Tejer, ya sea a punto o a ganchillo (crochet), ha dejado de ser percibido como una simple actividad de ocio. Se convierte en una práctica con múltiples beneficios para la salud física, mental y emocional.
Numerosos estudios y la experiencia de miles de tejedores alrededor del mundo confirman que este arte milenario es una poderosa herramienta para el bienestar, comparable incluso con la meditación o el yoga.

¿En qué se relaciona tejer con la felicidad?
Una de las ventajas más destacadas de tejer es su capacidad para generar felicidad y aumentar la autoestima. Como toda actividad creativa, el tejido alimenta la imaginación y el lado artístico, pero también fomenta el concepto de ‘trabajo bien hecho’. Lo que se traduce en una profunda sensación de satisfacción.
Un estudio publicado en el British Journal of Occupational Therapy, que encuestó a más de 3.500 aficionados al knitting, reveló que más del 80% se siente más feliz mientras teje. A su vez, un sorprendente 50% afirma ser ‘extremadamente feliz’ al practicarlo.
Esta práctica no solo mejora el estado de ánimo, sino que también contribuye a reducir la soledad y el aislamiento. El tejido fomenta la construcción de comunidades. Ya sea a nivel local en encuentros en tiendas de lanas o cafeterías, o a nivel global a través de grupos en línea.
Compartir esta afición conecta a personas muy diferentes, reforzando las relaciones personales y el sentido de inclusión en la sociedad.
En el ámbito de la salud emocional y mental, tejer es un potente antídoto contra el estrés, la ansiedad y la depresión. La naturaleza repetitiva y rítmica de los movimientos de las agujas o el ganchillo favorece la relajación, la concentración y la meditación. Similar a los efectos del yoga.
Al enfocar la mente en los patrones y los puntos, la atención se desvía de las preocupaciones diarias. Permite un estado de flow o flujo, donde se pierde la noción del tiempo y se experimenta una profunda sensación de calma.
Psicólogos señalan que esta ‘capacidad de disfrute‘ es clave para el bienestar general, y que actividades como tejer permiten a las personas estar en el ‘aquí y ahora’. Lo cual es un amortiguador para quienes viven constantemente en el futuro (ansiedad) o en el pasado.

¿Cuáles son los beneficios cognitivos y físicos de tejer?
Más allá de los aspectos emocionales, tejer ofrece una serie de ventajas tangibles para la salud cognitiva y física. Por un lado, estimula la memoria y la actividad mental: la interpretación de patrones, el conteo de puntos y la coordinación manual desafían al cerebro, fortaleciendo las conexiones neuronales y ejercitando la memoria, lo que incluso puede ayudar a ralentizar la demencia senil.
En este mismo sentido, mejora la coordinación motora y la destreza manual, ya que la manipulación precisa de agujas e hilos desarrolla las habilidades motoras finas, beneficiando la agilidad mental y siendo una terapia efectiva para problemas de movilidad o para niños que aprenden a tejer.
Por otro lado, esta actividad manual puede ofrecer alivio del dolor crónico y beneficios para las articulaciones: un estudio de la Universidad de Ottawa sugiere que el movimiento constante mantiene las articulaciones calientes y flexibles, reduciendo el dolor y la inflamación en afecciones como la artrosis, artritis o el síndrome del túnel carpiano.
Finalmente, tejer contribuye a la reducción de la presión arterial y la prevención de infartos, dado que la tranquilidad que se experimenta al sumergirse en la actividad disminuye las pulsaciones, fortaleciendo el corazón.
La práctica de tejer
Uno de los mayores atractivos del tejido es que todo el mundo puede practicarlo, sin importar la edad, si son zurdos o diestros. Es un pasatiempo que no tiene límites y puede realizarse en cualquier lugar y momento. Se adapta a diferentes presupuestos gracias a la variedad de materiales disponibles.
El fenómeno del DIY (‘Do it yourself’ o ‘hazlo tú mismo’), impulsado también por el confinamiento durante la pandemia, ha revitalizado el interés por actividades creativas como el tejido. Figuras como el medallista olímpico británico Tom Daley, quien se hizo viral tejiendo en los Juegos Olímpicos, han puesto el crochet en primera plana, demostrando que es una afición universal y moderna.
Además de los beneficios personales, tejer también tiene un impacto positivo en el medio ambiente. Al crear tus propias prendas y accesorios, se reduce el consumo de la ‘moda rápida’ (Fast Fashion), que es altamente contaminante. Se optan por piezas únicas, hechas a mano, que reflejan un estilo personal y consciente.
En definitiva, la Knittingterapia no es solo un hobby; es una forma de cuidar el cuerpo y la mente. Permite un espacio propio de relajación y concentración, potencia la capacidad de disfrute, aumenta la autoestima y fomenta las relaciones sociales.
Todo mientras se crea algo hermoso con las propias manos. Es una práctica que mejora la salud y previene enfermedades. Transforma la vida de quienes la adoptan.
¿Qué tejido te gustaría empezar a crear para experimentar sus beneficios?
