domingo, junio 15, 2025
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    Reiki: la tendencia wellness que va más allá del cuerpo

    Una pausa energética que te devuelve al centro.

    En un momento donde el self-care se ha convertido en una necesidad —y no en un lujo— prácticas como el Reiki emergen con fuerza en el mundo del bienestar. Pero a diferencia de una clase de yoga, un facial o una meditación guiada, el Reiki opera en un plano más sutil: el de la energía.

    ¿Su promesa? Restaurar el equilibrio del cuerpo, calmar la mente, desbloquear emociones estancadas y reconectar con lo esencial. Todo, a través de algo tan delicado como la imposición de manos.

    ¿Qué es el Reiki y cómo funciona?

    El Reiki es una técnica japonesa que canaliza la energía vital universal a través de las manos del practicante hacia el receptor, sin necesidad de contacto físico. Su objetivo no es intervenir ni curar directamente, sino activar la capacidad natural del cuerpo para autosanarse. Es un reajuste energético que ocurre desde adentro hacia afuera, como si el sistema energético se reordenara amorosamente para recuperar su flujo natural.

    La sesión ocurre en un ambiente de calma. El paciente permanece recostado, con los ojos cerrados, mientras el practicante guía sus manos por distintas zonas del cuerpo. Algunos sienten calor. Otros, hormigueo o una emoción inexplicable. Y muchos, simplemente, una profunda paz.

    ¿Cuál es el origen del Reiki?

    El método fue desarrollado por Mikao Usui a comienzos del siglo XX, tras un retiro espiritual en el monte Kurama, en Japón. Inspirado por enseñanzas budistas y el enfoque oriental del flujo energético (Ki), Usui creó una técnica sencilla, abierta y profundamente espiritual.

    Su filosofía comparte raíces con disciplinas milenarias como la medicina tradicional china o el Qi Gong, que sostienen que el desequilibrio energético es el origen de muchas enfermedades. El Reiki se convirtió así en una herramienta para restaurar esa armonía perdida.

    ¿Qué beneficios tiene el Reiki para la salud?

    Aunque el Reiki no reemplaza tratamientos médicos, sí puede funcionar como complemento efectivo. Su enfoque integral —cuerpo, mente, emociones y espíritu— hace que sus beneficios se sientan más allá de lo físico.

    • Reduce el estrés y la ansiedad: al inducir un estado profundo de relajación, ayuda a apagar el ruido mental.
    • Alivia dolores físicos: como migrañas, cólicos menstruales, contracturas o artritis.
    • Mejora la salud emocional: equilibra emociones, alivia bloqueos y potencia la autoestima.
    • Refuerza el sistema inmune: al recuperar el equilibrio interno, el cuerpo se vuelve más resistente.
    • Aumenta la concentración y la claridad mental: ideal para tiempos de dispersión y agotamiento.
    • Mejora el sueño y el estado de ánimo: sus efectos pueden sentirse incluso días después de la sesión.

    ¿En qué consiste una sesión de Reiki?

    Una sesión dura entre 45 y 60 minutos. El receptor se acuesta con ropa cómoda, mientras el practicante coloca sus manos suavemente sobre o cerca del cuerpo. No hay intervención física, solo presencia, intención y energía.

    El Reiki puede aplicarse también a distancia, a animales, plantas o incluso a situaciones emocionales del pasado o futuro. Porque su energía es universal, no conoce límites físicos.

    Es, en esencia, una terapia silenciosa y profundamente intuitiva. Una pausa dentro del caos. Un reencuentro con lo sutil.

    Más que una tendencia, el Reiki es una invitación. A parar, a sentir, a sanar desde un lugar que no necesita explicación racional. En tiempos donde la productividad parece ser el valor supremo, Reiki nos recuerda que el verdadero bienestar también se encuentra en lo invisible: en el equilibrio, en la energía, en el alma tranquila.

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