Quiero empezar esta nota pidiendo perdón a todas mis amigas que fueron mamás antes que yo. Perdón por no haber estado ahí lo suficiente.
No sabía que la crianza es de las actividades más importantes en la vida y de las más duras. Perdón por no llamarlas más, acompañarlas más, escucharlas más. Ahora entiendo.
Si hay algo que es cierto en la crianza es la incongruencia que supone tener a tu bebé entre tus brazos y saber que nunca más estarás sola y a la vez sentirte más sola que nunca.
No estás sola en el proceso
Pero no lo estás, ahí afuera hay un mundo lleno de mamás y mujeres dispuestas a darte un abrazo, prepararte el desayuno o sostener a tu hijo para que puedas darte un baño ‘tranquila’. Y es que todos necesitamos una tribu, porque somos seres humanos y nuestra naturaleza es ser social.
Esa tribu que todo lo calma y todo lo puede, esa unión que nos sirve de descarga y apapacho; a veces es tu amiga de toda la vida, otras veces es esa mamá que te encuentras paseando y que necesita tanto como tú charlar un rato con otra igual.
Me sigue maravillando la innata capacidad que tenemos las mujeres para generar comunidad y manada, con la finalidad de apoyarnos y sostenernos.
Recordemos que la crianza antes se hacía justamente de este modo, en grupo y alianza, de hecho, aún se sigue haciendo en muchas tribus.
‘LLÁMALO CLAN, LLÁMALO RED, LLÁMALO TRIBU, LLÁMALO FAMILIA: COMO QUIERAS QUE LO LLAMES, QUIEN QUIERA QUE SEAS, NECESITAS UNA’.
– Jane Howard.
Hacer una tribu
Necesitamos sentirnos parte de un clan donde todo esté permitido y sin juicios: reír, llorar, dormir, gritar, escapar de la maternidad —aunque sea unos minutos al día— y compartir momentos de ella.
La realidad práctica es que el mundo actual es tremendamente exigente y bastante individualista, por lo que a veces cuesta encontrar y hacer comunidad.
Yo te invito a que levantes la mano y pidas ayuda, te animo a que te acerques a otras mamás que te encuentres en el parque y les cuentes sobre ti, te empujo a que te unas a grupos de mujeres con los que te puedas sentar en círculo a corazón abierto.
Sin miedo a ser tú misma, esa nueva tú que aún te cuesta entender e identificar, para regalar a otras tu amor y experiencia.