Alessandro Michele ha demostrado una vez más que la moda es mucho más que una simple expresión estética. En su segunda colección para Valentino, el diseñador nos sumerge en una exploración filosófica con su colección Le Méta-Théâtre des Intimités: sobre la identidad y la intimidad, llevando la narrativa del vestir y el desvestir a un nivel metateatral.
Para la colección Otoño-Invierno 2025, Michele transforma la pasarela en un espacio simbólico donde las barreras entre lo público y lo privado se diluyen. Inspirado en la heterotopía de Michel Foucault, el desfile se desarrolla en un ambiente que evoca un baño público bañado en rojo, donde modelos emergen de cabinas y se contemplan en espejos, recordándonos que la identidad es un constante juego de construcción y deconstrucción.

¿Cuál fue la inspiración de Alessandro Michele?
Desde sus inicios en la dirección creativa de Valentino, Alessandro Michele ha mostrado un interés profundo por los conceptos filosóficos y la teatralidad de la moda. En esta colección, la ropa deja de ser meramente decorativa para convertirse en un símbolo de introspección. Bodies desabrochados, encajes delicados y transparencias audaces expresan la fragilidad y el poder de la desnudez, en un ejercicio de autodescubrimiento.
La paradoja de cubrir y revelar se materializa en los estilismos, donde el encaje y las capas de tela funcionan como metáforas de la identidad. La pasarela no solo muestra prendas, sino que plantea una cuestión esencial: ¿somos lo que mostramos o lo que escondemos?

¿Qué tendencias vimos en Valentino Otoño-Invierno 2025?
Michele apuesta por una mezcla de nostalgia y modernidad, con referencias a la sastrería clásica y guiños a la lencería expuesta. Las prendas superpuestas, las capas translúcidas y los detalles en encaje marcan una tendencia clave: la fusión entre lo íntimo y lo estructurado. Además, las mangas voluminosas, los cortes asimétricos y las piezas oversized confirman el regreso de la exageración en la moda.
Los bodies abiertos y los sujetadores visibles revelan una sensualidad que no busca ser provocadora, sino introspectiva.Los vestidos se reinterpretan con cortes asimétricos, tejidos drapeados y detalles de corsetería visible, evocando una estética neorromántica. Mientras tanto, las capas y estolas de terciopelo añaden una dimensión aristocrática y evocadora.

Los colores que dominaron la pasarela
El rojo fue, sin duda, el tono protagonista del desfile, una elección que evoca la pasión, el poder y el misterio. Este color tiñó no solo la escenografía, sino también varias prendas clave de la colección. Junto a él, los tonos oscuros como el negro y el burdeos aportaron dramatismo, mientras que destellos de marfil y dorado equilibraron la paleta con un aire de sofisticación.
Además, la colección incorporó colores vibrantes y suaves que contrastaron con la intensidad del rojo. Tonos como el turquesa y el lila añadieron un toque de frescura, mientras que el mostaza aportó calidez y profundidad. Para la lencería, el rosa palo se destacó como un color clave, reforzando la delicadeza y sensualidad de las prendas más íntimas.

¿Cuales fueron los estampados de la colección?
Los estampados jugaron un papel crucial en la narrativa de la colección, reforzando el diálogo entre la teatralidad y la intimidad. Los clásicos rombos, inspirados en los arlequines, añadieron dinamismo y profundizaron la exploración sobre la identidad y la puesta en escena del yo.
A ellos se sumó el estampado de leopardo, reinterpretado con un aire sofisticado y decadente. Lejos de su connotación tradicionalmente audaz, Michele lo utilizó en capas etéreas y vestidos de gasa, logrando un efecto más onírico que agresivo.
Por otro lado, las flores de estilo neorromántico aportaron un contraste poético a la colección. Motivos florales en tonos suaves como el lila, el marfil y el rosa palo se plasmaron en encajes, brocados y terciopelos, evocando una estética nostálgica y melancólica.

Accesorios: El arte de la teatralidad y el misterio
Cada elemento refuerza la tensión entre lo íntimo y lo escenográfico, aportando dramatismo, sofisticación y un aire de misterio a los estilismos. Los sombreros de ala ancha, inspirados en la aristocracia decadente y el cine noir, enmarcan el rostro con un halo de enigma. Su presencia en tonos oscuros y tejidos como el terciopelo refuerza la dualidad entre lo teatral y lo introspectivo. Del mismo modo, los guantes largos, confeccionados en cuero, encaje o satén, aportan un gesto dramático y evocan un aire de nostalgia, recordando la elegancia de épocas pasadas.
Una de las incorporaciones más inesperadas fueron los gorros de encaje estilo bonnet de bain de los años 20, reinterpretados con una sensibilidad neorromántica. Estos accesorios, tradicionalmente asociados a la intimidad del baño, adquieren un nuevo significado en la pasarela, transformándose en un símbolo de fragilidad y sofisticación. Confeccionados en encajes florales y tulles translúcidos, cubren la cabeza con un aire etéreo, jugando con la idea de lo que se oculta y lo que se revela.
Por otro lado, las estolas y capas de terciopelo añaden una dimensión aristocrática y evocadora, funcionando como una declaración de poder y fragilidad a la vez.

Un escenario de tintes lynchianos
La escenografía del desfile es un homenaje al cine de David Lynch, con su particular equilibrio entre lo macabro y lo onírico. La iluminación roja, los espejos reflejando figuras fragmentadas y la atmósfera de un club nocturno crean una sensación de extrañamiento. El desfile se convierte así en una experiencia inmersiva que nos invita a cuestionar los límites entre realidad y ficción.
La banda sonora refuerza esta atmósfera: los acordes etéreos de Gods & Monsters de Lana del Rey añaden un matiz melancólico y provocador. Cada detalle está pensado para sumergirnos en una narración donde el vestuario es tanto una armadura como una confesión.
Valentino y el arte de habitar la contradicción
Le Méta-Théâtre des Intimités es una colección que desafía las categorías convencionales de la moda. Michele nos invita a explorar la intimidad como un espacio de representación, donde lo privado y lo público, la verdad y la ficción, coexisten en una danza perpetua.
Lejos de una visión pesimista o angustiante, la propuesta de Valentino para Otoño-Invierno 2025 celebra la complejidad del ser. Al final, nos queda una certeza: en la moda, como en la vida, cada capa, cada prenda y cada gesto son parte de una narrativa en constante evolución.