En Milán, Giorgio Armani observa el momento y su conclusión es una moda más relajada para el hombre contemporáneo
En el teatro Armani un ojo observa a los modelos pasar. Es una grabación de Giorgio Armani mirando a la audiencia a la expectativa de las reacciones a su propuesta. En esta colección expande discretamente su lenguaje y borra las líneas entre lo eternamente clásico y lo puramente moderno.
La vida ha cambiado mucho desde que revolucionó la indumentaria masculina con una idea más relajada de lo que puede ser la sastrería. Décadas después sus trajes ligeros siguen siendo tan atractivos como antes. La diferencia es la actitud. Antes las divisiones entre el día y la noche eran muy marcadas, en esta colección Armani plantea una mezcla que combina sacos con sudaderas o pantalones de ski.
La sastrería se lleva con un ajuste amplio, permitiendo fluidez y movimiento de cuerpo y prenda. Los pantalones son anchos, algunos con bajos ajustados o elásticos. Los sacos asemejan pijamas con sus siluetas relajadas. Sus líneas son elongadas hasta la punta de los dedos, a veces con solapas anchas, a veces sin solapas. Piezas de su colección de ski, Neve, se combinan entre looks elegantes, actualizando un estilo iconfundible.
Entre la propuesta de Armani se cuela un halo de luz rosada, que recuerda un poco al color de la piel. Es un tono ligero, suave, como el toque de Giorgio. En la colección Neve se distingue en la iridiscencia del nylon verde que refleja un destello rosado.
Las últimas salidas son el toque final de opulencia. Nada como el terciopelo para abrazar la piel que nos viste e hipnotizar la mirada. Una mirada continua, puesta hacia la eternidad.
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