Lady Gaga, como solo ella sabe hacerlo, deslumbró en su regreso a Coachella 2025 con una performance que combinó lo visual y lo sonoro en una perfecta sinfonía de caos y belleza. Su estilo, tan inconfundible como su música, una vez más marcó la pauta, trayendo consigo ese glamour gótico único que la caracteriza.
Cada uno de los looks que presentó en su performance —desde la capa roja inicial hasta el vestido angelical con alas de plumas que marcó el cierre— fue una obra de arte que encapsulaba la complejidad de su relación con la fama, la autodefinición y el caos inherente a su figura pública.
Mayhem, su esperado álbum, no solo marcó su regreso a la música, sino que trajo consigo una reinvención estética que se movió entre lo gótico, lo futurista y lo lujoso. Gaga, como siempre, sigue desafiando las convenciones y ofreciendo al mundo una experiencia visual y sonora que solo ella puede crear.

La capa roja que define el caos
La primera aparición de Lady Gaga en el escenario de Coachella fue todo un despliegue de poder visual. Inició su actuación con Bloody Mary, rodeada de una atmósfera teatral de ópera brutalista. Para este primer acto, Gaga eligió una capa roja de gran tamaño, diseñada por Sam Lewis y construida por Seth Pratt.
La capa, que era más grande de lo habitual, marcaba el tono de lo que sería una noche llena de elegancia oscura y una celebración del caos que la cantante expresa tan bien a través de su estilo. Era un guiño claro a sus días de The Fame Monster, pero con una reinterpretación fresca y llena de fuerza.
Un encuentro con la muerte (y la belleza)
El segundo acto llevó al público a un mundo más surrealista. Gaga apareció en el escenario, rodeada de esqueletos y enterrada en la arena, mientras interpretaba su nueva canción Perfect Celebrity. Este momento, cargado de simbolismo, presentó a la artista con un vestido blanco y corset confeccionado por la diseñadora Dilara Findikoglu.
El vestido, etéreo y delicado, parecía sacado de un sueño macabro. Las máscaras y los esqueletos añadieron un toque inquietante, haciendo referencia a la vulnerabilidad del cuerpo humano, mientras Gaga exploraba la interacción entre la fama y la mortalidad.

El poder del metal y el futurismo
A medida que el espectáculo avanzaba, los looks de Gaga se volvieron cada vez más impactantes. En su interpretación de Paparazzi, se transformó en una figura casi robótica, al enfundarse en una armadura metálica plateada diseñada por Manuel Albarrán, experto en alta costura metálica.
Este atuendo no solo rinde homenaje al estilo futurista de sus primeros videos musicales, sino que también reflejaba el tema central de su espectáculo: entre la fragilidad humana y el poder de la imagen. Esta armadura se convirtió en el emblema de la transformación de Gaga en una figura intocable, un ícono de la fama que se encuentra atrapado entre el deseo de perfección y la pérdida de su humanidad.
Explosión de color y plumas: el lado más exuberante de Gaga
No podía faltar el momento de mayor color y extravagancia. En el cuarto acto, Gaga presentó un look totalmente diferente, jugando con la vibrante paleta de colores y plumas.
Vestida con un abrigo azul brillante con detalles de plumas, diseñado por Francesco Risso para Marni, la cantante no solo hizo una referencia al lado más alegre de su personalidad, sino que también se destacó como una figura deslumbrante en medio del caos del festival.
La exuberancia de las plumas, sumada a un body brillante que captaba toda la atención, representó el contraste entre la oscuridad y la luz que define a la artista.

Cierre celestial: un ángel caído
El final del espectáculo fue apoteósico. Para interpretar Bad Romance, Gaga apareció con un vestido blanco angelical que reflejaba la pureza, pero con un toque gótico muy característico. Las alas de plumas, diseñadas por la nueva marca parisina Matières Fécales, añadieron un aire celestial y surrealista a la puesta en escena.
Los zapatos personalizados de Chrome Hearts completaron este look, una mezcla de lujo y oscuridad que cerró el show con un grito de empoderamiento. Gaga, más que nunca, demostró su habilidad para mezclar lo angelical y lo oscuro, creando una imagen que, al igual que su música, sigue rompiendo barreras.
Coachella 2025 fue testigo de una actuación que será recordada por mucho tiempo, un espectáculo donde la artista no solo cantó, sino que también compartió una visión única del caos y el glamour que solo ella puede entregar. Un espectáculo digno de Mother Monster.