La Semana de la Moda de París es siempre el escenario de los momentos más memorables en la industria. Y cuando Chanel toma la pasarela, la ciudad se detiene. Bajo la majestuosa cúpula del Grand Palais, la maison presentó su colección Prêt-à-Porter Otoño-Invierno 2025/26, un desfile onírico que equilibró con maestría el legado de Gabrielle Chanel con un aire renovado de modernidad.
Esta temporada, Chanel nos sumergió en un universo de proporciones reinventadas, juegos de transparencias y una selección de tejidos que evocaban el pasado sin perder de vista el presente. Con la instalación escenográfica a cargo de Willo Perron, el desfile se convirtió en un teatro de ilusiones donde la tradición y la vanguardia se entrelazaron en perfecta armonía.

El lazo: inspiración y símbolo atemporal
Desde el arco característico hasta la trenza bordada en las primeras creaciones de la maison, la cinta recorre el vocabulario de Chanel. Atado, suelto o flotando en el viento, pone un atractivo en movimiento. En esta colección, los lazos emergen como protagonistas absolutos, envolviendo siluetas con dramatismo y delicadeza. Se presentan en versiones sobredimensionadas que realzan la feminidad, en detalles sutiles sobre cuellos y mangas, y en finas cintas de terciopelo que abrazan los tobillos. Un gesto de sofisticación que remite tanto a la infancia como a la más refinada elegancia parisina.
En esta edición, los lazos no solo se limitaron a los accesorios o a los atuendos en sí, sino que se elevaron a un elemento fundamental del discurso estético de Chanel. Los vimos como toques sutiles sobre los peinados, con cintas flotando sobre las cabezas de las modelos, evocando la delicadeza de un cuento de hadas. Los lazos se incorporaron de manera inesperada, incluso en vestidos de punto calado, creando una ilusión visual que recordaba a los juegos de trampantojo.

¿Qué tendencias vimos en Chanel Otoño-Invierno 2025?
El desfile presentó una evolución de los códigos clásicos de la maison con una clara inclinación hacia la feminidad etérea y el romanticismo. Los volúmenes juegan un papel fundamental, con faldas vaporosas que rozan el suelo y abrigos estructurados de hombros marcados. Las capas, los detalles en gasa y las superposiciones de encaje nos llevan a un universo de ensueño donde cada pieza se convierte en una declaración de estilo.
Vestidos de líneas depuradas se contrastan con chaquetas de tweed en patrones geométricos, mientras que los encajes y transparencias aportan un aire etéreo a las piezas más estructuradas. No es solo una elección estética; es una declaración de principios que rinde homenaje a la elegancia atemporal que Coco Chanel instauró hace décadas.
Los lazos, omnipresentes en la colección, se convierten en el adorno estrella, mientras que los guantes largos, las medias de encaje y las diademas de perlas completan looks que evocan la sofisticación más refinada. En cuanto al calzado, las botas altas de tweed y los zapatos de tacón con detalles en perlas refuerzan el aura clásica de la colección.

¿Qué colores predominaron?
Si hay una combinación cromática que define a Chanel, es el binomio blanco y negro. Esta temporada, la casa reafirma su amor por esta dualidad, reinventándola con nuevas texturas y volúmenes.
Además, la colección se tiñó de una paleta cromática sutil y elegante. Tonos pasteles como el verde menta, el rosa palo y el celeste aportaron un aire de dulzura a las prendas más románticas. El crema, sofisticado y luminoso, se posicionó como un tono clave en abrigos y conjuntos de tweed.
Para contrastar esta suavidad, el rojo emergió con fuerza en detalles inesperados: un conjunto ceñido, chaqueta estructurada o el ribete de un abrigo. Este tono vibrante trajo consigo un aire de audacia que equilibró la delicadeza predominante en la colección.

El poder de los accesorios: perlas XL, sombreros, carteras mini y más
Los accesorios jugaron un papel crucial en la propuesta de Chanel para esta temporada, y se elevaron a un nivel de sofisticación sublime. Las perlas XL se convirtieron en un emblema de opulencia y modernidad, apareciendo no solo como adornos delicados en vestidos y accesorios, sino en grandes collares y pendientes que resaltaron la elegancia característica de la maison. Además, las carteras mini continuaron su reinado como un símbolo de lujo, con tamaños diminutos pero diseños espectaculares que añadían un toque de coquetería a los looks.
Los sombreros, otro clásico de la casa, se hicieron presentes en diversas formas, desde pequeños tocados hasta grandes sombreros de ala ancha que aportaban una sofisticación de cuento. Los bolsos en forma de perla, propuestas como una nueva visión de Chanel, irrumpieron en la pasarela, fusionando la elegancia clásica con un giro innovador y moderno. Y no podemos olvidar los zapatos con tacón en forma de perla, una de las sorpresas de la colección, que aportaron un aire lúdico y romántico sin perder la esencia refinada de la maison.




Un desfile soñado para las chicas Chanel
Por supuesto, el front row estuvo a la altura de la ocasión. Carlota Casiraghi, Inès de la Fressange, Camila Cabello, Jessica Alba y Dakota Fanning fueron solo algunas de las musas de la casa que no quisieron perderse el desfile. El ambiente, entre lo clásico y lo vanguardista, reflejó la esencia de Chanel: una firma que sigue conquistando el corazón de las mujeres que aman la moda con historia, pero que no temen mirar hacia el futuro.

Chanel ha vuelto a hacerlo. En tiempos de cambios y transiciones, ha encontrado refugio en sus archivos sin dejar de mirar hacia adelante. La colección Otoño-Invierno 2025/26 es, sin duda, una oda a la feminidad sofisticada y a la reinvención de la herencia de la maison. Porque si algo ha quedado claro es que, en el universo de Chanel, el sueño nunca termina.