domingo, noviembre 16, 2025
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    Pierpaolo Piccioli reimagina la elegancia en su primera campaña para Balenciaga

    Autenticidad, alma y feminidad redefinida.

    Menos de un mes después de su debut en la pasarela, Pierpaolo Piccioli redefine la narrativa de Balenciaga. Su primera campaña no busca impresionar con exceso, sino conmover. Entre texturas sobrias, miradas francas y bolsos que evocan historia, el diseñador presenta una nueva feminidad: más íntima, más real, más suya.

    Fotografiada por David Sims, colaborador de confianza y cómplice creativo, la campaña se desarrolla en el Hôtel de Maisons, una mansión de la Rive Gauche que alguna vez albergó a Karl Lagerfeld. Allí, entre muros del siglo XVIII y luz natural, Mona Tougaard y Sandra Murray se convierten en el reflejo de una nueva feminidad: sensible, segura, ligera, pero indudablemente fuerte.

    Foto cortesía de Balenciaga.

    La nueva mujer Balenciaga: natural, espontánea, real según Pierpaolo Piccioli

    En las imágenes no hay artificio. Tougaard aparece descalza, recostada sobre una cama desordenada, con la serenidad de quien no necesita demostrar nada. La ropa —tops cortos, bermudas amplias, siluetas relajadas— respira libertad. Todo se siente más humano, más íntimo. Es el retrato de una mujer que encuentra poder en la pausa y elegancia en la naturalidad.

    Piccioli lo explica con su tono habitual: ‘Quería capturar una belleza que no se impone, sino que sucede. Una humanidad delicada, una verdad sin filtro’.

    Los íconos que permanecen en la maison

    El legado también tiene su espacio. En un gesto cargado de respeto, el diseñador reintroduce dos bolsos que marcaron distintas eras de la casa: el Rodeo, creación de Demna, ahora reinterpretado con charms personales, y el City bag, presentado en 2001 por Nicolas Ghesquière, que reaparece con nueva sobriedad.

    Más que mirar atrás, Piccioli propone una conversación entre pasado y presente. —Una declaración elegante de continuidad: lo clásico no se descarta, se transforma.

    Foto cortesía de Balenciaga.

    La sensibilidad como manifiesto por Pierpaolo Piccioli

    Balenciaga entra así en una nueva era. Las imágenes, bañadas por la calidez de la luz y la quietud de los cuerpos, parecen decir que la fuerza no siempre necesita ruido. La maison, conocida por su arquitectura sartorial y su experimentación radical, ahora se abre a una interpretación más emocional de la elegancia.

    ‘Esta campaña’, explicó la firma en un comunicado, explora la tensión entre juventud y austeridad, sofisticación y espontaneidad. Una forma de entender que la belleza también puede ser una emoción.’

    Foto cortesía de Balenciaga.

    Pierpaolo Piccioli no solo viste a una nueva mujer Balenciaga: la narra, la celebra, la hace respirar. Su primer gesto al frente de la casa francesa marca un antes y un después —una Balenciaga más humana, más cálida, más cercana al alma.

    Porque en su visión, la verdadera revolución no está en romperlo todo, sino en volver a sentir.

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