lunes, abril 14, 2025
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    El Silencio Habla: La fotografía ganadora del Dior-Art of Color 2024

    El Silencio Habla nos invita a conocer la vida de dos artistas poco convencionales, retratados a través del lente de Chia Huang.

    Hay un sentido de amor, conexión y calidez que emana del trabajo de Chia Huang, pero también una extrañeza, algo inconexo. La ganadora de la edición 2024 del premio Dior-Art of Color pasó meses viviendo con un padre y sus dos hijos preadolescentes autistas.

    A través de sus delicadas composiciones, su bella iluminación y su enfoque empático, nos adentra en el mundo de estos dos artistas espontáneos.

    Chia Huang y su camino a la fotografía perfecta

    ‘Vi a esta familia en un reportaje de Taiwán sobre la atención médica temprana a niños autistas en una zona rural de la isla. Y mientras miraba, empecé a fijarme en los dibujos de las paredes, por todas partes’ menciona la artista.

    Ya tenía experiencia trabajando con niños de la región pero ese reportaje la asombró por lo que se puso en contacto con la familia y voló de Francia a Taiwán para reunirse con ellos.

    El padre vive solo con sus hijos, en su mundo, rodeado de su arte/Foto:Chia Huang

    ¿Quién es Chia Huang?

    Chia Huang nació y creció en Taiwán, pero no tuvo una infancia típicamente taiwanesa. Venía de una zona remota y fue a una ‘escuela alternativa’, muy libre y centrada en el arte.

    Nunca quiso hacer carrera ni ir a la universidad: ‘Solo quería hacer música, y lo único que hacía era tocar rock’n roll. Era totalmente libre, hacía arte y ya está‘ menciona.

    Esta educación tan atípica le ha proporcionado una gran apertura a la aventura y pasión por acercarse a personas inusuales y creativas.

    El recibimiento de la familia

    Su entusiasmo es palpable cuando vuelve a contar su historia: ‘Esta familia me aceptó cuando llegué de Francia. Cuando llegué a Taiwán, tomé una avioneta para llegar a su pueblo y se abrieron totalmente a mí, me dejaron entrar a su casa y me dieron una habitación’.

    Aun así, no fue fácil: ‘Aquella habitación estaba llena de cucarachas y por la mañana los chicos golpeaban mi puerta, intentando entrar. Después de unos días, alquilé una casa al lado de ellos en el pueblo’.

    ‘Fue una experiencia muy extraña, muy loca, pero había mucha calidez. De pequeña, mi madre era amiga de una mujer que tenía niños autistas y yo tenía amigos autistas. Para mí, trabajar con ellos, ¡es como comer espaguetis!’. Así se expresa Chia Huang de la experiencia que cambió su vida y arte.

    Durante el día asisten a una escuela especial y luego pasan toda la tarde mirando pantallas. Hacen arte en ráfagas cortas, intensas e impredecibles/Foto: Chia Huang

    Un mensaje que no necesita palabras

    Este trabajo, que ella define como ‘un proyecto de fotografía documental‘, se basa mucho más en la intuición, el interés y las vibraciones.

    Brigitte Lacombe, Presidenta del Jurado y retratista de fama mundial, está de acuerdo: ‘Es un reportaje en su máxima expresión, una especie de estudio etnográfico, con una mirada intensa, pero no voyerista ni sensacionalista’.

    Peter Philips, Director Creativo y de Imagen de Christian Dior Makeup añade: ‘El contenido de las imágenes en sí fueron muy conmovedoras. Estéticamente, me pareció que la composición de las imágenes era exquisita; me sentí un poco como un voyeur que tenía el privilegio de echar un vistazo al mundo de esta familia’.

    El experto agrega lo siguiente: ‘Te invitan a tomarte un tiempo para observar y, entonces, descubres la profundidad de su contenido emocional. El mensaje social se hace más prominente e importante cuanto más tiempo se observa la obra’.

    ¿Por qué ‘El Silencio habla’ ganó el ‘Premio de fotografía Art of Color’?

    ‘La pérdida, la desesperación, pero también la extraña belleza de los dibujos de la pared provocan preguntas. La elegí como mi ganadora porque en todos los niveles, social y artístico, es sobresaliente‘ explica Peter Philips.

    Las familias afectadas por autismo reciben poco apoyo en Taiwán; depende de las asociaciones locales apoyar a los padres/Foto:Chia Huang

    La situación de los niños autistas en Taiwán

    La situación de las familias con niños autistas en Taiwán es difícil, económica y socialmente porque a menudo se les aísla y rechaza, pero hay escuelas para ellos y asociaciones que hacen todo lo posible por ayudarlos.

    Aun así, según Chia, la situación es bastante similar a la de Francia y otros países occidentales: los problemas sociales, aunque reales e importantes, son secundarios en su trabajo frente a la realidad de comunicarse con estos dos hermanos:

    ‘Cuando estaba en este proyecto, entraba de lleno en una unificación con esta familia, dejándome guiar por la fotografía‘ resalta la fotógrafa.

    ¿Por qué se llama ‘El silencio habla’?

    ‘Es casi todo intuición cuando te comunicas con gente que no puede utilizar el lenguaje humano; cuando llegan las olas, las sientes; por eso, este trabajo se llama El silencio habla, usamos el inconsciente para comunicarnos’ explica Chia Huang.

    ‘Ellos eran capaces de hablar, de repetir frases, pero no estoy segura de que entendieran del todo el significado. Cuando yo estaba allí, juntos nos convertíamos en una especie de cuerpo orgánico que estaba vivo y guiaba el trabajo, y mi labor consistía en leer esta vida y fotografiarla mientras vivía en ella’.

    Una práctica profundamente encarnada e incrustada que genera emociones profundas en el espectador. La disolución del individuo en algo nuevo es agudamente perceptible.

    Los chicos no pueden comunicarse de la forma habitual, por lo que Chia tuvo que desarrollar una forma instintiva de llegar a ellos, lo que llamó ‘hablar en silencio/Foto:Chia Huang

    El artista al servicio de su arte

    Peter Philips reflexiona: ‘Cuando miraba las imágenes, realmente me olvidaba del fotógrafo, el mensaje de las imágenes pasaba a ser prioritario’

    Los dos chicos, de once y doce años en el momento en que se tomaron las fotos, también eran una especie de organismo simbiótico en lo que respecta a su propio trabajo.

    Chia recuerda: ‘Son muy similares en términos de habilidad, pero en cuanto a carácter son muy diferentes: uno se enoja más rápido y tiene más deseo de control, mientras que el otro es bastante tranquilo; pero su arte es totalmente igual, escriben y dibujan lo mismo’.

    ‘A veces trabajan en algo juntos, se contaminan entre sí. Esta pared ha sido una obra acumulativa realizada durante diez años’ agrega.

    Art Brut, la técnica de la fotografía

    La incorporación de trabajo tipo Art Brut, en su proceso fotográfico, es fluida y completamente orgánica, hace visible la profunda humanidad y la necesidad de expresión y creatividad que coexiste con la incapacidad de comunicarse y la relativa miseria de estas vidas cotidianas.

    Brigitte Lacombe expresa con entusiasmo: ‘Creo que es difícil de lograr y ella lo consiguió al fortalecer el proyecto’.

    Puede que no sea visible a simple vista, pero cuanto más se analiza su trabajo, más se observa cómo diferentes niveles de práctica e intervención modifican capas de la existencia humana, representadas por objetos cotidianos.

    Hacer arte se convierte en una parte integral de la misma esencia de estas vidas. Incluso el padre, que no participa directamente en este proyecto artístico eruptivo, forma parte de él al vivir entre las creaciones de sus hijos.

    La transformación de Chia Huang

    Una actitud así tiene un efecto profundamente transformador en la joven fotógrafa: ‘Después de varios meses colaborando con ellos, me volví bastante loca‘.

    ‘Yo no era consciente de ello, pero cambió mi vibración, mi forma de ser. Me volví mucho más brutal, más directa y más intuitiva. Me influenciaron profundamente como ser humano, lo que a su vez influyó en mi arte’.

    Cuando se le pregunta a Chia cuál fue la reacción de los chicos al verse retratados en su obra, responde: ‘Les envié todas las fotos, pero ninguna reacción. El padre se mostró muy comprometido. Fue una colaboración muy emotiva’.

    Los dos hermanos han trabajado simbióticamente en este muro durante 10 años/Foto:Chia Huang

    Los dos chicos no pueden comunicarse, así que charlar por teléfono estaba fuera de cuestión. Pero, aun así, ella se mantuvo involucrada, interactuando con la familia y la comunidad local:

    ‘Después de que terminé este proyecto, seguí quedándome con ellos y trabajando en su asociación. Me ofrecí como voluntaria para hacer arte con veinte niños, ninguno de ellos podía hablar.’ Comparte de sus proyectos más allá de la competencia.

    ‘Comenzaba con una meditación guiada y ejercicios de respiración; después, dibujábamos juntos. Fue tan conmovedor, ese momento en que se liberaban y eran capaces de expresarse y ser tomados en serio por otras personas’ reflexiona sobre el impacto que tuvo en la comunidad.

    Y, como de costumbre con esta joven artista, su apertura radical, profunda empatía y entusiasmo contagioso convirtieron esta intensa experiencia en algo que cambió su vida: ‘Esto me abrió totalmente el corazón y mi manera de ver el arte. Ellos son mis maestros de arte‘.

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