Por: Maite Beorlegui
Dentro de los cambios que se dan constantemente en el entorno donde nos hemos comprometido, proyectado, formado, integrado y reaccionado en el día a día —en esta aventura de nuestras vidas—, resulta fundamental invitar a pensar en los otros, un ejercicio un tanto olvidado. Sí, esos otros seres humanos que nos acompañan a transitar en este planeta Tierra.
Pensar en los otros, en esa hermosa resonancia que se da en el inconsciente colectivo al considerar las necesidades humanas que nos competen a todos: en el ambiente familiar, social, laboral, dentro de esta hermosa naturaleza que sentimos propia.

¿Cómo mostrar consideración a los demás?
¿Cómo mejorar en lo inmediato la vida del otro? ¿Desde dónde apoyar? No solo en catástrofes o eventos extraordinarios, sino en la cotidianidad.
Una cotidianidad que se suaviza quizá con una sonrisa —tan escasas en estos días—, con el preciado detalle de la escucha silenciosa, que se transforma en diálogo por el simple gesto de estar presente. Con una mirada a los ojos que transforma, provocando el sentirse visto.
Una frase que motive, un abrazo que acoja y que contenga, una disculpa otorgada a tiempo, un compartir en la mesa con la disposición de escuchar sin necesariamente opinar. Esas sutilezas que hoy nos sorprenden cuando vienen de extraños, y que sorprenden igual cuando las ofrece un familiar.
Ese ‘hola, muy buen día’ que se ofrece sin intención, como gesto de consideración. Ese detalle, por pequeño que sea, que hace sentir al otro un «me importas» y convierte el momento en bienestar, porque te respeto y considero.
Ese prudente silencio acompañador que se antoja en momentos difíciles, llenando el vacío de quien se acerca para hablar.

Crear para conectar
Esas generaciones pujantes que olvidan que honrar a las generaciones anteriores no es signo de debilidad, aun siendo diferentes en pensamientos y acciones. Ese encuentro generacional entre lo que fue y lo que es, a veces sin poder conciliar, buscando poder demostrar, y en la demostración, sin precisión, solo confrontar.
Se requiere observación para implementar, y en la implementación, ¡crear!
Crear vínculos de confianza.
Crear y fortalecer valores en integridad.
Crear espacios dignos para ejercer la libertad.
Crear razones diarias para valorar.
Crear razones para conquistar.
Crear motivos de paz.
Crear lazos sólidos de amistad.
Crear con autenticidad.
Crear con lealtad.
Crear en comunicación.
Crear en conexión real.
Crear con la ilusión de lograr.
Crear sin dejar morir el tiempo, ya que este no vuelve jamás.
Crear, crear, crear, aunque parezca absurdo en un mundo que ha olvidado soñar.
Considerar, respetar
¿A caso, las claves para mejorar?