Hay problemas en el mundo de Hollywood y en el de la tecnología.
Sky, Breeze, Cove, Ember y Juniper: cinco nombres que actualmente no son muy conocidos, pero ya están causando problemas a la empresa propietaria de ChatGPT, que recientemente lanzó su nueva versión, prometiendo cambiar el mundo, aunque aún no se ha aclarado en qué dirección.
Hace unos días, OpenAI lanzó GPT-4o, la nueva versión de su software, capaz de utilizar cualquier sonido, texto e imagen para generar contenido según las instrucciones del usuario. La empresa publicó una serie de videos demostrando las diversas capacidades del software, uno de los cuales impresionó enormemente al público, ya que mostraba a dos programas de diferentes dispositivos conversando entre sí.
Sin embargo, anoche se supo que la empresa se vio obligada a retirar una de las cinco nuevas voces del software, específicamente la voz Sky, tras recibir una carta de cese y desistimiento de los abogados de Scarlett Johansson.
Scarlett Johansson se levanta contra ChatGPT
La famosa actriz estaba entre las opciones de la empresa para prestar su voz al nuevo software, pero ella rechazó la oferta. El propio fundador de OpenAI, Sam Altman, se había puesto en contacto con sus representantes, ignorando las disputas legales que la actriz había tenido con Disney debido al lanzamiento de la película Black Widow en una plataforma de contenido el mismo día que en los cines.
Johansson no dudó en enfrentarse al gigante del entretenimiento y, finalmente, la demanda no se discutió en los tribunales, ya que ambas partes llegaron a un acuerdo. Los términos del acuerdo no se hicieron públicos, pero se dice que la demandante recibió una buena compensación.
Mientras tanto, cuando la actriz escuchó la voz Sky de ChatGPT, consideró que se parecía demasiado a la suya, y dado que había protagonizado hace 11 años la película Her, prestando su voz a un programa que personificaba a una mujer de la que Joaquin Phoenix se había enamorado, decidió tomar medidas y encargó el caso a sus abogados.
En la carta de cese y desistimiento, la actriz de 40 años dijo que Altman le había hecho una propuesta para el software ChatGPT 4.0, tratando de convencerla de que, con su participación en el proyecto, «podría crear un puente entre las empresas tecnológicas y los creadores, haciendo que los consumidores se sintieran familiarizados debido a su voz, dentro de un entorno de IA sin precedentes«.
Altman buscaba crear un entorno cómodo para los usuarios de IA, pero no logró encontrar esa comodidad en la voz de Johansson y terminó eligiendo a otro actor, cuya identidad nunca se hizo pública. La actriz se sintió impactada, según sus propias palabras, cuando escuchó la voz Sky, de la cual fue informada también por personas de su entorno familiar, y pidió a la empresa que le proporcionara información detallada sobre cómo se creó esa voz.
La actriz afirmó en la carta publicada que todos los actores enfrentan el gran desafío de las imágenes y voces falsas y que los procesos mediante los cuales se crean estas cosas deben ser completamente transparentes.
El resultado fue la eliminación de la voz Sky del software, a pesar de que OpenAI sostiene que siguió todos los pasos necesarios para crearla correctamente.
«Las voces de IA no deben imitar deliberadamente la voz característica de una celebridad, y la voz Sky no es una imitación de Scarlett Johansson, sino que pertenece a una actriz profesional diferente que utilizó el tono natural de su voz», dijeron los representantes de la empresa, tratando de mostrar que se trataba simplemente de un malentendido.
Johansson ganó la batalla con la IA, pero ¿es posible que las celebridades que se ven afectadas de cualquier manera por el funcionamiento de este software ganen la guerra a largo plazo?
Hollywood y la inteligencia artificial
El pasado septiembre, el famoso escritor George R.R. Martin se enfrentó a OpenAI, junto con otros 17 escritores, alegando que se habían utilizado sus textos sin la debida autorización para entrenar el software. Por violación de derechos de autor también se enfrentaron a la empresa la comediante Sarah Silverman y la escritora Margaret Atwood.
La huelga de guionistas y actores de Hollywood, que comenzó en julio del año pasado y terminó en noviembre, tuvo como principal demanda la limitación del uso de la voz e imagen de los actores. Los grandes estudios de Hollywood habían declarado su intención de utilizar estos elementos para crear nuevo contenido, del cual los actores no sabrían nada hasta su publicación.
En algunos casos, se consideraba que un actor que participaba en una película automáticamente cedía los derechos de su imagen y voz para crear nuevo material que las empresas usarían a su discreción, sin su aprobación o consentimiento.
La libertad artística sufrió muchos golpes por parte de los estudios de producción, pero los actores y guionistas fueron reivindicados. La postura de Johansson muestra que esta lucha no ha terminado, y que no hay lugar para «malentendidos» cuando se trata de crear contenido que se asemeja en voz – y en apariencia – a un actor que no acordó participar en un proyecto y no fue remunerado por ello.
Si los actores lograron enfrentarse a gigantes del entretenimiento como Warner Bros., es muy probable que lo vuelvan a hacer, especialmente cuando tienen que lidiar con las acciones de empresas individuales que ahora intentan establecerse en el campo.
ChatGPT puede reconocer ahora las emociones, pero al final del día es crucial que la administración de ChatGPT reconozca las emociones y las intenciones de las personas y no cometa errores como lanzar voces que se parecen notablemente a las de actores que rechazaron colaborar. Las personas y las máquinas pueden acercarse, pero no a costa de aquellos que no lo desean.
Escrito por: MC Team
Adaptación: Bianca Cosulich
Artículo originalmente publicado por Marie Claire Grecia
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