Heredera de una de las dinastías más grandes de la música mexicana, Majo Aguilar no solo honra su legado, lo transforma. En esta conversación íntima, la cantante habla sobre identidad, vulnerabilidad, amor, miedos, y cómo ha aprendido a florecer a su manera.
En una colaboración especial con Chanel, Majo nos muestra su lado más auténtico, elegante y poderoso, reflejando como tradición y vanguardia pueden caminar de la mano con estilo y profundidad.
El peso de la dinastía
‘Mi mayor responsabilidad es entregar mi corazón’, confiesa Majo Aguilar cuando se le pregunta cómo lleva el peso y la fama de pertenecer a una de las familias más icónicas de la música mexicana.
‘Mi papá y mis abuelos me inculcaron un amor muy profundo por la música mexicana’. Sin embargo, lejos de sentirse presionada, Majo habla con naturalidad de la serenidad que le produce seguir su propio camino, siempre cobijada por el legado de Flor Silvestre y Antonio Aguilar:
‘Me hubiera sentido igual de comprometida, aunque no viniera de una familia de cantantes. Para mí, la verdadera responsabilidad es entregarlo todo en cada canción‘.
Este año, la cantante decidió romper moldes con su álbum Mariachi mío, un experimento audaz donde se permite reinventar la tradición sin perder su esencia:
‘Tengo mucho amor a la música ranchera, sin embargo, también escucho otros géneros, me gusta explorar y guiarme por donde me va llevando mi corazón‘, explica.
La fusión que presenta en su disco es tan personal como genuina:’Hay elementos del flamenco, como en la canción Cuéntame, y también del tumbado, que aunque no lo tengo tanto en mis audífonos, la música en sí es muy poderosa, y quería experimentarlo con mucho amor‘.
Pero la influencia de sus abuelos va mucho más allá del ADN artístico:
‘Me dejaron lecciones en vida, de gratitud, de amor por las raíces, incluso de cuidar a la naturaleza’, recuerda.
‘Curiosamente, les sigo aprendiendo, aunque ya no estén… Veo sus entrevistas, escucho sus canciones, y personas se me acercan a contarme anécdotas de cuando trabajaron con ellos. Eso me llena el alma‘.
El desamor como musa
El amor es un tema recurrente en las composiciones de Majo. Sin embargo, contradiciendo lo que muchos esperarían, ella confiesa:
‘Aunque sienta mucho, mucho amor o esté muy feliz, el desamor me inspira a la hora de escribir. Es algo muy enriquecedor y divertido’.
Al recordar sus inicios, cuando componía sobre la naturaleza y los paisajes; no imaginaba que años después descubriría en la melancolía un terreno fértil para la creación. Pero más allá de las letras, asume el amor en todas sus formas, especialmente en la forma más personal y poderosa de todas: el amor propio.
Mujeres, familia y sororidad
En un mundo donde las comparaciones parecieran inevitables, Majo encuentra su propia voz. Para ella, el secreto radica en comprender que ‘cada quien florece de manera distinta‘. Reconoce que proviene de un árbol genealógico con ramas llenas de talento, pero defiende la autenticidad de cada uno:
‘Tenemos mucho que agradecer a nuestros abuelos, pero cada quien tiene su historia. Y mientras estemos en el amor, las comparaciones se disuelven’.
La palabra “sororidad” también la interpela profundamente. Como mujer joven que se abre camino en un género tradicionalmente dominado por hombres, defiende la idea de que ‘la fuerza está en nosotras mismas, en respetarnos y ayudarnos a levantarnos con amor. Se trata de movernos desde un lugar de valor, no desde la envidia’ comparte la cantante mexicana.
‘Yo he tenido la fortuna de sentirme muy apoyada. Canté con Yuridia en la Plaza de Toros y para mí fue un acto de sororidad y alegría. Ella me prestó su escenario, y el recinto estaba lleno. Es una prueba de que cada vez las mujeres tenemos más espacios‘ concluye.
La familia, ese pilar que la mantiene firme, cobra un sentido especial en mayo, mes de las madres. Aunque Majo no lo es, confiesa que aplica cada día un valioso consejo de su mamá:
‘No aceptar un ‘no’ por respuesta. Mi madre nos enseñó a luchar, a valorar la unión. Ella logró que mis hermanas y yo nos sintiéramos parte de un mismo equipo. Sabemos que pase lo que pase, siempre estaremos ahí para sostenernos’.
Vencer miedos y abrazar la autenticidad
Es fácil suponer que, por su linaje, Majo tiene el mundo a sus pies. Pero la realidad es que también enfrenta inseguridades y momentos de vulnerabilidad: ‘Tengo miedos lógicos, como que me pase un accidente… Pero no vivo en el miedo, vivo en la esperanza‘.
Lo cierto es que en el escenario es donde se siente más plena, incluso cuando el público no reacciona como ella quisiera:
‘Una vez le abrí a Calibre 50 ante treinta mil personas. Yo apenas empezaba mi carrera y la gente chiflaba, querían ver al grupo. Pero me sorprendía que, aún así, coreaban las canciones conmigo. Terminaba de cantar y otra vez los chiflidos’.
Sin embargo, no se bajó, y eso le permitió descubrir ‘lo que más me gusta hacer en el mundo’, afirma. Para la Majo de 16 años que se encontraba llena de sueños y ganas de triunfar, la cantante tiene un mensaje:
‘Que se deje guiar sin perder su voz. Aprendí que no pasa nada por delegar, confiar en tu equipo. El día que decidí no hacer todo sola, las cosas fluyeron mejor. Le diría que va a estar bien y que la espere un futuro hermoso’.
Flor: Floregg
Más allá del foco
Detrás de los reflectores, hay una joven que encuentra felicidad en lo cotidiano: ‘No puedo excluir a la música, pero también disfruto mucho leer, tomar té, jugar Zelda y estar con mi perrito Manolo‘.
Mario Vargas Llosa es su escritor predilecto y Manolo, por cierto, es un adorable mestizo de salchicha peluda y cocker, rescatado.
Por supuesto, en una trayectoria tan mediática, no han faltado críticas. Sin embargo, la más llamativa para ella no estuvo relacionada con su apellido ni con su música:
‘Lo más fuerte que me han dicho es que bailo chistoso. Que no me mueva tanto sobre el escenario (cuenta, entre risas). No lo voy a dejar de hacer, porque si lo hiciera, dejaría de ser yo’.
Al final del día, Majo Aguilar es la prueba de que la tradición puede reinventarse sin perder su esencia. Que la vulnerabilidad es una fortaleza. Que el apellido pesa, sí, pero que también da alas. Y que la música, cuando se canta desde el corazón, no tiene fronteras ni épocas, solo verdad.
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Director Editorial: Gerard Angulo / @gerardangulo
Realización: Gerard Angulo / @gerardangulo
Fotografía: Carlos Ruizc / @carlos_ruizc
Maquillaje: Kariana Martínez /@karianamua
Cabello: Octavio León /@octavioleon
Asistente de moda: Vanessa López, Sofía Escobar /@vanecl.__ @ser.mua
Asistente de fotografía: Ivan Aguiñiga /@ivanovich_as
Asistente de hair: Ignacio Escoto
Producción: Yuliet Delgado / @_yulietd
