Nuestro aroma puede ser el deal breaker en una relación o el camino para disfrutar nuestra sexualidad.
El sentido del olfato desempeña un papel crucial en el ámbito sexual, ya que tanto hombres como mujeres experimentan sensibilidad y atracción hacia ciertos olores. Conocer los aromas afrodisíacos puede contribuir a aumentar el deseo sexual y mejorar las relaciones íntimas.
Un estudio publicado en la revista Archives of Sexual Behavior investigó sobre este tema. Sus resultados indicaron que aquellos participantes que daban más importancia al olor tendían a tener un mayor deseo sexual.
Eso significa que el perfume que usamos, el jabón con el que nos bañamos y nuestra genética juegan un papel crucial en nuestra experiencia en la cama. Aunque no podemos controlar nuestro sudor o el olor corporal, podemos apoyarnos en ciertos aromas que seguro mejorarán la intimidad.
Aromas considerados afrodisíacos que debes de tener en tu recámara
Ylang-ylang
Un aroma floral relajante que se asocia con la relajación y mejora del deseo sexual.
Vainilla
Un olor dulce y reconfortante asociado con sensaciones de comodidad y calma.
Frutilla
El olor a frutilla, que a menudo se asocia con la diosa del amor Venus, se considera jugoso, fresco y romántico.
Menta verde
Aunque puede recordar a la pasta dental, se considera un afrodisíaco moderno e inesperado.
Sándalo
Un aroma penetrante y sensual, utilizado desde la antigüedad como un poderoso afrodisíaco.
Violeta
El perfume de las violetas, asociado con el mes de febrero, se considera fresco y verde, siendo una opción para el Día de San Valentín.
Chocolate
Tanto al comer chocolate como al percibir su aroma, se asocia con la indulgencia, la riqueza y el calor, siendo atractivo y lujoso.
La relación entre los olores y el deseo sexual es un campo intrigante que continúa siendo objeto de investigación, pero estos aromas pueden ser explorados para añadir un toque sensual y apasionado a las experiencias íntimas.
Brecha orgásmica: Un camino hacia la igualdad y el placer
No podemos darle todo el crédito o culpar a los olores, para que una persona alcanza sus más altos niveles de orgasmos hay otros factores a tomar en cuenta como el movimiento, conocer el cuerpo, tener comunicación y, en el mayor de los casos, saber dónde está el clítoris (les encargamos hombres).
Más allá de que no se comprende al 100% el cuerpo ajeno hay una realidad que afecta a miles de personas en su vida sexual y se trata de la brecha orgásmica.
Estudios arrojan a la luz una disparidad sorprendente: el 95% de los hombres cis heterosexuales alcanzan el orgasmo durante las relaciones sexuales, en comparación con el 65% de las mujeres cis heterosexuales.
No solo destaca las diferencias entre hombres y mujeres cis heterosexuales, sino que también revela patrones intrigantes en otras identidades de género y orientaciones sexuales.
Los hombres cis homosexuales alcanzan un 89% de orgasmos, mientras que las mujeres cis lesbianas llegan al 86%. Cuando se trata de la masturbación, las diferencias entre géneros prácticamente desaparecen.
¿Por qué existe la brecha orgásmica?
La raíz de esta brecha radica en una matriz desigual y patriarcal que ha perpetuado durante mucho tiempo la noción de que el placer sexual se centra en la satisfacción masculina. La falta de conocimiento acerca del placer en las feminidades y la mirada coitocentrista han contribuido a esta disparidad.
Es importante cambiar el enfoque y la conversación en torno al placer sexual. Necesitamos educarnos y concientizarnos sobre la diversidad de formas de placer en personas con vulva, explorando distintas maneras de estimular y comprender la anatomía femenina.
La persistencia de términos como «acabar» para referirse al orgasmo subraya la necesidad de desaprender nociones preconcebidas y abrazar una perspectiva más inclusiva.
La brecha orgásmica no se atribuye a diferencias fisiológicas, ya que los porcentajes se equiparan durante la masturbación. Es crucial seguir informándonos y promoviendo la exploración, el autoconocimiento y la comunicación sexual asertiva.
Texto original: MC TEAM
Adaptación: Bianca Cosulich
Artículo originalmente publicado por Marie Claire Argentina
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