Este mes de mayo, en lugar de quedarnos solo con la celebración del Día de las Madres, quiero invitarte a ir un paso más allá. A darnos la oportunidad de conocer a la mujer que habita en nuestra madre. Porque ella, no solo como mamá, sino como ser humano, también merece ser celebrada.
Una de las preguntas más comunes en entrevistas es: ‘¿A qué personaje histórico o del pasado te hubiera gustado conocer y qué le preguntarías?’ Durante mucho tiempo, mi respuesta fue: Frida Kahlo, quien ha sido mi heroína desde niña por su fortaleza y su inspiración artística.
Pero esa respuesta ha cambiado, desde que hice un video en el que me pedían hacerle preguntas poco comunes a mi madre. Al principio pensé que sabría todas sus respuestas, porque ¿Cómo no iba a conocerla a ese nivel tan personal? Pero al escucharla, me di cuenta de que quizá había una versión de ella que no conocía del todo.
Y entonces me hice una pregunta que jamás imaginé: ¿Realmente conozco a mi madre?

Más allá de la maternidad
Sí y no. Conozco su versión actual y todas las anteriores desde que me tuvo, pero no conozco a la mujer que fue antes de ser mamá. Y puede parecer absurdo preguntarnos quién es nuestra madre, porque damos por hecho que lo sabemos. Pero ¿realmente conocemos a la mujer que un día se convirtió en nuestra madre?
¿Cuál es su historia? Y no me refiero solo a los grandes rasgos, sino a los detalles: a las emociones, a los miedos, los deseos, a lo que no se dice, si no se pregunta. Me encantaría poder encontrarme con ella de niña, y preguntarle por sus sueños, sus gustos, sus temores.
Saber quién era esa mujer que se convirtió en mi heroína. ¿Qué batallas libró para llegar a ser el ejemplo de fortaleza que es hoy? ¿Qué sueños se quedaron en la maleta? ¿Qué parte de ella dejó de existir cuando yo nací? Pocas veces nos detenemos a indagar sobre la vida de nuestros padres antes de que tenernos.
Y puede ser que cuando por fin queramos hacerlo, ya sea demasiado tarde. Por lo que ahora, en lugar de elegir tomarme un café y hacerle las preguntas más personales a mi heroína del pasado como Frida Kahlo, elegiría tener ese encuentro con mi heroína del presente: mi madre.
¿Quién es mi madre?
Ya que nunca se me había ocurrido que no conocía totalmente a mi mamá, Y al darme cuenta, me sentí profundamente apenada, incluso un poco cruel y egoísta. Porque, sin saberlo, había ignorado a todas las versiones de mi madre que aún viven dentro de ella:
A la niña traviesa que corría por las calles de Villa Juárez. A la adolescente que, con tan solo 16 años, se mudó sola a Guadalajara. A la joven valiente que desafió a su padre cuando él le dijo que no podía estudiar medicina, porque ‘una doctora no sería una buena esposa’.
A la hija que perdió a su madre en un trágico accidente a los 21. A la mujer que enfrentó a un banquero que no quería darle un crédito hipotecario por ‘no estar casada’, y que logró cambiar esa norma para poder tener su primera casa.
Había ignorado a la mujer a la que le rompieron el corazón y que decidió elegirse a sí misma, antes que seguir en una relación disfuncional. A la mujer que tomó la decisión de ser madre soltera a pesar de lo difícil que esto significaba, al estar sola en una ciudad sin familia.

¿Cómo puedo conocer a mi madre?
De alguna forma, había pasado por alto cada una de esas versiones. Y creo que esto es tan común porque como hijos somos naturalmente egoístas, asociándonos con nuestra madre mayormente desde el rol y no desde el individuo.
Como hijos intrínsecamente estamos en una posición de recepción, nuestra madre nos da, nos cuida, nos protege, nos escucha, etc. Y pocas veces pensamos que ellas también necesitan y merecen recibir de nosotros.
Por lo que quisiera que este mes que celebramos tanto a las mamás también nos diéramos la oportunidad de conocerlas a fondo. Aquí te dejo unos consejitos que podrían ayudarte en esta dinámica.
Reconoce que hay una mujer en ella, igual que tú
No pienses que estás sentada frente a ‘tu mamá’, sino frente a una mujer maravillosa que, además de ser madre, es muchas otras cosas más.
Interésate por todas sus versiones
Pregúntale sobre su infancia, adolescencia, amores, amistades, sueños. Puedes encontrar muchas ideas de preguntas en internet que te sirvan de guía.
Propicia momentos especiales con ella
Planea citas significativas: llévala a su lugar favorito o invítala a casa, cocínale algo rico, consiéntela, abran una botella de vino y hablen como lo harías con una amiga.
Abstente de juzgar
A veces, nuestras madres no nos cuentan cosas por miedo a ser juzgadas. Recuerda que, antes que nada, es un ser humano, con errores y aciertos. No estás ahí para juzgarla, sino para escucharla y conocerla.
Déjala que también te conozca
No solo como hija, sino como mujer. Puedes empezar compartiendo: cómo te sientes o te has sentido en alguna etapa de tu vida, y luego hacerle una pregunta similar a ella. Así, irán construyendo confianza mutua.
No te frustres si el momento no se da de inmediato
A veces es abrir ciertas conversaciones. Puedes intentarlo de nuevo o empezar por compartir una actividad: cocinar, visitar un museo, ver álbumes de fotos, etc. A veces, las historias y las preguntas surgen de manera más natural cuando están haciendo algo juntas.

Conocer a la mujer que habita en nuestra madre puede beneficiarnos más de lo que imaginamos. Mejora nuestra relación con ella y nos da una perspectiva más amplia sobre su historia y razones por las que es como es.
En lo personal, creo que, al conocer más a mi mamá, también me he conocido más a mí misma. Y creo es de los mejores regalos que puede hacerse en este Día de las Madres, darse la oportunidad de conocerse, como dos mujeres más allá de los roles que tienen en su vida. Espero que esta experiencia sea igual de profunda y hermosa para ti y tu madre.