Los elementos de los vestidos de archivo se envolvieron en una aura de haute couture…
Al hablar de Alta Costura, con frecuencia se menciona la confesión, pero el textil también es una parte impericia en este rubro de la moda. De hecho, los textiles con los que se trabaja la Alta Costura son de los más finos, más pensados y más experimentados del mercado.
Bajo la instalación de la artista Isabella Ducrot, la colección de Alta Costura Primavera/Verano 2024 de Dior, titulada «Big Aura», se enfoca en la singularidad de la alta costura cuando viene a textiles.
La instalación de 23 vestidos, de aproximadamente cinco metros de altura, sobre una hoja cuadriculadas fueron el telón de fondo para el desfile de Alta Costura Primavera/Verano 2024 de Dior. Estas piezas monumentales hacen eco de los vestidos de los sultanes otomanos.
La atmósfera de Alta Costura
Para Maria Grazia Chiuri, «Big Aura» representa ese aura que impregna cada pieza de alta costura, un territorio de arrobamiento contemplativo donde la reproducción del original nunca es la misma, queriendo decir que sus piezas evolucionan y se ven obligadas a adaptarse en cada una de sus reproducciones a los cuerpos de quienes pueden vestirlo.
La directora creativa de la Casa Dior se inspiró en el misticismo de Dior, particularmente con el vestido La Cigale de la colección de Alta Costura Otoño/Invierno 1952. Usando tejidos «muaré» bajo una confección escultórica logra traer a vida un clásico de la marca.
Vimos la iridiscencia del textil en colores dorado, blanco, gris, burdeos, verde. Este particular textil es un favorito y algo que no se ha venido usando en los últimos años, por lo cual entusiastas de la moda se sienten emocionados por su come back.
Este desfile toma elementos de los vestidos de archivo de Dior para reconstruir siluetas contemporáneas imbuidas de esta misma aura. Lo mismo ocurre con materiales como el algodón y la seda en el color del trench que fueron confeccionados con técnicas del máximo uso del textil y mínimo uso de la costura. Esto quiere decir que la junta exposición de textiles está ausente y todo se enfoca en la construcción y confección del mismo.
Vimos vestidos de terciopelo negro con mucha fluidez al moverse. La capa de plumas descansa sobre un vestido de organza con doble bordado, es un clásico y exquisito modelo de esta casa de moda.
Los bordados son como fragmentos gastados de poemas encontrados en los que se pierde la imaginación. Estos se encuentran sin dirección pero la cohesión hacen magia al vestir.
En esta colección, Chiuri, a través de la presencia material, cromática y constructiva de los elementos que esculpen las siluetas, nos recuerda la dimensión aurática de la Alta Costura: una experiencia poderosa, no sólo contemplativa sino también performativa.
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