La manera en que llevamos nuestra juventud tiene efectos en la vida adulta.
Los 20 son, para muchos, la edad de la belleza, inteligencia y vitalidad. Una etapa donde no debemos darle tanto peso a nuestras decisiones, años para experimentar y equivocarse. Pero lo que sí afecta nuestro futuro son los hábitos que tenemos en la juventud, en especial a nuestro cerebro, el cual sin darnos cuenta puede envejecer rápidamente.
Las noches de desvelos, el consumo de tabaco, el exceso de azúcares y las emociones mal gestionadas son el camino a experimentar un deterioro cognitivo. Sabemos que hay dos preguntas para detectar los primeros signos del Alzheimer y ahora tenemos información sobre los errores que cometemos en nuestro estilo de vida de acuerdo a los profesionales de la salud.
Desvelarse
El sueño es reparador y cuando forzamos los límites de nuestro cerebro, las consecuencias pueden ser irreversibles. Al desvelarnos, las células cerebrales no funcionan correctamente y se genera una pérdida de conectividad entre las neuronas, lo que nos hace susceptibles a enfermedades, problemas de memoria y cambios en el estado de ánimo.
Fumar
Este es el peor hábito. No solo nuestros pulmones sufren, el cerebro envejece rápidamente y se inflama. Las toxinas dañan la mente y reducen el flujo sanguíneo, nos hace propensos a tener problemas de memoria en el futuro, inclusive puede que en este momento ya estés sufriendo algunos síntomas sin darte cuenta.
Ansiedad y estrés
Así como nos enseñó la película Intensamente, gestionar nuestras emociones es parte de una buena salud mental. No podemos eliminar la ansiedad, pero sí controlarla. Cuando sufrimos de estrés crónico o cuadros de ansiedad, soltamos sustancias tóxicas aumentando el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas.
Una mala dieta
Somos lo que comemos y si nuestra dieta está basada en su mayoría por alimentos procesados, azúcares refinados y grasas saturadas, aumentamos la inflamación del cerebro.
¿Por qué tener malos hábitos afecta el cerebro?
Según estudios publicados por la Universidad de San Francisco, descuidar la salud física y cerebral durante la juventud tendría un impacto negativo en la salud cognitiva en el futuro. Los hábitos en la edad adulta temprana aumentan los riesgos de demencia en etapas más avanzadas de la vida.
Durante dieciocho años, los investigadores analizaron la proteína C reactiva (PCR) en un grupo de individuos de entre 18 a 30 años. Lo que permitió medir la inflamación cerebral.
Como recordatorio, la inflamación es un mecanismo de defensa natural de nuestro cuerpo. Excepto que ciertos factores (sedentarismo, estrés, ansiedad, etc.) pueden tener un efecto perjudicial sobre el sistema inmunológico, provocando una inflamación persistente en nuestro cerebro.
Cuando el grupo tuvo entre cuarenta y cincuenta años se les realizaron pruebas que demostraron el efecto negativo de sus hábitos en una mala memoria, no poder controlar impulsos y dificultades para la resolución de problemas.
Esas noches de fiesta, donde el alcohol es nuestra única bebida, no comemos a las horas adecuadas, el humo de tabaco nos rodea y dormimos pasando de las 4 am, puede ser considerado parte de la juventud y definitivamente tendrá sus consecuencias en la adultez.
Texto original: PAULINA WEISS
Traducción: Bianca Cosulich
Artículo originalmente publicado por Marie Claire Francia