viernes, julio 26, 2024
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    Abuso de poder en la sociedad y contra las mujeres

    Un fenómeno que sigue en aumento y que no tiene intención de detenerse.

    En 1982, la artista Jenny Holzer iluminó una valla publicitaria en Times Square, Nueva York, con un lema: «El abuso de poder no es ninguna sorpresa». La obra fue recordada hasta ahora y desde entonces se ha reproducido esta frase en países de todo el mundo. Sin embargo, 42 años después, los abusos de poder siguen provocando sorpresa.

    Hoy recordamos un caso que conmocionó a la población británica y desveló una trama de atrocidades por parte de la policía. Se trata del asesinato de Sarah Everard en marzo de 2021. Fue a manos del agente metropolitano de Londres Wayne Couzens quién secuestró, violó y asesinó a Sarah cuando volvía a casa tras ver a una amiga. 

    Cuando saltó a los medios, la noticia llevó a las autoridades a abrir una investigación que lideró la abogada escocesa Lady Elish Angilioni. Reveló un rastro de delitos, no solo del policía asesino, si no del entramado de las autoridades entre los que se incluyen el presunto secuestro y agresión sexual a un niño, que condujeron al asesinato de Sarah. 

    Manifestación feminista

    Todos los delitos pasados de Wayne Couzens constituyen una lectura espeluznante, pero para muchas mujeres, las señales de alarma que se han pasado por alto no son ninguna sorpresa.

    La abogada escocesa Lady Elish Angilioni concluye que Couzens nunca debería haber sido policía, aunque eso ya lo sabíamos. Lo que no sabíamos era la profundidad y depravación de los presuntos delitos que comenzaron hace casi treinta años e incluyen el intento de secuestrar a alguien a punta de navaja, la violación de una mujer bajo un puente y la exhibición indecente. El informe es la primera parte de la investigación sobre este tema encargada por el Ministerio del Interior.

    Mirar para otro lado se convirtió en un acto sistemático

    El ex-policia ya fue denunciado a la policía ocho veces por exhibicionismo en los años anteriores al asesinato de Sarah Everard, en marzo de 2021. El último incidente denunciado fue apenas tres días antes. Se sabe que el exhibicionismo es un delito de entrada que puede conducir a delitos sexuales más violentos, pero históricamente se ha pasado por alto y no se ha investigado lo suficiente; en el caso de Couzens, tres fuerzas distintas no investigaron y dejaron que el ex-agente siguiera ejerciendo su profesión. 

    La agresión no siempre es directa. Los datos de la Oficina Nacional de Estadística muestran un aumento del 40 % en los delitos de exhibicionismo entre 2016 y 2021. El informe más reciente -hace casi cuatro años- revelaba que mujeres y niñas eran expuestas más de 200 veces a la semana. Es probable que esa cifra haya aumentado, ya que los agresores se sienten envalentonados por la falta de represalias.

    Caso de Sarah Everard, la británica asesinado a manos de un policia.

    La policía no está de nuestro lado

    A pesar de que la policía y los políticos propagan agresivamente el discurso de «unas pocas manzanas podridas«, la confianza pública en la policía es comprensiblemente baja. El agente del policía metropolitano David Carrick resultó ser uno de los peores delincuentes sexuales de la historia moderna. También él «había llamado la atención de la policía metropolitana y de otras fuerzas en nueve ocasiones antes de octubre de 2021».

    Tras la investigación de Angiolini, un dirigente policial se declaró «horrorizado» ante el «catálogo de oportunidades perdidas y señales de alarma», pero esa conmoción es en sí misma un privilegio. El movimiento #MeToo de 2016 reveló el alcance y la tolerancia de la misoginia y la violencia contra las mujeres y las niñas en casi todos los rincones de la sociedad. 

    Todavía estamos lidiando con el alcance y la gravedad de los crímenes cometidos por depredadores a los que se permitió actuar durante años. No fueron investigados, pero desde luego no eran desconocidos.

    Lo que la policía ha considerado violencia de bajo nivel contra mujeres y niñas no se ha tomado en serio, si es que en algún caso se ha investigado. Harriet Wistrich, abogada y directora del Centre for Women’s Justice (Centro por la Justicia de las Mujeres), afirma que no solo es necesario responsabilizar mejor a los agresores, sino también a quienes «no denuncian las irregularidades y a los jefes que no erradican la cultura misógina dentro de las unidades policiales». Este sentimiento no debe reservarse al cuerpo de policía.

    El sexismo ha otorgado una posición de poder a los hombres

    La cultura del silencio y la tolerancia tóxica ha impregnado todas las industrias. Lo hemos visto en casos sonados como los de Harvey Weinstein, Donald Trump y, más recientemente, Russell Brand, pero ¿qué ocurre con los delitos no cometidos por famosos que quizá nunca salgan a la luz y, desde luego, no ocuparán las portadas de los periódicos?

    La aceptación generalizada del sexismo ha protegido a los ya poderosos; y otorgado a los hombres de todos los niveles una posición de poder. Los abusos no se limitan a los titanes de la industria, como ya saben todas las mujeres a las que un directivo ha rozado «accidentalmente« o apretado la rodilla.

    El esperado informe pide que se revisen los sistemas de investigación de antecedentes de la policía, pero supone un ligero alivio para quienes han sido objeto de violencia, abusos y acoso. Por supuesto, no todos los policías son delincuentes, pero una organización que no identifica a los maltratadores en sus filas no puede sorprenderse de que se propague una cultura de desprecio hacia las mujeres. 

    Lo vemos en los bajos índices de persecución de los delitos contra las mujeres, que han llevado a que una de cada dos mujeres se sienta insegura al caminar sola por la noche en una calle tranquila cerca de su casa, según datos de la ONS.

    «Prácticamente a todas las víctimas de violación se les niega la justicia», muestra un informe sobre los resultados de la justicia penal en delitos sexuales elaborado por Saunders Law. El mismo estudio encontró un aumento del 68% en las violaciones desde 2016-2017, sin embargo, de los desgarradores 67.938 casos que la policía registró entre octubre de 2022 y septiembre de 2023, solo 1.631 fueron acusados, apenas el 2,4% de todos los casos.

    El 90% de las violaciones no se denuncian

    Rape Crisis England and Wales señala que 5 de cada 6 mujeres que son violadas no lo denuncian, y el 38% cita el no pensar que la policía podría ayudar como razón para no denunciar. ¿Podemos sorprendernos? La Policia Metropolitana investiga actualmente más de 1.000 casos de presuntos abusos sexuales y domésticos por parte de sus agentes.

    «La violencia contra las mujeres y las niñas debe ser una auténtica prioridad, y la opinión pública tiene que ver un cambio real», afirma Harriet Wistrich. Mientras eso no ocurra, ¿podemos sorprendernos realmente de que los hombres actúen como si fueran invencibles, alentados por una sociedad que les permite actuar sin temor a la impunidad?

    Pexels

    Texto original: Mischa Anouk Smith

    Artículo originalmente publicado por Marie Claire España

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