Las mujeres deben ser representadas en el arte
¿Cuántas mujeres artistas exponen en un museo? ¿Cuántas mujeres desnudas hay en uno? ¿Qué reconocimiento reciben? Esto es el inicio de la discusión de las Guerrilla Girls.
Cuando visitas un museo de arte, que contenga grandes obras, el común denominador es visitar joyas de Dalí, Caravaggio, Picasso o Manet, pero rara vez buscamos a Cassatt, Izquierdo, Gentileschi o Urueta -o siquiera hemos escuchado hablar de ellas-.
Es por eso que debemos de prestar más atención sobre la equidad en el arte, el buscar representación de las grandes creadoras de obras y darles el valor artístico que la sociedad les ha negado por cientos de años.
Esta conversación lleva casi 40 años y aún resta mucho por hacer.
EL INICIO DE LA GUERRILLA
El mundo de arte, como el mundo en general es de hombres y poco ha cambiado a lo largo de los años, así que era indispensable abrir la discusión sobre la visibilidad de las mujeres en el arte y cómo han sido relegadas.
“Nadie quería creer que había desigualdad en el mundo del arte, nos dimos cuenta que es un mundo de meritocracia en donde las mujeres poco tienen cabida”, explican miembros del colectivo Guerrilla Girls en una entrevista.
“Queríamos ser una guerrilla para que el mundo del arte, que es un mundo muy sofisticado, se diera cuenta que existía gente haciendo cosas por la libertad en los museos. También queríamos ser feministas y reclamar para nosotras la palabra ya que se ha estado utilizando por mucho tiempo para denigrar a las mujeres”.
“Usamos cabezas de gorilas para evitar la distracción de lo que realmente importa, manteniendo la anonimidad para así evitar la distracción de las personas y medios hacia nuestra persona”.
Y así nació una protesta que ha durado décadas enteras, pero sería durante un consorcio en el MOMA que se tomó la primera acción, esto en 1985, en este espacio de arte habían al rededor de 160 artistas hombres invitados y sólo 3 mujeres, lo que causó el descontento entre las mujeres artistas que estaban más que bajo representadas.
Aprovechando el reconocimiento de pocas artistas plásticas, ocultan su identidad bajo falsos nombres de mujeres mundialmente conocidas que han contribuido positivamente a la historia. Ellas son: Rosalba Carriera, Eva Hesse, Zora Neale Hurston, Frida Kahlo, Käthe Kollwitz, Anaïs Nin, Gertrude Stein, entre otras muchas, estos nombres no se quedan con ellas y funcionan como alias que van cambiando de persona en persona.
“Las Guerrilla Girls somos artistas y activistas feministas. En público llevamos máscaras de gorila, y utilizamos el humor y una imagen irreverente y provocadora para denunciar los prejuicios de género y de raza, y también la corrupción en la política, el arte, el cine y la cultura pop”, explicaban en una entrevista.
EL FEMINISMO QUE NO LOGRÓ LAS METAS
Muchos expertos también concuerdan que el nacimiento de este colectivo guerrillero, apareció ya que los resultados del movimiento feminista de la década de los sesenta y setenta no logró permear como se esperaba, especialmente en el arte.
Captaron la atención de los medios y el público conocedor de arte con el famoso cartel que juzgaba al mundo y la injusticia con la que han sido tratadas las mujeres artistas durante, literalmente, siglos.
«¿Tienen qué estar desnudas las mujeres para entrar en el MET? Solamente en el 5% de las colecciones de arte contemporáneo hay mujeres artistas que exponen. Eso sí, un 85% de los cuerpos desnudos que se muestran son de mujeres”.
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También crearon grupos de apoyo, activismo en museos, calles, un sitio sobre el famoso “male graze”, así como retrospectivas en Bilbao y Madrid, exposiciones itinerantes en Estados Unidos, Guerrilla Girls: Not Ready To Make Nice, han atraído a miles. Recientemente produjeron nuevos proyectos de calles y museos en Tate Modern y Whitechapel Gallery, Londres; Museo de Arte de São Paulo; Museo Van Gogh, Amsterdam; Museo de Historia Militar de Dresde; Art Basel Hong Kong; y muchos otros lugares.
Y esto no se queda ahí, el colectivo también busca llamar la atención a los problemas de las mujeres como el feminicidio, siendo una de sus protestas más emblemáticas la que encabezaron en 1992 junto a The Women’s Action Coalition (WAC) en la inauguración de la exposición retrospectiva de Carl Andre en el Guggenheim de Nueva York. Carl Andre, absuelto en 1988 de los cargos por el asesinato de Ana Mendieta con quien se había casado en 1985, exponía sus obras minimalistas en los museos de medio mundo, abriendo el debate primigenio sobre si se debe de separar al artista de su vida personal, algo que hasta hoy se analiza.
EL LEGADO DE LAS GUERRILLA GIRLS
En sus propias palabras explican sus proyectos a futuro “¿Qué sigue? Más quejas creativas”, creando conversaciones y análisis de lo que debemos de pensar como sociedad en temas sociales, exponiendo que aún existen “los mismos ismos de siempre: racismo, sexismo, clasismo, discriminación por edad, eurocentrismo, nepotismo, elitismo, falocentrismo”, especialmente en el mundo del arte.
Así que podemos decir que su legado es el buscar la justicia y la igualdad en todas sus formas en el mundo del arte, redescubriendo y dándole el valor correcto a las mujeres que crean, viven y sueñan con arte.
Está en nosotros el exigir más, estudiar y conocer sobre las mujeres que han hecho o hace arte, sin importar nuestros propias pasiones, esto nos ayudará a crear visibilidad para las mujeres del pasado y pavimentar el camino para las que vienen detrás de ellas.
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