quizás más comprensiva en determinados momentos. En general, me gusta desafiarlos y reconozco haberlos sometido a situaciones difíciles. Sin embargo, nadie nos enseña a ser padre ni a ser hija. Aquí se aprende viviendo. 

    Mi papá es boomer

    Mi papá pertenece a la generación de los baby boomers, igual que mi mamá. Comprendo que me criaron con las mejores herramientas disponibles, las cuales fueron limitadas.

    Ahora entiendo que ellos no pueden expresarse con mi misma fluidez ni describir ciertas emociones, porque en su época estos temas no se dialogaban ni se analizaban. Las infancias evolucionan, pero a través de intentos que frecuentemente resultan dolorosos. 

    Siempre he percibido similitudes entre la personalidad de mi papá y la mía. Ambos disfrutamos desvelarnos, somos personas nocturnas, detestamos levantarnos temprano y tenemos un carácter extrovertido que facilita nuestras relaciones sociales.

    Ethan Hawke y Maya Hawke
    Ethan Hawke y Maya Hawke son padre e hija de diferentes generaciones. Foto: Instagram @ethanhawke

    Nuestra mayor fortaleza es entablar una conversación, de él aprendí lo importante que es el networking, prestamos atención a los detalles y compartimos el gusto por ir al cine y la música.

    Me siento afortunada de tener un papá como él. Sin embargo, nos hemos lastimado mutuamente con los años, en parte por nuestras similitudes: ambos sucumbimos al orgullo. Yo he aprendido a pedir perdón.

    Lo que nadie advierte a un espíritu libre que detesta sentirse controlada es que, al elegirte a ti misma, puedes incomodar a otros. A los 24 años abandoné mi hogar, sofocada por las reglas y los conflictos con los que tenía que lidiar.

    Mi partida desató incomodidad en mi núcleo familiar, representaba un desafío. No obstante, considero que fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida y gracias a ella mi papá pudo apreciar lo que puedo lograr por mi cuenta. Nuestra relación mejoró.

    Las discusiones tal vez nunca cesen, como tampoco las conversaciones donde diferimos. Pero ahora comprendo que es natural y saludable necesitar espacio propio.

    Para ofrecer lo mejor de mí a mi papá, necesito un entorno libre de tensiones. Ese ambiente es el que yo decido crear según mis criterios. Afortunadamente, creo que ha sabido respetarlo. 

    Lo fundamental en las relaciones es entender que no tienen que parecerse a las de los demás. A veces me siento mal por no contactar a mis padres con la frecuencia que mis amigas lo hacen con los suyos.

    Sin embargo, me enorgullece saber que confían en mi autosuficiencia. Antes de solicitarles ayuda, agoto mis recursos e ideas, con la certeza de que siempre estarán disponibles.

    Que siempre puedo contar con mi papá, sin importar las circunstancias. Y eso constituye la esencia de nuestra relación. Compleja o no, es incondicional. 

    Te amo, papá. No siempre nos vamos a entender, pero siempre nos vamos a querer.

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