jueves, noviembre 21, 2024
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    Pedro Linares: La historia del creador de los alebrijes

    Por Nancy Estrada.

    A los 30 años, Pedro Linares, un hábil cartonero, cayó gravemente enfermo. Durante su convalecencia, experimentó un sueño que cambiaría su vida para siempre. En este estado onírico, se encontró en un bosque surrealista donde rocas, nubes y animales se transformaban en criaturas extrañas y desconocidas.

    Un burro con alas, un gallo con cuernos de toro y un león con cabeza de perro eran algunos de los seres que se le presentaron, todos repitiendo una palabra que jamás había escuchado: «alebrijes».

    Al despertar, Linares se obsesionó con la idea de dar vida a esas criaturas fantásticas que había visto en su sueño. Tomó papel y cartón, materiales que conocía desde su infancia, y comenzó a moldear y pintar esas figuras tal y como las había visto en su mente.

    Así nacieron los primeros alebrijes, criaturas que, aunque inusuales, pronto se convertirían en una forma de arte reconocida y admirada tanto en México como en el extranjero.

    Algunos ejemplares de alebrijes. Fotografía: Analuisa Gamboa.

    Los alebrijes como una tradición que evoluciona

    Antes de su revelador sueño, Linares ya era conocido por su destreza en la elaboración de piñatas y figuras de cartón, como los tradicionales judas de Semana Santa. Había trabajado para importantes artistas, como Diego Rivera y Frida Kahlo, quienes admiraban su habilidad para crear figuras únicas y detalladas.

    Sin embargo, fue con los alebrijes que su nombre se consolidó como una leyenda dentro del arte popular mexicano. La técnica que utilizó Linares para crear sus alebrijes, basada en la cartonería, evolucionó a lo largo de los años.

    Comenzó utilizando alambre y carrizo para formar la estructura base de las figuras, que luego recubrió con papel y cartón, dándoles forma y volumen. El toque final lo pusieron los colores vivos y contrastantes, que hicieron de cada alebrije una obra única e irrepetible.

    De las calles de La Merced al reconocimiento mundial

    El talento de Linares no pasó desapercibido. Su obra fue rápidamente reconocida por importantes figuras del mundo artístico y cultural, tanto nacionales como internacionales. Fue invitado a exponer sus alebrijes en Estados Unidos y Europa, donde sus criaturas fantásticas cautivaron a públicos de todas las edades.

    Su fama alcanzó tal nivel que, en 1990, el gobierno mexicano le otorgó el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la categoría de Artes y Tradiciones Populares, el máximo reconocimiento que un artesano puede recibir en México.

    El legado de Pedro Linares, un artesano apasionado

    Pedro Linares trabajó incansablemente hasta el último día de su vida, el 26 de enero de 1992, a la edad de 86 años. Su legado, sin embargo, continúa vivo en cada alebrije que se sigue creando en México y en el mundo.

    Sus hijos y nietos han seguido sus pasos, perfeccionando y difundiendo el arte que él inició, y los alebrijes han encontrado un lugar permanente en la cultura mexicana, no solo como objetos de decoración, sino como símbolos de la rica tradición artesanal del país.

    Los alebrijes: símbolos de identidad y creatividad

    El desfile de los alebrijes en la Ciudad de México. Fotografía: Carl Campbell.

    Cada año, en el Museo de Arte Popular de la Ciudad de México, se celebra una colorida procesión de alebrijes gigantes, una tradición que rinde homenaje a la visión de Pedro Linares y que demuestra que la imaginación y la creatividad pueden transformar la realidad, convirtiendo los sueños en arte y el arte en un legado que trasciende generaciones. Su historia es una inspiración para todos aquellos que buscan darle vida a sus ideas, recordándonos que, a veces, todo comienza con un sueño.

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