viernes, julio 26, 2024
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    Arte y sustentabilidad, ¿cuál es su impacto?

    Como cualquier otra industria, el mundo del arte no está exento del impacto ambiental

    En Artífice Gallery, conscientes del impacto que genera el arte en el medio ambiente, han buscado formas de minimizar la huella de carbono en las creaciones artísticas.

    El arte por sí solo busca reflexionar, incita al diálogo, es el punto de apertura hacia nuevos puntos de vista, así mismo puede generar un cambio social, político, cultural y hasta volverse sustentable.

    De acuerdo con la Comisión Brundtland de las Naciones Unidas se define el desarrollo sostenible como la satisfacción de “las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”, entonces ¿se podría hablar de sustentabilidad en el arte?

    Como cualquier industria, el mundo del arte y su relación con la sustentabilidad tiene claroscuros. Por un lado, están los altos costos ambientales que tienen ciertos aspectos del mercado del arte.

    Las bienales y las ferias anuales generan altas emisiones de carbono como el traslado del arte y de los asistentes de todas partes del mundo, los espacios donde se llevan a cabo gastan mucha energía y los materiales que se necesitan para montarlas generan basura, entre otros.

    El desperdicio “es el lado sucio del negocio del que nadie quiere hablar”, comenta Andrew Stramentov, el director de ROKBOX, un startup inglés que desarrolla cajas para obra reciclables.

    Mientras tanto, las galerías tradicionales generan desperdicio en sus exhibiciones. Así como en las ferias y bienales, hay emisiones de carbono en el traslado de la obra, gasto de papel al imprimir cientos de catálogos y comunicados de prensa para cada exposición.

    Si bien, se trata de una industria contamina, cada vez hay más artistas contemporáneos cuya obra busca generar consciencia sobre el medio ambiente y el cambio climático. Tal vez el expositor más conocido que ha desarrollado este tipo de trabajo es el artista islandés-danés Olafur Eliasson.

    En 2014 instaló 12 bloques gigantes de hielo del mar de Groenlandia en la plaza central de Coppenhagen. Esto significaba que la gente podría ir directamente al hielo, tocarlo y sentirlo y experimentar como se derrite en persona.

    Asimismo, muchos artistas han incorporado técnicas sustentables para la creación de sus obras y así minimizar el impacto ambiental. Como Justin Brice Guariglia, quien desde 2009 se ha dedicado a explorar la relación del hombre con la naturaleza en su trabajo como fotoperiodista, mientras que El Anatsui ha cuestionado las conexiones entre el colonialismo y la extracción, y el desperdicio y la renovación, a través de su elección de procesos y materiales.

    Con la llegada del COVID 19, las industrias (incluyendo la de arte) tuvieron que replantearse la forma de hacer las cosas. Como muchos negocios, el arte tuvo que capitalizar la presencia en línea de sus diferentes componentes.

    Esto sirvió para que los actores se dieran cuenta que el arte se puede hacer, compartir, experimentar e intercambiar de forma digital sin tener que viajar. Surgió un boom del arte digital y la revolución de los NFTs, que plantea un nuevo mercado del arte que promete ser mucho más sustentable.

    Hoy en día, quienes trabajan en nuevas alternativas amigables con el medio ambiente son la Gallery Climate Coalition (GCC) una ONG internacional fundada por galeristas y profesionistas del arte que desarrolla lineamientos de sustentabilidad ambiental para la industria del arte.

    Esta organización pasó de tener doce miembros a 500 en el lapso de un año. Christies se convirtió en patrono de GCC y prometió convertirse en net-cero de carbono para el año 2030. En un entorno mundial que parece retornar poco a poco a la normalidad, está por verse si los integrantes del mundo del arte traducen en acción estos compromisos o solo se quedan en estrategias de publicidad.

    En Artifice Gallery conscientes de la responsabilidad de cuidar el medio ambiente y reducir las emisiones de carbono, llevan a cabo acciones como utilizar papel y cartones reciclados para embalar, compartir espacio de oficina para limitar gastos y consumos de electricidad, apoyar artistas locales –siempre que se consuma local, se reduce la huella de carbono que genera el transporte de bienes y productos–, optimizar rutas de entrega para minimizar el uso de combustible y, por supuesto, ofrecer la posibilidad de ver y comprar la obra sin necesidad de desplazarte de tu casa.

    Las fundadoras de Artifice Gallery

    Paulina Gil. Licenciada en Derecho por el ITAM y con maestría en derecho en The Fletcher School of Law and Diplomacy, de la Tufts University, en Boston, Massachusetts, trabajó durante la primera parte de su carrera en distintos y destacados despachos de abogados y fondos de inversión. A lo largo de su vida, ha estado muy involucrada en el mundo del arte a través de su familia y amigos artistas y coleccionistas. Al empezar a coleccionar de manera individual, se dio cuenta de la necesidad de que el arte fuera accesible para un mayor número de personas, de limitar las limitaciones y que se entienda el arte como una inversión a futuro y a la vez impulsar artistas emergentes.

    Adriana Méndez. Licenciada en Derecho por la Universidad Iberoamericana. Posteriormente estudió una maestría de periodismo en la Universidad de Westminster en la Ciudad de Londres, Inglaterra. Ha trabajado en medios de comunicación como CondeNast y The Economist en Londres, y posteriormente en Grupo Imagen en Ciudad de México, donde realizó proyectos de investigación y reportajes relacionados con estilo de vida, cultura y arte.

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