En el corazón del palmeral de Marrakech, protegido por imponentes muros de adobe, se esconde Lodge K Marrakech, un lugar singular que fusiona la magia exótica de un universo nómada con la sofisticación de una atmósfera sutilmente impregnada de influencias africanas y del Lejano Oriente.
Hospedarse aquí es emprender un viaje inmóvil en el tiempo, siguiendo las huellas de aventureros y grandes exploradores del siglo XIX.
El jardín del hotel Lodge K Marrakech
Gestionado por amantes de la naturaleza y un equipo dotado de una amabilidad y un sentido de la hospitalidad incomparables, el jardín del Hotel Lodge K Marrakech invita a perderse por un laberinto de senderos que serpentean a través de un parque verdeante donde conviven las especies más asombrosas.
Un verdadero edén arraigado con olivos centenarios, majestuosas palmeras reales, agaves esculturales, cactus exóticos, cocoteros tropicales y cícadas prehistóricas. Rosaledas exuberantes crecen junto a imponentes bambúes, y los árboles de pimienta susurran silenciosamente a los sauces los secretos y la magia de este lugar encantado.
En el corazón de este jardín tropical, una inmensa piscina circular de un azul-grisáceo majestuoso alberga en su centro una isla de vegetación exuberante. El vestíbulo, que funciona como recepción y restaurante, se extiende hacia una terraza pavimentada con zelliges de un verde esmeralda brillante, ofreciendo una vista panorámica de la piscina.
Para el almuerzo, mesas resguardadas bajo una hilera de cabañas de paja esperan a los comensales en un ambiente bohemio donde lo chic se encuentra con la sencillez de lienzos blancos.
Un vestíbulo que con elegancia colonial africana
Al cruzar el umbral del vestíbulo, uno se siente inmediatamente transportado a un lodge africano de la época colonial. Chesterfields de cuero color cobre en tonos marrones, ocres y arena invitan al descanso. Las paredes están adornadas con un fresco de antiguos baúles delicadamente patinados en bronce.
Una escenografía teatral, iluminada por una cascada de faroles y estrellas de cobre suspendidas de los altos techos tejidos. Un vibrante homenaje a tiempos pasados y sus mitos eternos.
Pabellones, lodges, mini-suites y habitaciones del hotel Lodge K Marrakech
Avanzando por los senderos, se alzan los pabellones, lodges y suites, estratégicamente separados y velados por cortinas de vegetación. Aquí, ‘la preocupación por la privacidad es esencial, y el lujo es espacio‘. Con dimensiones que varían entre 90 y 230 m2, los pabellones y lodges están imbuidos de culturas diversas, combinando el exotismo de un campamento nómada con el confort moderno.
Teatralidad, opulencia y una cuidada puesta en escena son las consignas. Testigo de ello son las espléndidas camas con dosel dispuestas sobre plataformas cubiertas de pieles de animales, las pesadas cortinas de damasco, las chaise longues y los otomanos con cojines brillantes.
Los pabellones tienen la ventaja de contar con espléndidos jardines privados, equipados con piscinas climatizadas, escondidos de miradas indiscretas; la escapada definitiva. En el Lodge Egipcio, uno se siente como Napoleón acampando en el desierto al pie de las Pirámides de Giza.
En el Lodge Africano, la experiencia evoca un safari en Kenia, en el corazón de una reserva donde uno podría jurar escuchar el rugido de los leones en la sabana. En el Master’s Lodge, el más espacioso de todos, viaja tras las huellas de Lawrence de Arabia, con la impresión de detenerse en un campamento beduino en el camino a Aqaba, al pie de las dunas de arena roja del desierto de Wadi Rum, o entre las ruinas de la ciudad perdida de Petra.
En el Pabellón Balinés, las paredes están revestidas de madera de cedro, y el mobiliario revela una amplia gama de maderas raras: tamarindo, madera de lichi, teca negra, raíz de teca blanca, tuya, madera de palma. Los mil colores reflejan esta cultura expertamente fusionada entre Bali y Marrakech. Recostado en la cama, la piscina privada está a nuestros pies.
En el más reciente Pabellón Bohemio, el alma bohemia encontrará su refugio. Anidado en lo profundo del parque, escondido de la vista, emana la cálida atmósfera de los chalets de madera. Se puede transportar a Tulum bajo techos altísimos de ratán, rafia y colgantes de doum.
Este pabellón alberga dos inmensas suites independientes que dan a una hermosa piscina privada climatizada y a un suntuoso jardín. Los baños también ofrecen jardines interiores donde florecen cactus bajo cúpulas de ladrillo. Las puertas interiores son sorprendentes con sus pesados paneles bajo rieles suspendidos, tejidos en doum.
Cocooning el refugio de
En el Lodge K Marrakech, los huéspedes pueden disfrutar de tratamientos de spa inspirados en el Oriente (ritual de rosa de Damasco) y la Provenza (lavanda y miel), todos basados en el concepto ‘CosmetoFood‘ con ingredientes caseros como frutas, verduras y miel.
Para los deportistas, hay un entrenador personal para correr en el Palmeral y tours en bicicleta de montaña. Después de la actividad, pueden relajarse en la sauna y con un masaje ayurvédico.
Las opciones gastronómicas incluyen platos internacionales, marroquíes tradicionales y reinterpretados, servidos en la terraza bajo un techo balinés o en cabañas de paja. Para una experiencia de lujo nómada, se puede cenar sentado en el suelo en una tienda bereber frente a una fogata, disfrutando de una vista estrellada.
