viernes, mayo 2, 2025
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    Fingir el orgasmo tiene consecuencias: así afecta tu deseo, autoestima y relación

    Fingir placer puede parecer inofensivo, pero tiene un precio: distorsiona el vínculo, apaga el deseo y desconecta del propio cuerpo.

    Cada vez hablamos más —y mejor— de la sexualidad femenina. Las conversaciones que antes eran un susurro entre amigas hoy se expanden con fuerza en redes sociales, talleres, podcasts y libros que reivindican el deseo, el consentimiento, el placer y la autonomía.

    Reclamamos nuestro derecho a sentir, a disfrutar, a poner límites y a pedir sin vergüenza lo que nos gusta. Pero, entre tanta teoría que avanza, hay una práctica que resiste el cambio desde la intimidad de las sábanas: fingir el orgasmo. —Sí, aún se hace. Muchas más de las que se quieran admitir.

    El peso de una actuación constante

    Fingir el orgasmo puede parecer una salida rápida para evitar un momento incómodo o para proteger los sentimientos de la pareja, pero ¿qué pasa cuando este acto se repite una y otra vez? Lo cierto es que, con el tiempo, esta práctica puede transformarse en un refugio donde se oculta no solo el placer, sino también la autocomprensión del propio cuerpo y deseo.

    La sexualidad, en lugar de ser un espacio de exploración y conexión, se convierte en una tarea más, una función a cumplir en vez de un disfrute mutuo.

    Cuando finges, te alejas de ti. Foto cortesía de Pexels.

    El eco de las expectativas sociales

    Uno de los pilares que perpetúa esta costumbre es la visión tradicional del sexo, que sigue poniendo al placer masculino en el centro. En una sociedad donde aún se espera que las mujeres sean sumisas en cuanto a su placer, se nos enseña, desde jóvenes, que el sexo es algo que debe ser para complacer al otro, no para complacer a nosotras mismas.

    Es en este espacio de insatisfacción que muchas mujeres sienten la necesidad de actuar, de mostrar algo que no sienten, para mantener el equilibrio en una relación que puede estar falto de comunicación y empatía.

    El impacto en la intimidad emocional

    Más allá de los efectos físicos o momentáneos, fingir el orgasmo tiene repercusiones que afectan la intimidad emocional de la pareja. La sexualidad no es solo un acto físico, es también una comunicación profunda entre dos personas.

    Al ocultar lo que realmente sentimos, estamos creando una barrera que separa nuestra conexión emocional con la otra persona. Y lo más grave es que esa barrera puede volverse tan habitual que no se nota hasta que ya se ha instalado un distanciamiento significativo.

    Fingir no salva; desconecta. Foto cortesía de Pexels.

    La relación con el deseo y la autoestima

    Fingir el orgasmo tiene un impacto directo en el deseo sexual. Si repetimos la actuación durante mucho tiempo, podemos empezar a asociar el sexo con una obligación y no con una oportunidad para el placer.

    Esta desconexión no solo afecta nuestra relación, sino que también mina nuestra autoestima. Cuando no nos sentimos capaces de disfrutar plenamente de nuestra sexualidad o de comunicar lo que necesitamos, nuestra confianza en nosotras mismas se ve comprometida.

    El camino hacia una sexualidad más auténtica

    Es necesario empezar a cambiar esta narrativa. El primer paso es reconocer que, al igual que con cualquier otro aspecto de nuestra vida, nuestra sexualidad debe ser un espacio de autenticidad. No se trata solo de expresar lo que nos gusta, sino también de explorar nuestros propios deseos y aprender a decir lo que necesitamos sin miedo al rechazo o a la incomodidad.

    Hablar abiertamente sobre el placer y las necesidades sexuales es fundamental para reconfigurar la dinámica de la relación, eliminando la culpa y la vergüenza que tanto nos condicionan.

    Cómo recuperar el control de nuestro placer

    • Conocer nuestro propio cuerpo: La exploración personal es clave para entender lo que realmente nos excita. La masturbación, más allá de ser una actividad placentera, es una forma de conocimiento profundo de nuestro cuerpo.
    • Romper el silencio: La comunicación es esencial. Hablar de lo que nos gusta y lo que no, fuera de la intimidad, prepara el terreno para un encuentro sexual más satisfactorio. Es hora de quitarle el velo al tema y quitarle la vergüenza.
    • Dejar de buscar la perfección: El orgasmo no debe ser un objetivo. El placer se encuentra en el proceso, en la exploración, en la conexión.
    • Priorizar el bienestar emocional: La intimidad debe ser un espacio de apoyo y confianza mutua. El bienestar emocional de ambos es fundamental para disfrutar plenamente del sexo, sin temores ni expectativas externas.
    Tu cuerpo merece ser escuchado. Foto cortesía de Pexels.

    Romper con los guiones impuestos

    Fingir el orgasmo no debe seguir siendo parte del guion que tantas mujeres representan en sus relaciones sexuales. Es hora de que nos cuestionemos los patrones que nos han enseñado, de que dejemos de ver el placer como una obligación y empecemos a vivir la sexualidad desde el autoconocimiento y la autenticidad.

    Liberarse de la necesidad de actuar es el primer paso para disfrutar del sexo tal y como debería ser: un espacio de libertad, placer y conexión profunda.

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