Los cuerpos humanos son un universo microscópico lleno de vida; ‘los buenos gérmenes’, los llama el doctor Warren Peters en una charla TED. La microbiota, una comunidad de miles de millones de microorganismos como bacterias, hongos y virus que viven dentro del intestino.
Aunque a veces también se le dice microbioma (que incluye todo el lugar donde viven), en la práctica, se usan ambos términos para referirse a esta compleja comunidad de pequeños seres que te habitan.
Esta microbiota no se queda quieta; es un ecosistema que cambia y evoluciona con el tiempo, y es súper importante para la salud.

¿Qué es la microbiota y por qué es importante?
La microbiota humana se refiere al conjunto de todos los microorganismos que coexisten en el organismo, actuando en una relación simbiótica y mutualista con las células.
Alrededor de 100 trillones de bacterías viven en el microbioma; 90% de las céculas del cuerpo pertenecen allí.
Si bien puede estar en varias localizaciones, el aparato digestivo alberga el ecosistema microbiano más complejo, diverso y numeroso, especialmente en el ciego. Esta comunidad es considerada un ‘órgano’ imprescindible para la vida.
Es imortante por su enorme capacidad metabólica y en el diálogo constante que mantiene con el sistema inmune; influye directamente en el bienestar y previene enfermedades.
Cada individuo posee una composición única de microbiota, moldeada por la genética, la dieta y la interacción con el medio ambiente. Un estado de equilibrio, conocido como ‘eubiosis’, es fundamental para una buena salud.
La capacidad de resiliencia de la microbiota le permite recuperarse rápidamente de alteraciones. Sin embargo, factores como el uso de antibióticos o una mala alimentación pueden llevar a un desequilibrio llamado disbiosis.
¿Cuál es la función de la microbiota intestinal?
La microbiota intestinal es super importante ya que cumple roles vitales. Actúa como barrera protectora contra patógenos y toxinas, y es clave en la modulación del sistema inmune, enseñando al cuerpo a distinguir lo propio.
También regula el metabolismo y la energía, y facilita la digestión de alimentos complejos, produciendo ácidos grasos de cadena corta (AGCC) beneficiosos, como el butírico, conocido por sus propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas.
Además, sintetiza vitaminas esenciales (K y Complejo B) e influye en la regulación de neurotransmisores, conectándose con el cerebro a través del eje intestino-cerebro, lo que la vincula con la ansiedad, depresión, obesidad y diabetes tipo 2.
Mantener una microbiota sana significa tener una rica y diversa comunidad microbiana; lo cuál es fundamental para la salud.

¿Cómo se forma la microbiota en el cuerpo humano?
La colonización de microorganismos del cuerpo empieza al nacer, influenciada por la vía de parto y la lactancia materna.
La composición de esta microbiota es diversa según la zona, pero el 95% reside en el tracto gastrointestinal, concentrándose la mayor densidad y diversidad en el intestino grueso.
A diferencia del estómago y el duodeno, que tienen pocos microbios, el intestino delgado y el grueso albergan un ecosistema microbiano complejo y abundante.
¿Qué alimentos ayudan a mantener una microbiota sana?
Para una microbiota intestinal sana es importante una dieta variada y equilibrada como la estrategia más efectiva para fomentar una microbiota intestinal rica y biodiversa. En este sentido, es crucial priorizar ciertos tipos de alimentos.
En primer lugar, los alimentos ricos en fibra, conocidos como prebióticos, son el combustible ideal para las bacterias beneficiosas; encontralos en frutas como manzanas y plátanos, verduras como cebollas y ajos, legumbres y cereales integrales como la avena.
Estos no solo promueven el crecimiento de microorganismos saludables, sino que también estimulan la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), vitales para la salud del colon.
Por otro lado, los alimentos fermentados, o probióticos, incorporan microorganismos vivos que suman nuevas cepas beneficiosas y mantienen el equilibrio existente; algunos ejemplos son el yogur natural, el kéfir y el chucrut.
Finalmente, los polifenoles, presentes en frutos rojos, cacao y té verde, actúan como antioxidantes y contribuyen a la diversidad de la microbiota.
¿Qué causa un desequilibrio en la microbiota?
Un desequilibrio en la microbiota, conocido como disbiosis, puede ser el resultado de múltiples factores que alteran la composición y el funcionamiento de esta comunidad microbiana; las causas principales de un desequilibrio en la microbiota incluyen:
- Mala alimentación.
- Uso excesivo y/o inadecuado de antibióticos de amplio espectro.
- Estrés crónico.
- Sedentarismo.
- Contaminación ambiental.
- Alteraciones del tránsito intestinal.
Un estado prolongado de disbiosis puede desencadenar o agravar diversas patologías, desde enfermedades digestivas como el síndrome de intestino irritable y enfermedades inflamatorias del intestino. Hasta condiciones sistémicas como la obesidad, la diabetes tipo 2, alergias y trastornos neuropsiquiátricos.

El cuerpo humano alberga un universo microscópico vital: la microbiota, una inmensa comunidad de ‘buenos bichos’ principalmente en el intestino. Aun así, conforman el 90% de lo que hace a los seres humanos, basicamente estar vivo.
Este ‘órgano’ dinámico es crucial para la salud general, pues te protege de infecciones, regula el metabolismo, ayuda en la digestión, produce vitaminas y se conecta con el cerebro, impactando en la salud mental y metabólica.
Recuerda ‘Si nuestras bacterías son felices, gozaremos de buena salud’, recuerda el doctor Warren Peters en su charla TED sobre el microbioma.