Un arma de autodeterminación y desobediencia civil.
Recuerdo que durante mi estancia en España, caminé junto a una de mis mejores amigas por las playas de Almería, en Vera. Mientras platicábamos sobre nuestro itinerario del día, nos alejamos cada vez más de nuestro hotel, aventurándonos por la orilla del mar. Sin darnos cuenta, al levantar la mirada, vimos a un grupo de mujeres haciendo topless en la playa.
Nuestra reacción inmediata fue de sorpresa, ya que no estábamos acostumbradas a ver el cuerpo de las mujeres expuesto en nuestro país. Y no solo era ese grupo de amigas, sino que todos estaban completamente desnudos. Sin querer habíamos entrado a una playa nudista, donde las únicas que rompían las reglas éramos nosotras, que llevábamos trajes de baño de cuerpo completo.
En ese instante me pregunté: ¿cómo se sentían las mujeres tan seguras de exponer su cuerpo ante la mirada de extraños, especialmente la de los hombres? Nunca sentí vergüenza o crítica, más bien admiración y duda. ¿En qué momento nació el topless en la playa?
¿Cómo inició la cultura del topless?
Los años 70 y 80 fueron la época dorada del topless, un momento donde la piel de la mujer era su traje de superheroína y los hombres deambulaban por las dunas en parejas como policías, dedicándose furtivamente a observar y hacer comparaciones sobre quién tenía el “mejor” busto.
Nuevamente, los varones incomodando a las mujeres (¡qué raro!). Algunos se paraban alrededor de la toalla de alguna desafortunada mujer para mirarla fijamente con descaro, reclamando el derecho de estar donde quisieran.
Esto desencadenó un fenómeno entrelazado con el feminismo, la autodeterminación y las consecuencias de la liberación sexual.
El 18 de noviembre de 1978, en Italia, el proceso por actos obscenos contra una mujer que se había quitado el sujetador en la playa concluyó por primera vez con una distinción precisa entre «desnudez total» y «tomar el sol con el pecho desnudo». Se estableció que lo segundo, en la playa, no ofendía la moral pública.
Esto provocó que todo el mundo fuera a la playa a exponerse. Al final del día, este era el espacio donde su cuerpo no era ilegal.
En ese momento, las redes sociales no existían, pero como ocurre con todo lo que concierne a las mujeres, la igualdad no figuraba en la situación con los hombres. Recordemos que aún hoy, si un varón se quita la camisa en la calle, es raro, pero si lo hace una mujer, es un delito.
A pesar de todo, las playas se convirtieron en un pop-up de pechos de todas las edades al viento, pero con el tiempo, esto cambió. Hoy en día, es difícil encontrar una mujer (de cualquier edad) en las playas sin traje de baño, a menos que sea explícitamente una playa nudista.
Conociendo la historia de las mujeres que se “exponían”
En los años 1700, mostrar los pechos desnudos no era tan impropio. Las mujeres nobles de la corte dejaban ver sus pezones, pero cubrían las piernas. En las pinturas de la época, ocasionalmente se ve un pecho desnudo, nunca un tobillo.
Pero para las primeras mujeres en topless en la playa, tenemos que remontarnos a principios del siglo XX, cuando la humanidad empezó a comprender que predicar la palidez como símbolo de belleza no era muy saludable. En la década de 1920, se inició la práctica de tomar el sol y comenzó la tendencia a quitarse tiras de tela.
En los años de 1950, algunos países comenzaron a motivar cada vez más los baños de sol y circularon folletos médicos en los que madres con el pecho desnudo levantaban a sus bebés en la playa. Y finalmente, el boom antes mencionado, entre 1967 y finales de los años 90.
¿Por qué dejamos de hacer topless?
La invención de los bras push-up a principios de la década de 1990, desde el Wonderbra hasta las imitaciones posteriores, convirtió a los sujetadores en un accesorio joya. El corpiño se dejaba ver a través de transparencias y escotes, pero en ese entonces no era de buen gusto comprar un traje de dos piezas con una parte superior muy bonita y luego colgarlo en las sombrillas. Era todo o nada.
También el auge de la cirugía plástica cambió todo. Muchas mujeres no querían que se vieran las cicatrices de la incisión por donde habían metido los implantes, por lo que optaron por cubrirse.
Finalmente, empezaron a circular noticias medio falsas: tomar el sol en topless podría favorecer el cáncer de mama. Nada más lejos de la realidad: lo único cierto es que si no se utiliza la protección adecuada y no se renueva con frecuencia, la zona puede correr riesgo de sufrir melanoma y otros cánceres de piel como cualquier zona delicada. Este último factor ambiguo significa que hoy, estadísticamente, las mujeres están más en contra del topless que los hombres. Y así es como el progreso cambia costumbres.
La desigualdad entre el cuerpo de las mujeres y el de los hombres
Podemos ver la gran diferencia que hay entre mostrar nuestro cuerpo como mujer y la carga que tienen los hombres. El ejemplo más moderno es la prohibición y cancelación que hay en las redes sociales.
Mientras podemos ver los pezones de los hombres en diferentes campañas publicitarias, en el feed de Instagram o en publicaciones de Facebook, cuando se identifica que es el de una mujer, se bajan todas las publicaciones, se llegan a borrar cuentas y se les señala de «fáciles».
No podemos ignorar que ese también es uno de los motivos por los cuales, aunque estemos en un área designada como lo es la playa nudista por la que estuve caminando en España, mi primer sentimiento no era querer unirme, sino aplaudir a las que eran para mí “valientes” y luego alejarme.
De cualquier manera, el cuerpo de las mujeres es hermoso y no debería tener una connotación negativa ni tener una carga emocional y social.
Texto original: Debora Attanasio
Adaptación: Bianca Cosulich
Artículo originalmente publicado por Marie Claire Italia
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