Como una enfermedad para muchos aun desconocida, le enseña a los que la padecen a renacer como su mejor versión
En algún punto de nuestras vidas, todos nos hemos visto obligados a cambiar: como parte de nuestra naturaleza y como método de supervivencia.
Realización: Sergio Valenzuela
Modelo: Andrea Carrazco @New Icon Models
Maquillaje y peinado: Davo Stebhané
Asistente de maquillaje: Ana Mortera
Asistentes de moda: Mary Lizbeth Pérez y Yessica Salas
La que alguna vez fue una oruga, se toma su tiempo dentro del capullo para salir como una hermosa mariposa, dejando atrás los días en los que se arrastraba por el suelo para comenzar a volar y enfrentarse a nuevos retos.
Así como la oruga pasa por su metamorfosis, nosotros también vamos por la vida siguiendo nuestros instintos, confiando en que hay un motivo por el cuál pasan las cosas, aun cuando de momento, no lo entendamos.
Un estimado de cinco millones de personas en el mundo viven su día a día cargando en sus hombros una enfermedad en muchas ocasiones invisible, y que les hace sentir tan frágil y vulnerables como una mariposa, pero que, al mismo tiempo, les enseña a ser sigilosas y a encontrar belleza más allá de lo superficial.
Tratar de describir el lupus resulta complicado, no sólo por su lista interminable de síntomas, si no por cómo el cuerpo de cada paciente lucha contra su realidad, pues muy a pesar de ser igual en su forma básica, toma su rumbo propio como un caleidoscopio el cual, pesar de tener las mismas figuras, nunca muestra una imagen dos veces.
Cada fibra de sus cuerpos grita la historia que les ha tocado protagonizar; su piel, cabello, rostro, manchas, cicatrices y la sabiduría ganada en experiencias que se ve reflejada en lo más profundo de sus ojos.
Que el color morado represente su enfermedad no es casualidad, pues es un reflejo de fuerza y éxito, pero también de sensibilidad, emoción y magia.