Encontrar motivación en el trabajo no siempre es lo más fácil de lograr, especialmente cuando las tareas parecen interminables. Sin embargo, a Ernest Hemingway le debemos el nombre a un efecto que describe nuestra relación con la productividad y la motivación.
Su propuesta se centra en encontrar una especie de optimismo para creer en nosotros y así sentirnos más inspirados y confiados de que podemos lograr las tareas que nos proponemos. Esto es lo que tienes que saber sobre el efecto Hemingway y cómo incorporarlo a tu vida.
¿Qué es el efecto Hemingway?
El autor estadounidense le dio nombre a este fenómeno a partir de unas conversaciones que tuvo con el autor Arnold Samuelson, que este último inmortalizó en su libro With Hemingway: A Year in Key West and Cuba.
En sus palabras dijo: ‘Lo más importante es saber cuándo parar. […] Cuando sabes que vas bien y que has llegado a un lugar interesante y que sabes qué sucederá después, ahí es cuando paras. Déjalo en paz y no pienses en ello; deja que tu subconsciente haga el trabajo’.
Hemingway propone que una manera de lograr tus metas es detenerte justo en el momento en el que estás por terminar para así sentirte más motivado de que eventualmente puedes acabar.
¿Cómo incorporar el efecto Hemingway en el trabajo?
Yoshinori Oyama de la Universidad de Chiba y Emmanuel Manalo de la Universidad de Kioto se propusieron estudiar este fenómeno más allá de las evidencias anecdóticas.
Dos conclusiones clave a las que llegaron fueron que las personas que están más cerca de terminar una tarea están más motivadas por terminarla y que esta motivación es aún más grande cuando la tarea se divide en partes que permiten definir más o menos cuánto falta para acabarlas.
Por eso, una manera en la que puedes utilizar el efecto Hemingway para ser más productivo puede ser el dividir tus actividades del día en partes más pequeñas y poner una pausa justo cuando estés por concluir. Así, al día siguiente podrás retomar esta tarea con mayor entusiasmo.
Digamos que es una manera de echarte porras a ti mismo. Es más fácil seguir adelante cuando puedes voltear y ver una larga distancia recorrida detrás de ti.